EL MEJOR DÍA DEL AÑO

08-06-2021



José Antonio Godoy Rojas, quien vive en situación de calle, no estaba enterado de las elecciones del día 16 de mayo
La mañana del domingo 16 de mayo, José Antonio Godoy Rojas salió de la casa abandonaba de la calle Tarapacá, en donde había dormido la noche anterior, sin tener la menor idea de lo que estaba pasando en el país.
Con su paño y su balde, caminó tres cuadras hasta el supermercado Unimarc de la calle Latorre y se sorprendió al encontrarlo cerrado. Desde hacía unos meses que se le había hecho costumbre ir a pedir agua y pan, pero esa mañana, frente al telón de metal que tapaba la entrada, no tuvo más remedio que resignarse al hambre. No era la primera vez que lo hacía, se había vuelto un sentimiento común desde que dejó de recibir el sueldo que le hacían los profesores del Liceo Bicentenario Santa María por limpiar y cuidar sus autos. Ya era más de un año que se habían suspendido las clases y José había pasado de lavar más de 15 autos diarios a solo tres en sus días de suerte.
Así pues, se alejó del supermercado y se encaminó hacia el liceo pensando que se encontraría pocos autos. Por eso se asustó cuando vio que eran muchos, muchísimos los que estaban estacionándose en esa calle. Vio personas entrando y saliendo del liceo, vio jóvenes y viejos, gente sola y acompañada, hasta militares había. José no entendía nada, pero no le importaba, la sorpresa del impacto se había convertido en alegría de tan solo pensar en todo lo que iba a ganar con esos autos.
Lavó todo tipo de autos. Empezó con la camioneta roja de un hombre canoso que vestía de terno y corbata, siguió con un auto coreano con cambio de volante, después un sedán gris que manejaba una muchacha, un auto azul con forma de huevo de una señora que venía con un niño.
Entre tanto apuro, llevaba horas trabajando sin saber lo que pasaba dentro del liceo y no fue sino hasta cuando llegó una profesora que él conocía y le habló sobre las elecciones, que José se enteró de lo que estaba pasando y de su desencajada mandíbula floreció una sonrisa.
José nunca se había inscrito para votar, así que creía no que estaba habilitado para hacerlo, además no sabía qué era lo que se estaba votando en ese momento, pero tenía la seguridad de que sería algo bueno para el país. Pensaba que las votaciones eran lo mejor para el pueblo, porque por algo la gente elegía a los políticos que elegía y los políticos eran políticos porque querían ayudar a la gente; no podía entenderlo de otra forma.
Con esa alegría siguió trabajando por horas, hasta que llegó la noche y no hubo más autos que pudiera limpiar. Contó el dinero, tenía treinta mil pesos entre las manos. Sonrió y se encaminó a la misma casa abandonada de la calle Tarapacá en donde había dormido la noche anterior. Mientras cruzaba por la Plaza Arturo Prat vio un grupo de gente con banderas y bengalas, estaban celebrando. José no supo quién ganó las elecciones, pero esa noche se acostó contento en el colchón que tenía apoyado en el suelo. Había sido el mejor día del año.


Ítalo Merino Sciaraffia









http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/el-mejor-da-del-ao | 20-04-2024 08:04:22