La vergüenza de llegar a Chile

10-06-2021



En febrero pasado viajé a Chile con mi esposa. ¡Qué alegría poder estar todo un mes en mi patria!, eso pensaba durante las 6 horas de vuelo entre Bogotá y Santiago.
Aterrizamos y comenzamos a padecer una situación que relataré con objetividad, con total objetividad. Porque, estoy seguro, no sólo es posible ser objetivo sino que es un deber serlo. Sobre todo, si se tiene el privilegio y la responsabilidad de contar con una tribuna.
Todos los pasajeros llegamos a una especie de pasillo, largo, interminable, en el cual había militares armados con metralletas. Por cierto ninguno de ellos era Oficial, Cabo Primero ha de haber sido el de mayor rango. ¿Han podido observar la escondida felicidad que experimenta un suche cuando tiene oportunidad de "ser autoridad"?... (y nada de subjetivo tiene mi aseveración, es resultante de 69 años de observación de la conducta humana). ¿A quién o qué custodian estos soldados?, era la pregunta obvia... aún me lo pregunto, no había nada valioso que custodiar, nada, créanme. A no ser que algún iluminado creyera que los pasajeros perpetraríamos algún acto terrorista.
A un costado del pasillo en que fuimos confinados había mesas frente a las cuales había que detenerse y exhibir Prueba PCR, inscripción en Programa de Seguimiento, entregar información acerca del propósito de mi "visita" A MI PATRIA, lugar exacto de mi residencia, teléfono celular, correo electrónico, obligatoriedad de cuarentena de 10 días... Trámite largo, personal del Ministerio de Salud mal humorado, con pésimo trato ante cualquier consulta que un pasajero tuviera la mala idea de atreverse a hacer. En fin, era llegar a Chile y sentir perplejidad, asombro, vergüenza, rabia, mucha rabia. Llegar al aeropuerto en Santiago fue sentir poco menos que se era un delincuente y que el trato hostil que recibimos era una especia de castigo que seguramente merecíamos por tener la osadía de llegar a Chile. Ah!, por cierto, nuevamente la misma empírica comprobación: cuando a un suche (empleadito fiscal de bajo rango) se le da la oportunidad de "ser autoridad", lo disfruta internamente y parece encontrar la ocasión soñada para vomitar su resentimiento por su bajo sueldo, un trabajo tedioso, sin aspiraciones de ascensos significativos. En fin, oportunidad perfecta para "desquitarse" tal vez por tener que atender a los que sí podemos viajar, y qué se yo qué otros resentimientos que un suche vomita "cuando es autoridad".
Por fin, pasamos con mi esposa el largo y mal humorado interrogatorio de la funcionaria (Kafka describe genialmente a esos funcionarios). Por fin había terminado una imbécil pesadilla. Ya explicaré por qué es imbécil intentar controlar al COVID con tales medidas. Caminamos, podríamos comenzar a disfrutar haber llegado a mi Chile... doblamos en otro pasillo y, aunque no lo crean, había otra "alta funcionaria" que, de verdad, no es broma, continuaba con la revisión... DE LO MISMO QUE YA NOS HABÍAN REVISADO. En serio, DE LOS MISMOS PAPELES QUE YA NOS HABÍAN REVISADO. Le dije "Señorita, 20 metros atrás ya nos revisaron lo mismo"... si no le gusta, no viaje en pandemia, fue su gentil respuesta... ¿Ven que tengo razón?, la peor pesadilla es tener que encontrar a un suche en tu camino. Claro, en este caso era una sucha. En fin, sabido es que es más fácil entenderse con un General que con un Cabo.
Aún con todas esas medidas, agreguen cuarentenas, toques de queda, prohibiciones varias, la tasa de contagios en Chile no es significativamente menor que en otros países que han comprobado que tales medidas restrictivas no sirven mayormente, epidemiológicamente hablando. Las personas ya no respetan, por cansancio y hastío, que se pretenda continuar coartando libertades básicas y esenciales. Porque es básico y esencial poder ejercer mi derecho constitucional a desplazarme libremente, reunirme libremente. Y lo que es peor, cuando todos tenemos claro que Piñera ha visto en la pandemia un subterfugio para aminorar las posibilidades de mayores protestas sociales.
No hay fenómeno social más nocivo que "un gremio" que tenga la ocasión de "hacerse imprescindible". En este caso, los epidemiólogos. Una cosa es su innegable contribución sanitaria en medio de esta pandemia. Asunto muy diferente es que pretendan controlar y dirigir nuestra vida como si la única variante a considerar fuera la sanitaria - epidemiológica. Más aún cuando ya hay plena conciencia que las cuarentenas prolongadas NO SIRVEN PARA DISMINUIR significativamente la tasa de contagios. Y también hay que considerar que hay otros aspectos igualmente importantes a considerar. Lo psicológico es a lo menos tan relevante como no contagiarse. Y, por último, habrá un número de personas que con o sin cuarentenas no van a respetar el uso correcto de la mascarilla ni el distanciamiento social. Y, si tales personas insisten en contagiarse, pues que se contagien.
Otro aspecto tan importante como todo lo anterior es la economía del país. Si no se reactiva y el Gobierno piñerista insiste en mezquinar las ayudas a tantas familias que no han podido trabajar normalmente, quedamos en una situación de inviabilidad y cada vez más propensos a nuevos estallidos sociales.
Hace dos días y producto de mi trabajo como conferencista, he viajado con mi esposa hasta Brasil. Como las líneas aéreas tienen suspendidos los vuelos directos Bogotá - Sao Paulo, tuvimos que viajar hasta Panamá y desde ahí a Sao Paulo. Y sobre aquello es necesario destacar lo siguiente:
Aterrizamos en Ciudad de Panamá y pensé encontrar una situación de híper controles, similares a los imbéciles, inútiles y exagerados controles chilenos. Sin embargo, y bendito sea Dios, encontramos una situación tan distinta. Al pasajero los panameños lo reciben de excelente manera. Amables, incluso cariñosos. NI SIQUIERA NOS OBLIGARON A PASAR POR MIGRACIÓN. Ellos aún respetan el antiguo y amable sistema que indica que a un pasajero en tránsito no se le obliga a pasar por migración y que, muy por el contrario, se le recibe con alegría y se le invita AMABLEMENTE a recorrer el Duty Free. Pero no fue todo, fueron mucho más allá y nos permitieron recorrer CON TOTAL LIBERTAD TODO EL ENORME AEROPUERTO. Y en ningún instante apareció un suche pretendiendo pedir hasta la Fe de Bautismo, tampoco apareció una sucha pocos metros después queriendo recontrolar lo recién controlado por el suche que la antecedió.
Llegamos, finalmente, a Sao Paulo. Con mi esposa llevábamos nuestro examen PCR, tal vez aparecería algún suche o alguna sucha... ¡Nada nos pidieron!, sólo oímos un muy amable BEMVINDOS AO BRAZIL y una sonrisa cariñosa en policías y agentes aduaneros... ¡Qué diferente a la imbécil actitud chilena!... CHILE, QUÉ VERGÜENZA SIENTO!!!
Lo que más me avergüenza es la prepotencia, pero me avergüenza doblemente cuando la prepotencia resulta ser completamente no sólo innecesaria sino que inútil pues la tasa de contagio en Chile NO ES SIGNIFICATIVAMENTE MENOR QUE EN BRASIL. Hablo de la tasa de contagios. Obviamente, con más de 230 millones de habitantes, en Brasil hay más contagiados. Pero la tasa es similar.

Raúl Álvarez Vega, psicoanalista y conferencista

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/la-vergenza-de-llegar-a-chile | 26-04-2024 02:04:51