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martes 15 de julio del 2025
Social 28-07-2022
Ciencia y tecnología

Fin del COVID-19: ¿por qué son necesarias las vacunas inhalatorias o nasales para terminar la pandemia?
Cuando surgieron las vacunas contra el COVID-19 el virus no era lo que es hoy. Si al comienzo no tuvo gran mutación, todo cambió al presentarse la variante Alfa. Desde ese entonces, en los primeros meses de 2021, la profunda evolución del virus es la responsable de la continuación de la pandemia.
Las vacunas intramusculares disponibles han colaborado a la disminución de las hospitalizaciones y muertes durante la segunda mitad del 2021. Se estima que desde enero de ese año se han evitado alrededor de 20 millones de fallecimientos en el mundo. La sociedad iba ganando la batalla contra el virus pero luego llegó Omicron con una diversidad de subvariantes que fueron ganando terreno, hasta alcanzar la actual, BA.5, que cuenta con la mayor aptitud, ventaja de crecimiento y evasión inmune desde el comienzo de la pandemia. Hoy es la responsable de una nueva ola de infección a nivel mundial y en gran medida se debe a que muchas personas se han colocado 3 o menos dosis de las vacunas disponibles. Esta situación hace que se hayan incrementado nuevamente las hospitalizaciones y también las muertes a raíz de la enfermedad.
Mientras el virus continúa con su mutación, los laboratorios trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevas formas de vacunas. Se trata de las vacunas inhalatorias o nasales, que ante infecciones como la del SARS-COV2 son altamente prometedoras. Al ser el COVID una enfermedad principalmente respiratoria, la capacidad de las vacunas inhalantes o nasales permiten una llegada más directa al tracto respiratorio, alcanzando la tercera línea de defensa del organismo y la que brinda la protección más sólida y mantenida contra la muerte.
Pero la inmunidad celular no es la respuesta más inmediata que se necesita, y neutralizar anticuerpos en un gran nivel parece ser una parte importante del mantenimiento de una alta protección contra las complicaciones que generan fallecimientos. Y aquí gran diversidad de estudios demuestran la importancia de evitar más muertes con la aplicación de las segundas dosis de refuerzos disponibles, según el esquema recibido, en personas de 50 años o más. Estadísticas de los Estados Unidos han demostrado una reducción del 96% de las muertes y una eficacia de protección del 87%.
Se necesita de ahora en más una estrategia de inmunidad de la mucosa reforzada (IgA local, anticuerpos neutralizantes en las vías respiratorias superiores) a través de vacunas nasales o inhalatorias para solidificar las defensas.
Cuando surgieron las vacunas contra el COVID-19 el virus no era lo que es hoy. Si al comienzo no tuvo gran mutación, todo cambió al presentarse la variante Alfa. Desde ese entonces, en los primeros meses de 2021, la profunda evolución del virus es la responsable de la continuación de la pandemia.
Las vacunas intramusculares disponibles han colaborado a la disminución de las hospitalizaciones y muertes durante la segunda mitad del 2021. Se estima que desde enero de ese año se han evitado alrededor de 20 millones de fallecimientos en el mundo. La sociedad iba ganando la batalla contra el virus pero luego llegó Omicron con una diversidad de subvariantes que fueron ganando terreno, hasta alcanzar la actual, BA.5, que cuenta con la mayor aptitud, ventaja de crecimiento y evasión inmune desde el comienzo de la pandemia. Hoy es la responsable de una nueva ola de infección a nivel mundial y en gran medida se debe a que muchas personas se han colocado 3 o menos dosis de las vacunas disponibles. Esta situación hace que se hayan incrementado nuevamente las hospitalizaciones y también las muertes a raíz de la enfermedad.
Mientras el virus continúa con su mutación, los laboratorios trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevas formas de vacunas. Se trata de las vacunas inhalatorias o nasales, que ante infecciones como la del SARS-COV2 son altamente prometedoras. Al ser el COVID una enfermedad principalmente respiratoria, la capacidad de las vacunas inhalantes o nasales permiten una llegada más directa al tracto respiratorio, alcanzando la tercera línea de defensa del organismo y la que brinda la protección más sólida y mantenida contra la muerte.
Pero la inmunidad celular no es la respuesta más inmediata que se necesita, y neutralizar anticuerpos en un gran nivel parece ser una parte importante del mantenimiento de una alta protección contra las complicaciones que generan fallecimientos. Y aquí gran diversidad de estudios demuestran la importancia de evitar más muertes con la aplicación de las segundas dosis de refuerzos disponibles, según el esquema recibido, en personas de 50 años o más. Estadísticas de los Estados Unidos han demostrado una reducción del 96% de las muertes y una eficacia de protección del 87%.
Se necesita de ahora en más una estrategia de inmunidad de la mucosa reforzada (IgA local, anticuerpos neutralizantes en las vías respiratorias superiores) a través de vacunas nasales o inhalatorias para solidificar las defensas.
Freddy Mora | Imprimir | 726
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