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Editorial 08-01-2021
Juegos ancestrales

El palín o el vaka tuai son sólo algunos de los juegos deportivos ancestrales que han practicado desde siempre los pueblos originarios. Y así como ocurre en otros países, un grupo de senadores quiere que sean reconocidos legalmente como deportes nacionales, como una manera de darle valor a este patrimonio inmaterial.
Según se explica en las propuestas, son diversas las prácticas que han realizado los pueblos originarios, que involucran actividad física y deportes.
Mientras los Mapuche practican el palín, en el cual se usa un bastón, también denominado chueca y una bola; los Rapanuis practican el vaka tuai, que consiste en recrear una embarcación tradicional y posteriormente, viajar en ella; el haka pei, competencia en la cual los jóvenes se deslizan en troncos de plátanos, alcanzando grandes velocidades y el pora, o competencia de nado sobre un flotador de totora.
Entre los Aymarás, Quechuas y Atacameños, más que actividades deportivas propiamente tales, tienen gran relevancia los bailes ligados a las festividades religiosas. Los Collas y Diaguitas gustaban de adquirir destrezas, a nivel de la motricidad requerida para las actividades propias de la vida rural, y en este mismo contexto han desarrollado competencias basadas en la fuerza física.
A juicio de los autores, estos juegos deportivos ancestrales, deben ser reconocidos como deportes nacionales, en los mismos términos que se intenta dar mediante dos mociones de ley, actualmente en trámite legislativo, a las carreras a la chilena y a la rayuela.
Según se explica en las propuestas, son diversas las prácticas que han realizado los pueblos originarios, que involucran actividad física y deportes.
Mientras los Mapuche practican el palín, en el cual se usa un bastón, también denominado chueca y una bola; los Rapanuis practican el vaka tuai, que consiste en recrear una embarcación tradicional y posteriormente, viajar en ella; el haka pei, competencia en la cual los jóvenes se deslizan en troncos de plátanos, alcanzando grandes velocidades y el pora, o competencia de nado sobre un flotador de totora.
Entre los Aymarás, Quechuas y Atacameños, más que actividades deportivas propiamente tales, tienen gran relevancia los bailes ligados a las festividades religiosas. Los Collas y Diaguitas gustaban de adquirir destrezas, a nivel de la motricidad requerida para las actividades propias de la vida rural, y en este mismo contexto han desarrollado competencias basadas en la fuerza física.
A juicio de los autores, estos juegos deportivos ancestrales, deben ser reconocidos como deportes nacionales, en los mismos términos que se intenta dar mediante dos mociones de ley, actualmente en trámite legislativo, a las carreras a la chilena y a la rayuela.
Prensa El Heraldo | Imprimir | 233