martes 01 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
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Opinión 18-09-2021
LIBERTAD DE EXPRESIÓN AQUÍ Y EN LA QUEBRÁ DEL AJÍ
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“Solicitamos que se elimine, definitivamente, la plazoleta que lleva el nombre del dictador. Porque creemos que para avanzar en la reconciliación entre chilenos y chilenas debemos tener gestos claros de condena a toda violación de derechos humanos. Además, le hemos pedido que se prohíba todo tipo de homenaje que particulares hacen en esta plaza todos los años. Creemos que es una ofensa para miles de chilenos y chilenas...” *
Estas fueron algunas de las palabras del coordinador de RD, Francisco Pinochet, junto al concejal Carlos Castro, en una misiva que solicita a la Escuela Artillería la eliminación de la plazoleta “Augusto Pinochet”, además de la prohibición de todo homenaje a su figura.
Esto no tiene novedad en nuestro país ya que los señores Pinochet y Castro no son los primeros en establecer trabas a la libertad de expresión, pero ello - por supuesto - no le quita la gravedad al asunto. Desde luego, estos efectos son típico de tiempos en que una ideología asfixiante impera y las personas que se terminan enganchando, por convencimiento, miedo u oportunismo, terminan por imponer en ella no sólo sus concepciones de tal o cual cosa, sino también sus pasiones bajo la convicción absoluta (la “verdad”) acerca de la naturaleza de las cosas; a saber, la imposición de una determinada concepción que todo el mundo ha de tener y como ha de evaluar y mirar el régimen o dictadura militar junto a un montón de conceptos, valores y emociones vinculadas a ello.
Efectivamente, es un hecho que hay un grupo de chilenos (as) que ven el 11 de septiembre como una fecha negra porque sus familiares fueron detenidos desaparecidos, exiliados y ejecutados en los oscuros años del régimen o dictadura militar, pero ello no le quita al hecho de que hay otra porción de chilenos (as) que se encuentran al otro lado de la vereda al considerar que lo ocurrido fue algo inevitable si es que se quería resguardar y defender al Estado y sus individuos y de esta forma soslayar algo aún peor como lo podría haber sido la guerra civil. Empero, cuando se viven estos tiempos, la primera víctima es la razón y las personas razonables ya que en lo que consiste la libertad de expresión es en la autonomía de decir lo que sea y la capacidad de aceptar y de tolerar cualquier forma de pensamiento. A ello se agrega que no se trata de quién tiene la razón o no, de manera que hasta lo erróneo, lo desagradable y lo que nos gusta se debe tolerar y asumir con prudencia, madurez, paciencia y fortaleza, a menos que esta sea una instigación positiva a alguna acción perjudicial.
Como consecuencia de esta variedad de perspectivas propias de la naturaleza humana, los conflictos no se pueden eliminar por decreto porque las sociedades son heterogéneas y complejas y siempre existen disputas por intereses y/o pensamientos hasta en las cosas más nimias, asemejándose los tiempos de “paz” a un mar que se ve calmo desde lejos, pero al acercarse nuestra mirada se observa una masa de agua convulsa. Es más, las conciliaciones y la unidad en una nación, pueblo o cualquier grupo es artificioso e ingenuo porque ni en los regímenes más opresivos se puede acabar con los réprobos y todo proyecto de reconciliación y unificación nacional - como lo fue el fascismo en Italia - ha sido desastroso.
Además, la “verdad”, entendida como el bien, y lo falso, como mal, deviene en que el que piensa distinto a la “verdad” se trasforme en un negacionista de los abrumadores hechos del régimen o dictadura militar y, por tanto, como sujeto del mal, merezca ser castigado con la prohibición y la censura ya que ante la “verdad” no simplemente se rechaza una verdad distinta, sino que también el debate para descubrir la verdad se hace imposible, insoportable y sospechoso. Por lo tanto, ¿Quién es quién para decirnos cuál es la verdadera y qué se debe o no hacer? Bueno, ahora si tenemos unos quién…

Fernando González Freire
Estudiante de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez
Freddy Mora | Imprimir | 802