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lunes 14 de julio del 2025
Opinión 20-07-2022
Concerniente a nuestra evolución
Moisés Castillo
Poeta y escritor linarense
Los seres humanos evolutivamente somos errantes en el cosmos hace muchos millones de años.
No existe eslabón perdido, nadie ha perdido nada, nuestro ADN gravita en las estrellas.
Al planeta tierra fuimos traídos de distintos mundos: asteroides, planetas naturales o artificiales ya construidos por el hombre. A la tierra llegamos esclavizados e idiotizados, por otros seres humanos crueles y perversos.
¿Les hace sentido el secuestro y la esclavitud, a que fueron sometidos pueblos africanos e indígenas suramericanos por ingleses, holandeses, españoles, estadounidenses, etc.?
La esclavitud y el vasallaje, son conductas atávicas adquiridas en vidas pasadas. El esclavo no lucha para liberarse de su esclavitud: lo hace, para convertirse en esclavista.
El planeta tierra ha sido poblado y despoblado muchas veces.
Procesos cíclicos del sistema planetario y la vía Láctea, han producido glaciaciones, desertificaciones, hundimientos de territorios en los océanos, extinción de especies animales y vegetales.
Otro tanto ha hecho las guerras nucleares, como la hecatombe que sepultó en el océano pacifico a la Lemuria y en el océano atlántico a la Atlántida, hace más de diez mil años antes de nuestra era.
Para comprender nuestro proceso evolutivo, debemos saber que la muerte es una falacia impuesta como castigo, por las teocracias de nuestros esclavistas. La muerte nunca ha existido. “la materia no se crea ni se destruye” dice la ley de Lavoisier, solo se transforma.
Lo realmente existente es la vida en diversos e infinitos reinos, planos dimensiones e interdimensiones existenciales.
El proceso de agotamiento y colapso de nuestro cuerpo físico, es el transito a una nueva pero misma existencia, mas o menos evolucionada en concordancia con el nivel de desarrollo de nuestras conciencias. Nosotros mismos con nuestras acciones y actos proyectamos nuestro devenir evolutivo.
Los seres humanos fuimos traídos a la tierra en cuerpo espiritual, se nos dotó de cuerpo físico y sexo, con el propósito de que los esclavos nos reprodujéramos, para procrear mano de obra inagotable a nuestros esclavistas.
Oíste decir, “No atesoréis riquezas en la tierra.” El atesorar fútiles riquezas en la tierra no ha conducido a la encrucijada actual: tercera guerra mundial y fin de esta civilización del saqueo y el genocidio. Pero, no es el fin de la vida, la tierra será devastada y repoblada, como el labriego que solo elimina de su huerto las malezas. Es más, una nueva civilización ya ha comenzado a florecer y aromar bajo la cruz del sur. Los encontrareis ocultos en las montañas cultivando tallos, semillas y raíces…
Freddy Mora | Imprimir | 631