Comencé a besar tu frente para compartir
tus sueños y mi admiración con tu mente
procaz, libre y valiente.
Beso tus mejillas, muchas veces
bañadas por lágrimas y ahora secadas
por mis ansias de amarte siempre.
Beso tus sienes golpeadas por pesadillas
de heridas pasadas y con mi magia
abrirlas a los encantos del ensueño
Beso tu cuello de cisne
admirado por las bellas, que no ocultan
sus envidias por tener estirpe tan noble.
Beso tus hombros sensuales
que brillan al tras luz de tu embrujo
como el mejor inicio tentador hacia ti cuerpo
Beso tus modelados senos
que se yerguen al toque de mi boca
para cobijar con su calor mi frente.
Beso tu vientre y ombligo
que ya convulsionados por espasmos y deseos
insisten en ser devorados al mejor felino estilo.
Beso tus nalgas tentadoras y cárneas
semejante a dos hemisferios que desafían
al aventurero a navegar en mar intenso.
Beso tus pies de bailarina que
danzan armónicos al ritmo de mis canciones
para seguir escalando hacia tu cuerpo
Beso deslizando mi lengua por tus piernas
suavemente para desesperar el resto
de tu cuerpo sacudido por estertores de muerte.
Beso tu espalda de seda que con sus escalofríos
me ruegan a recorrer cada sendero
de tus más recónditos deseos.
Beso tus labios temblorosos de rojo encendidos
que no cesan de decirme ¡Te amo!
junto a mis ¡te amo! orlados de besos.
Beso loco de pasión tu intimidad que me brinda
encabritada sus más exquisitos sabores
que me esclavizan a ti para siempre.


Carlos Cabezas Gálvez
Escritor y ensayista