domingo 06 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 06-04-2022
EL ÁNGEL DE LA GUARDA
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La tarde campesina imponía una pesada presencia gris, deseaba ocultarse, escapar de sí misma, desaparecer tras el escalofriante cielo, a la vez, quería detener el tiempo alargando la desolada alameda de biformes árboles que habían quedado mudos y estáticos, cuyos millares de ojos verdes perseguían al recién llegado con irritantes miradas.
Paulo sentía esta desagradable compañía, a su alrededor y a la distancia todo un mundo inhóspito contra él, tan inesperado rechazo le oprimía un invisible a la vez palpable muro deseaba detenerlo, esto le llenaba de temor que no sabía explicarse, avanzaba sintiendo que la tarde deseaba que él nunca hubiese venido.
Apretó una vez más la carta que guardaba en su vestimenta, en esa carta su joven mami-abueli, le pedía urgente viniese ¿qué tiene esta carta que quema mis manos se preguntaba Paulo? ¿Qué oculta este urgente pedido de abueli?
Paulo volvió a mirar el cielo que se mostraba hacía él cada vez más oscuro e hiriente, ¿Por qué? Si esta es mi tierra, mi casa, aquí nací, aquí viví mi inolvidable bella niñez, pero hoy mi tierra, el cielo de mis juegos y sueños juveniles también me rechazan.
Angustiado comenzó una loca carrera, esta arboleda que le vio dar los primeros pasos de la mano de su querida mami-abuela, también le era adverso, se prolongaba infinito, haciendo que el tiempo y la prisa de Paulo no avanzara.
Finalmente, extenuado llegó a los jardines que embellecían el frontis de la casa de su abuela materna. Desde allí vio luces que se negaban a salir por las ventanas para darle la bienvenida.
De pronto dos grandes perros que también le desconocieron, surgieron desde el interior, ladrando con mortal furia, negándole el ingreso a la propiedad, afortunadamente para él, la gruesa reja de protección los detuvo, desde allí lo continuaron atacándolo con estruendosos ladridos que se prolongaban al infinito, inquietando a los perros del valle que con sus aullidos se sumaban al generalizado rechazo.
Su situación era peligrosa, los desesperados gritos de Paulo llamando a su mami-abuela se perdían bajo los potentes ladridos de odio, pasaron minutos-siglos antes que se abriera la puerta de la casa, desde allí se sintieron los gritos de la abueli que salía al patio llamando a sus fieles guardianes, ella portaba en sus manos un grueso garrote con el cual los amenazaba para poder tranquilizarlos, estos continuaban fuera de control, rechazando a este indeseado que no quisieron reconocer.
Una vez que ella logró encerrarlos bajo llave, la abueli pudo recibir a su querido nieto, perdón Paulito dijo ella, no sé qué los tiene tan inquietos, desde que te envíe la carta están tan mañosos, no importa abueli respondió Paulo, mientras ambos se fundían en un gran abrazo, él agregó, yo también estoy muy preocupado, desde que recibí su carta es como si algo mala le fuese a suceder abuelita, pero usted sabe lo mucho que la quiero, no solo es mi abueli, es también mi madre, me crío desde que mamita se fue al cielo, por eso no quiero que nada malo le suceda abuelita. Gracias hijo, gracias mi Paulito dijo la abueli, te conozco tanto hijo, yo te críe, te vi crecer y ahora te veo convertido en todo un apuesto hombre. Sabes hijo, me haces sentirme muy feliz de haberte cuidado tanto, de haberte dado una buena educación y sólidos principios para ganarle a la vida, ahora agregó la abueli, solo tù y yo quedamos de la hermosa familia que fuimos Paulito, mientras apretaba en sus manos el grueso madero con que ahuyentara a sus enardecidos canes que desde su encierro continuaban con sus fieros ladridos, ella guardó silencio sumergida en recuerdos, lanzo un largo y profundo suspiro ahogada en pena, luego reacciono, perdona Paulito, por la emoción de volver a verte no me daba cuenta hijo, mira si estoy tan tonta, mostró a su nieto el grueso garrote con que correteara a los feroces celadores, este es mi Ángel de la Guarda, me sirve para tantas cosas, jamás me abandona, con el controlo a estos animales, correteo a las aves, el vela mi sueño, cuida mi vida, y si algún forastero llega por aquí al verme con mi Ángel de la Guarda en mis manos, ligerito se marcha.
Paulo miro a su abueli ella seguía siendo joven y bella como siempre, más parecía una hermana mayor, tal vez podía pasar como su mamá, pero nadie diría que era su abuelita.
Desde el granero donde permanecían encerrados los violentos guardianes, se escuchaban sus ladridos y el loco intento de romper la gruesa puerta que los contenía ¿qué será lo que tienen? dijo la dueña de casa, están igual que el día del accidente donde murió tu abuelo y mi hija, parecía que estos perros no querían que ellos hicieran ese fatal viaje y tú te salvaste porque yo insistí en dejarte un rato más conmigo para regalonearte otro poquito. Gracias abuelita dijo Paulo, salvó mi vida y además nunca me ha dejado solo, cuidándome y preocupada de mi en todo momento, si hoy estoy lejos suyo, es un chispazo de juventud, un deseo de conocer la vida, le prometo abuelita que pronto regresare para quedarme siempre a su lado. ¡Que feliz me haces hijo! exclamó con vehemencia la abueli y volvieron a abrazarse, expresando así todo el amor filial que los unía.
Abuela y nieto entraron a la cocina, hijo tomaremos una once-comida, tu viaje desde la capital fue largo, debes estar cansado, tener hambre y frío dijo la abuela a la vez que depositaba su ángel guardián en el lugar que acostumbraba más próximo a ella. La comida fue un verdadero deleite, hecho con manos y corazón de abuelita, en ella se mezclaba toda la dulzura del hogar haciendo de está una oración de amor a la familia.
-Bien Paulito dijo la abuela, hemos cenado y llego el momento de explicarte la carta que te envíe, tú te regresas mañana temprano, debemos conversar hoy.
-Ojalá no sea nada malo dijo Paulo.
-No hijo no, como se te ocurre que yo te pueda hacer algún daño comentó la abuela, muy por lo contrario, creo hijo que te voy a ser muy feliz y aunque no te guste ya todo está hecho.
-¿A qué te refieres? intrigado preguntó Paulo.
- Primero escucha intervino la abuela, tú sabes que después del desgraciado accidente donde perdieron la vida mi esposo y mi hija, de la familia hemos quedado sólo tú y yo, por eso, todo cuanto poseo es tuyo.
- ¡Qué! dijo Paulo.
-Sí,Pablito, estas cosas son muy serias , debes escúchame. Mira, tengo un buen amigo Notario, con el cual hemos oficializado legalmente toda la documentación en la que quedas para siempre como único heredero de mis bienes, por supuesto, una vez que yo ya no exista, dijo la abueli sonriendo bonachonamente.
- Pero abueli, intervino una vez más Paulo, no diga esas cosas que me hace sentir muy mal.
-Por favor, escucha bien hijo lo que te digo, cuando yo ya no exista, las dos propiedades, esta y la del alto donde van los vacunos para la engorda, todo será tuyo, el ganado, las bestias, los galpones, todo, todo, tendrá un solo dueño y ese dueño serás tú mi nieto-hijo, la única condición que he puesto, ”después de mi muerte” y sonreía.
-Él siempre pensó en esa herencia, era hijo natural, su padre nunca quiso reconocerlo. Paulo guardó silencio, no esperaba que esto fuese así tan fácil, algo que no podía creer, eso que dijo la abueli que todo lo había hecho con un notario amigo llamó su atención, pero como si él nada sabía, nada había leído ni firmado, ¿serían válidos esos documentos sin su firma? la duda entró en sus pensamientos más fuertes que lo que seguía diciendo su querida abueli a quien prácticamente ya no escuchaba.
En ese momento la descomunal algarabía de los perros se acrecentaba queriendo poner fin a esa conversación y expulsar a tan indeseada presencia.
- La abuela continuó, sabes hijo, no sé por qué de pronto, como un mal presentimiento algo me impulsó para hacer que las cosas estén bien en orden, nada es seguro, no vaya a ser cosa que aparezca por ahí algún fresco diciendo ser de la familia y quiera algo de lo que sólo a ti te pertenece, la abueli hacía clara alusión al padre de su nieto.
-Abueli , sondeo Paulo, usted es joven y muy bonita, puede casarse , rehacer su vida, formar nuevamente una familia.
-No hijo, no y no, siempre respetaré a mi esposo y si Dios me lo quito, yo soy fiel a Dios y a mi marido, eso nunca lo olvides Paublito.
Desde el granero cual furibunda jauría Cholo y Rucio continuaban la lucha por romper el encierro, obsesionados en proteger a la dueña de casa.
-Además, continuó la abueli, tu abuelo, que en paz descanse por su buen corazón y lo mucho que nos amamos, nos dejó un excelente ahorro en el banco, también te pertenecerá hijo, cuando yo ya no exista, y volvía a reir.
-Pero abueli interrumpió el nieto, no debió hacer esto, luego, sondeándole de nuevo y dudando de su abuelita, volvió a repetir, es joven abueli, tiene derecho a rehacer su vida, una nueva familia para que alegre esta casa.
- La respuesta de la abueli fue contundente ¡ no y no ! hijo, yo tengo mi carácter, en él pongo mi corazón y mis principios, cuando digo ¡ no, es no ! Está bien claro.
Se escuchó el breve silencio de sus voces, de trasfondo los incesantes ladridos.
Aún falta, continuo la abueli retomando la palabra, vez esta llave que siempre llevo prendida en el colgante, pertenece a la pieza donde encierro a los perros, sí hijo, allí en el tambor grande guardo algunos ahorros de mi vida y las joyas que heredé de mi madre, eso no lo sabías, bueno nadie más lo sabe, ni tienen porque saberlo, en ese tambor está una caja tapada con mucha tierra, encima hay paja, allí se encluecan y echan las gallinas, ponen sus huevos y crían sus pollitos, ese es mi mejor escondite, al decir esto la abueli se entusiasmaba alardeando de su ingenio.
-Paulo estaba impresionado, esto era más de lo que él esperaba, mientras su mami-abueli extendía ya innecesarios comentarios él pensaba cuanto sería el valor de la fortuna que le esperaba.
Por fin ella le pidió que se fuera a acostar.
Desvelado en múltiples pensamientos divagaba en confusas ideas, sin tener certeza si vivía una realidad o sueño, a ratos veía a su bella abueli vestida de novia saliendo no de la iglesia, si no de una Notaría, él novio que le acompañaba del brazo lo miraba a la vez que reía en forma burlesca luciendo el colgante con la valiosa llave que guardaba el valioso tesoro de su abueli. Después veía a su abuelita jugando con unos niños como el notario, cuidados por los dos perros que seguían inquietos y agresivos hacia él.
En el sopor se sentía cansado, el cuerpo le pesaba.
-De pronto sintió la dulce voz de su abueli, hijo levántese, hijo pronto pasa el bus y tu no quieres quedarte, es tarde y te tengo preparado un buen desayuno.
-Paulo miro a su abueli con atención, en verdad era joven aún y lucía la encantadora sonrisa que la hacía verse más bella, gozaba de muy buena salud y sin duda viviría muchísimos años más, con satisfacción vio que en el cuello de ella colgaba la atesorada llave de tan oculto tesoro. Se levantó como un autómata, sentía que nada era real, la voz de su querida abueli le sonaba desconocida, como si todo esto fuera un total engaño, ya nada de la herencia, de su legítima herencia sería para él, tal vez ella quería casarse con el notario y lo que él había soñado era un premonitorio aviso, el cerebro de Paulo ardía, sí, ahora estaba seguro, desde que recibí esta carta recibí vibras que me avisaban , enardecido, convencido de haber encontrado la verdad llego a la cocina comedor, allí estaba su abueli, su querida gran abueli, que lucía una gran sonrisa, la misma sonrisa que lucía en su sueño cuando se desposaba del brazo del notario, eso lo convenció, ya no tenía tiempo ni motivo para dudar del engaño, su sangre bullía incontrolada, su corazón y su respirar eran dos potentes fuerzas prontas a estallar, la abueli sin percatarse del cambio de su amado hijo-nieto preparaba el desayuno de su regalón con unas olientes tostadas, en ese instantes los enloquecidos perros lograron liberarse y corrían hacia la casa ladrando con incontenible furia, Paulo impulsado en un delirio imposible de contener cogió el Angel de la Guarda ; el golpe fue rápido, certero, brutal; su querida mami-abuela no supo que ya no existía.


(Oscar Mellado Norambuena)
Freddy Mora | Imprimir | 685