DON CARLOS IBAÑEZ DEL CAMPO Y LINARES

05-07-2022


Mi amigo Luis Valentín Ferrada, en nuestras conversaciones en su solariega casa de Abrànquil, suele reprocharme, cordialmente, que “no le tengo aprecio a don Carlos Ibáñez”. Pero además, a raíz de algunos desmentidos que hago en la prensa, por errores históricos en que incurren los que “escriben a la cundidora”, me ha dicho que soy “poco misericordioso” en mis notas aclaratorias.
Asumo ambas imputaciones, aun cuando, en lo referente a Ibáñez, debo decir que en 1977 (Dios mío, hace casi medio siglo) atravesé la plaza de Linares, desde el Liceo de Niñas, donde era profesor, para conversar con el Alcalde de Linares de ese entonces, el muy enérgico Luis Navarrete Carvacho y comentarle que se aproximaba el centenario del natalicio del Presidente Ibáñez y era menester recordarlo. De esos afanes surgió la traída del busto ubicado en la Plaza que, estoy cierto, no cumple con la ley de alzarle un monumento al gobernante.
Es más: en octubre y noviembre de 1977, publiqué varios artículos en El Heraldo titulados ”Carlos Ibañez del Campo, el Gobernante Visionario”, toda vez que inició los primeros contactos con los pueblos indígenas del sur, previendo un conflicto a futuro (y vaya si tuvo razón), impulsó políticas de regadíos y la construcción de embalses, cuando el agua “era tan abundante como las piedras” como dijo un parlamentario, reprochando el alto gasto que significaban esas represas al erario nacional y que “beneficiaba a los dueños de fundo”.
Pero don Carlos fue profeta en su tierra. Un contertulio de la reunión a la cual alude Luis Valentín habría dicho que don Carlos, en sus candidaturas, ganaba en todas las provincias del país, menos en “su casa”, donde perdía “frente a otros afuerinos”.
Creemos que el exponente de esos datos quien transita por sendas históricas extraviadas. Vamos a nuestro archivo: don Carlos fue candidato en cuatro oportunidades durante su larga vida política: en 1927 es postulante único a la Moneda. Fue clarito en sus advertencias: iba a “depurar” el país. El periódico La Estrella de Linares publicó varias veces en mayo de 1927 una advertencia elocuente: “El que no vota por el Coronel Ibañez será traidor a Linares”. Aquí obtuvo 2.715 votos y su más cercano oponente, Luis Rafael Gumucio, logró 3 sufragios. En Parral recibió 1939 preferencias y Blanco Viel alcanzó 59 papeletas y en Loncomilla, se adjudicó la totalidad de los sufragios: 1517. Junto con Ibañez se inscribieron ocho “valientes” postulantes al sillón. Terminado el proceso (con Ibáñez ganando por el cien por ciento de los votos) y apenas asumió el mando, varios de ellos debieron abandonar apresuradamente el país.
La noche del triunfo, las campanas del Corazón de María se echaron al vuelo. Júbilo indescriptible en las calles del quieto Linares.
Pero la noche del 26 de julio de 1931, cuando Ibañez debió salir de la Moneda por la puerta trasera, ante un país enardecido, las mismas campanas repicaron de regocijo por la caída del “dictador”.
En las elecciones presidenciales del 1 de febrero de 1942, Ibañez enfrentó al radical Juan Antonio Ríos. La contienda parecía fácil para Ríos, pues la muerte de don Pedro Aguirre Cerda idealizó su postulación, pero Ibañez logró el 43.74% de los sufragios y el postulante radical obtuvo el 55.74%, sorprendiendo a los analistas políticos de la época por cuando once años antes, Ibañez había sido expulsado del sillón presidencial.
En Linares, don Carlos logró 6.482 preferencias, superando a Ríos que recibió 5.863 sufragios.
Y finalmente, en la contienda presidencial de 4 de septiembre de 1952, Ibañez (con el romántico nombre de “el general de la esperanza”) alcanzó en 46.79% de los votos, superando largamente a Arturo Matte Larraín quien logró el 27.81% de las preferencias.
En Linares, don Carlos recibió 11.265 votos contra 10.807 de Matte.
En buen castellano, don Carlos Ibáñez del Campo nunca perdió una elección en su tierra natal.
HIJO ILUSTRE
Esta es otra historia: al final de su período (1952-1958) Ibáñez estaba distanciado de sus coterráneos. Se le representaba el no haber implementado un “plan Linares” semejante al que realizó Gonzàlez Videla con su tierra natal La Serena, pero es sabido que cada obra que intentó impulsar era discutida, rebatida y hasta rechazada por los linarenses. De ello hay varios ejemplos.
Ahora bien, el 3 de abril de 1958 Ibañez visitó Linares, siendo recibido en el municipio por el Alcalde Irineo Badilla quien le entregó una medalla de metal en gratitud por su obra hacia la ciudad. No fue una declaración de Hijo Ilustre ni el Alcalde Badilla hizo alusión a ello en su discurso, publicado en El Heraldo del 4 de abril de1958. Pero el 25 de octubre de ese año, a un mes de expirar su mandato, se le ofreció un banquete en el Club de la Unión, en el cual Bernardo Iribarren le entregó un pergamino diseñado por Pedro Olmos con las firmas de varios linarenses.
Sin embargo, el actual alcalde de Linares, don Mario Meza, apenas asumió su primer periodo, nos manifestó su intención de hacer justicia a esta omisión a la memoria del Ex Presidente de Chile. Nos encargó, con Manuel Quevedo, ordenar la confección de un artístico pergamino declarando HIJO ILUSTRE DE LINARES a don Carlos, similar al que recibieron en Villa Alegre los Hijos Ilustres de esa comuna (Josè Miguel Insulza, Héctor Noguera, Arturo Aylwin, Felipe Camiroaga, etc.). Cumplimos con esta honrosa misión gracias al talento del artista talquino Claudio Marchant. Se espera que la autoridad comunal formalice, aunque sea póstumamente, este reconocimiento.

Jaime Gonzàlez Colville
Academia Chilena de la Historia

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/don-carlos-ibaez-del-campo-y-linares | 28-03-2024 10:03:20