viernes 04 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
FUNDADO EL 29 DE AGOSTO DE 1937
Hoy
Opinión 01-07-2021
LA NOVISIMA BIBLIOTECA DE LINARES
Publicidad 12




Un amplio nuevo edificio se alza en pleno centro de nuestra ciudad, a metros de la sede de la Gobernación Provincial (la antigua Intendencia), y al consistorio municipal: es la nueva Biblioteca de Linares, llamada a servir como el principal centro cultural de nuestra ciudad.
Recorremos la obra recién inaugurada en compañía de su distinguido Director, el Profesor don Manuel Quevedo, quien la exhibe con el orgullo que bien se merece.
El edificio es digno e importante, amplio y bien iluminado, de líneas sencillas y elegante; en suma, una obra que se condice con la importancia que siempre las autoridades debieran conceder a los espacios públicos desde los cuales se proyectan los focos de luz social iluminadores de la conciencia y el intelecto de las comunidades.
Esta realización no merece más que aplausos, felicitaciones y cálidos abrigos para las mejores esperanzas de su trascendente y feliz desarrollo.
Si hasta hace no mucho tiempo las bibliotecas de todo el mundo eran las casas destinadas a conservar los libros y manuscritos, a través de los cuales se divulgaban el conocimiento y los saberes gracias a los cuales el progreso humano experimentó sus caminos de permanente ascenso desde la gran revolución mental que significó el descubrimiento de la imprenta, dicha finalidad superior se amplió considerablemente durante los últimos decenios, en muchos sentidos diferentes.
Esto fue el resultado de la poderosa revolución tecnológica contemporánea, que vino introduciendo paulatinamente muchos otros medios de comunicación que la persona moderna ha hecho suyos con creciente adhesión: los llamados medios digitales. (Medios que en estos largos meses de crisis sanitaria y cuarentenas obligadas, por ejemplo, han sido esenciales para mantener en un cierto nivel la marcha de las sociedades).
Toda biblioteca moderna ya no es (al menos únicamente) la casa de los libros, por mucha admiración que conservemos por ellos.
El tradicional soporte de papel, ya no es al día el más utilizado por los medios de comunicación del conocimiento y del pensamiento.
El soporte digital domina el mundo moderno. Los diarios, periódicos y revistas – por ejemplo- hoy se valen cien o veces más de la comunicación digital que no del papel que conocimos. Con los libros sucede prácticamente lo mismo. Por ejemplo, esa “biblioteca” contemporánea que es la plataforma “Google”, no tiene rival posible que la iguale. Un día no lejano podrá decirse, acaso, que ella por sus extraordinarias condiciones de uso y contenido universal (de tiempo y espacio) , es comparable con la importancia histórica que tuvo en sus días la Biblioteca de Alejandría, una de las grandes maravillas del mundo antiguo.
¿Qué se contiene en Google o, más bien, qué no se contiene como información y conocimiento en Google?... En fracciones de minutos o segundos, con solo apretar un botón (esto es solo una forma de decir) la juventud de todo el mundo (y, también unos pocos “viejos”, como quien escribe) accede a la enciclopedia más gigante que la humanidad haya conocido.
Esta realidad obliga a las Bibliotecas actuales a concebir sus finalidades y trabajos de un modo radicalmente diferente al que fue el suyo tradicional. Una biblioteca “a la antigua” – diremos – no es más que un museo de los libros del ayer. Y esto, en una sociedad que muy poco lee, como la nuestra, precipita sin salvación al abandono y el desinterés. Las visitas decaen en ellas día a día y solo a unos muy pocos les despierta alguna atracción.
Las bibliotecas modernas deben erigirse ahora como grandes centros culturales, en cuyo seno las personas encuentran el ambiente apropiado para dar satisfacción a sus inquietudes espirituales e intelectuales en búsqueda de un mayor perfeccionamiento a través del encuentro entusiasta con el mundo del pensamiento culto, compartiendo y dialogando con otros de iguales inquietudes, aprendiendo a respetar la diversidad de ideas y con ello adquirir la costumbre de conversar consigo mismo, con los demás, con el fantástico mundo del arte y del pensar (último que es la característica esencial de la persona humana).
Las bibliotecas modernas deben concebirse como centros de amor a la sabiduría; proyectando e incentivando esa feliz aventura humana en toda la comunidad. Han de constituirse en un dínamo de energía social que asegura el principio de que la CULTURA (con mayúscula) es la base esencial del desarrollo humano; sin la cual, el mero desarrollo material carece de todo sentido y, aún peor, confunde los auténticos valores humanistas hasta hacerlos perder. Causa esta última de todos los grandes desastres sociales conocidos y por conocer, porque no existe un veneno social más mortífero que el materialismo en todas sus formas.


Luis Valentín Ferrada V.
Freddy Mora | Imprimir | 825