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Opinión 28-12-2021
LOS CHILENOS SE ABURRIERON

LOS CHILENOS SE ABURRIERON
Un extraño y aún no explicado fenómeno atraviesa la política nacional: un joven de 35 años, que hace un tiempo combatía en las barricadas de Santiago, en el llamado “estallido social”, de pronto, casi asombrosamente, es elegido Presidente de la República.
Deme Ud. los argumentos que estime pertinentes para este hecho inusual en nuestra historia cívica. Que el adversario de al frente era demasiado confesional, que pretendía “meterse en la cama” de los ciudadanos, que era un religioso casi fanático. Perfecto, se lo creo. Pero no fue ese candidato el que perdió con el postulante de Magallanes. Contra el joven de barbas, tatuajes y que no usa corbata, se enfrentó todo el espectro político de Chile.
Los ciudadanos se cansaron, se hastiaron de una situación estéril. No diré si razonable o equivocadamente, pero se aburrieron de ver siempre las mismas caras trasnochadas de los parlamentarios, que prometen en provincia y callan en el congreso, de los que llevan años en sus reelecciones con actitudes altaneras, frases rimbombantes y posiciones arrogantes, que sacan leyes en pocas horas cuando éstas les favorecen, pero demoran, alargan y “hacen tiempo” con las que benefician al ciudadano. Y aquí caen los de derecha, izquierda, centro, de la punta, de la esquina y los de allá. No se exime nadie.
El chileno se hastió de los arreglines entre las paredes del hemiciclo, de la mezquindad en perjuicio del ciudadano sin voz ni opción, mientras que los patrones de la democracia recibían suculentos cheques solo para bencina, el chileno simple, sencillo y sin influencias ni poder, apenas lograba parar la olla.
Frases, palabras, promesas, parlamentarios con show increíbles para inhibir un acto administrativo, de congresales usando capa a lo Superman o quienes argumentaban con canciones en temas de alto interés, reventaron al elector. Y lo indignaron porque hay leyes que duermen por años en los archivos del Congreso y ningún integrante de ese poder del estado se ha ofrecido para hacer un sacrificio y sacarlas a flote.
Entonces, entre postulantes a la más alta magistratura, hubo quienes ensalzaban su humilde origen como sólido baluarte (¿cuántos no lo tienen en Chile?) o que hicieron campaña desde un cómodo departamento en Estados Unidos, sin que ninguno renunciara a los antiguos cánones de la vieja comadrona de nuestra política. El elector se cansó, tiró el mantel de la mesa y decidió votar por un joven, sin pasado (y tal vez, lo decimos “en buena”, sin porvenir) porque los líderes actuales están encallecidos y endurecidos en sus posiciones. Ministros, senadores, diputados, alcaldes de dudosa trayectoria, con decenas de promesas incumplidas, ofertones presidenciales de última hora, nada de eso convenció a millones de electores que estaban hasta la coronilla de ver los mismos rostros de hace treinta años, escuchando similares monsergas, que se plantean como salvadores de una democracia tan efímera como sus promesas.
Entonces, lo sucedido, la elección arrolladora del joven magallánico, luchador de las calles, con o sin razón, como Ud. quiera llamarlo, inexperto,(totalmente de acuerdo), que usa tatuajes, que quizás aún no sabe, estamos ciertos, en qué lio se metió, es producto de un voto de rechazo al odioso y farandulesco círculo en que se desenvuelve la política chilena. Hoy, dirigentes de diversos partidos, todos con Presidentes de Chile en su historia que dejaron un pobre legado, golpean por estos días las puertas de la oficina del Presidente electo. “No buscamos cargos”, dicen con sospechosa reiteración, pero ahí están, por si acaso, para seguir moviendo los hilos de titiritero que han dado vida a nuestros magros políticos.
Tal vez al actual Mandatario electo no le vaya tan bien, presumiblemente tendrá tropezones y más de alguna caída; no lo sabemos. Pero sí es cierto y evidente que, con su sufragio, más de la mitad de los chilenos tiró por la borda a los políticos de antaño y ogaño. En un decir conocido, aun cuando no tan académico, al votante “le sacaron los choros del canasto”.
Charles Chaplin escribió: “Sólo soy, sólo sigo siendo una sola cosa: un payaso. Eso me pone en un plano más alto que cualquier político”.
Jaime González Colville Academia Chilena de la Historia
Freddy Mora | Imprimir | 1147