NO DA LO MISMO POR QUIÉN VOTAR

14-05-2021




Mucho antes del 18 de octubre de 2019 nuestro país comprendió que la Constitución de 1980, escrita en dictadura, actúa más como una camisa de fuerza que como un contrato social que nos permita vivir en condiciones de paz social, dignidad y justicia. Muestra de ello son las múltiples reformas que se efectuaron tras el retorno a la democracia.

Sin embargo, no fueron suficientes. Y no lo fueron principalmente porque la Constitución es una trampa en sí misma pues sus quórum supramayoritario y sus leyes orgánicas constitucionales impidieron concretar cambios profundos para las grandes mayorías y mantuvieron a un grupo privilegiado recibiendo los beneficios del exacerbado protagonismo que tiene el mercado respecto del Estado en la Constitución que aún nos rige, y que no garantiza derechos sociales para que todas y todos podamos desarrollarnos con igualdad en nuestro país.

Mucho antes de ese octubre, desde diversos movimientos políticos hemos exigido un cambio constitucional y pedíamos que ese cambio fuera mediante un mecanismo democrático y participativo. La idea no prosperó hasta que la Presidenta Bachelet organizara el Proceso Constituyente para redactar la nueva Constitución de nuestro país. Viví de cerca ese proceso, como Coordinador Nacional de la Etapa Participativa del proceso, trabajando y observando cómo a lo largo de todo Chile se realizaban encuentros locales autoconvocados y cabildos tanto provinciales como regionales.

Esa iniciativa no terminó en una nueva Constitución, sin embargo, fue una de las semillas que demostró que la participación trae consigo frutos que revitalizan las democracias. Los resultados de esos encuentros y cabildos, en el Maule Sur, son decidores. La ciudadanía pedía respeto. El mismo respeto que en octubre de 2019 salió a exigir en masa y que ratificó en el Plebiscito del que participamos un año después.

Pero la votación histórica del Apruebo no es patrimonio de todos los sectores políticos de este país. Hace no tanto tiempo había políticos que llamaban a rechazar la idea de cambiar la Constitución defendiendo un legado social y económico que no alcanzó para todas y todos.

Esos políticos y grupos de poder que no querían que las cosas cambiaran tampoco lo quieren ahora y sin embargo, muchos de ellos están buscando un cupo en la Convención Constitucional con el único afán de mantener todo tal como está, mantener los privilegios para unos pocos y la dificultades para muchos.

Por eso decimos con fuerza que no da lo mismo ir votar o no. Y más importante aún, no da lo mismo por quién votar. No da lo mismo votar por alguien que quiere integrar la Convención Constitucional para bloquear los cambios.

La Convención Constitucional es el lugar donde nos permitiremos, entre todas y todos construir un Chile que comience a resolver sus problemas actuales mirando hacia el futuro. Es el lugar donde nos atreveremos a soñar con el país que queremos dejar a las futuras generaciones y donde emparejaremos la cancha para quienes han debido jugar con reglas injustas.

La Convención Constitucional es el lugar donde el diálogo debe primar y las voces de todas las regiones y los territorios deben hacerse escuchar. Es el lugar donde la democracia se hará real, por primera vez, en el texto que nos regirá a todas y todos y, sobre todo, es el lugar donde mujeres y hombres escribiremos en igualdad de condiciones, donde podremos equilibrar los poderes de las regiones respecto de la capital y atenuaremos el poder del Presidente para dar paso a un sistema de Gobierno más equilibrado.

La Convención Constitucional es un lugar para todas y todos los que sueñan con un país más digno y más justo. La Convención Constitucional es nuestra oportunidad, no la podemos desperdiciar.

Ricardo Montero Allende,
Abogado

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/no-da-lo-mismo-por-quin-votar | 29-03-2024 12:03:41