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El Diario del Maule Sur
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Opinión 07-05-2021
CUENTOS QUE PARECEN CUENTOS No puedo vivir sin ti

El título me recuerda una canción y sin embargo siento en mi interior una promesa que musité besando suavemente y con timidez tu mejilla sonrojada en el primer beso.
Un ósculo casi de inocentes niños.
Pero, lo que hoy cuento, sucedió a un especial señor y don... cuyo nombre lo omito. No así sus virtudes: bonachón, idóneo, culto y jovial. Tanto que, en cumpleaños de un grupo de amigos teníamos asados todos los viernes y para aquellos eventos de nacimiento, él organizaba la fiesta llevando disfraces para cada asistente.
En la institución laboral tenía un alto cargo y su disciplina lo aparentaba como a un ser de severo genio. Por lo mismo, no daban crédito a la otra personalidad que desarrollaba con nosotros.
Cuando cumplió su tiempo de funciones, regresó a su ciudad de origen y por aquellas circunstancias que el destino impone, no tuvimos contacto personal. Sabíamos de nuestra existencia, sin vernos.
El martes 27 de abril de este año, desperté desganado para ir al Conservador de Bienes Raíces de nuestra ciudad. (No digo ni escribo "mi ciudad, porque es de todos...”)
Tenía compromiso con un cliente, por lo tanto, la responsabilidad obligaba. Algo soplaba en mis oídos que no era un buen día para mí...a la hora que estaba en el Conservador, un vecino fallecía por efectos de la Pandemia...
Momento en que me encontraba con el hijo de aquel buen amigo, a quien pregunté por el estado de una bella amiga de la institución donde había laborado su papá.
Sonriendo pregunto posteriormente por él... vale este suspenso, pues su rostro que transformaba la sonrisa en aquella tristeza oculta... fue una respuesta que no necesita palabras...
- ¿Qué... escuché mal... o no lo dijiste?
... ¿falleció?
- Tú sabes que mi madre murió hace un tiempo... bueno, creo que mi padre jamás pudo recuperarse de aquella herida que la daga penetrante del amor, le partió su corazón. Se intentaba dialogar con él y ni siquiera sus labios formaban una frase para continuarlo... su mirada ausente y seria, no permitía una sonrisa que inútilmente queríamos, sus hijos obtener...
En las noches plena de estrellas miraba hacia el cielo para descubrir a su bella amada, dibujando un sendero alfombrado por ellas, para luego posar sus ojos en la luna y con silenciosa imaginación, nuestro gran amigo dibujaba el retrato de su adorada.
Abrazado a su soledad amordazada y sin que nadie lo viera, le lanzaba un beso que sus labios habían depositado en el hueco de la palma de sus manos y soplando los hacía volar hasta la luna
Posteriormente al lecho que antes compartía con su amor inolvidable, compañera insustituible ... cerraba sus ojos, anhelando conquistar el sueño eterno.
¿Para qué despertar en un nuevo día de fastidioso andar... si ella ya no está?
Y ahora la Pandemia con aquel maldito Covid-19...le oscurecía aún más su existencia sin sabor. Los amigos ya no estaban por aquellas calles hoy vacías, para estrechar la mano en un saludo de fraternidad, la más noble de las obligaciones sociales.
Y una noche de verano cuando terminaba el 2020 escribió cartas con decisión y lucidez para la familia, poder judicial y el servicio de médico legal.
En la madrugada del siguiente día, bajó de su cama cuando el sol apuntó sus rayos dorados en el calendario anunciando el primer mes del año dos mil veintiuno, cuando todavía se escuchaba ...
- ¡Feliz Año Nuevo!
Pasó por el living... sus ojos miraron con un beso y una sonrisa el retrato de su amada, musitando muy en silencio ...
- ¡pronto... muy pronto nos encontraremos!
Llegó al baño, cerró la puerta... levantó aquella arma que su amada despreciaba y de ella se deshiciera...
Apoyó el cañón bajo su barbilla...
Un potente disparo hizo eco en cada rincón de la casa.

Carlos Yáñez Olave,
escritor
Freddy Mora | Imprimir | 861