jueves 02 de mayo del 2024
El Diario del Maule Sur
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Opinión 20-04-2022
¿Por qué del malestar ciudadano a la labor de la Convención Constitucional?


De suyo conocido, estos días, las encuestas nos dicen que la opción Rechazo a la propuesta de nueva Constitución elaborada por la Convención Constitucional crece casi sin parar, por sobre la opción apruebo, que sólo hace unos meses arrolló con un 78 % de las preferencias de los que se inclinaron por cambiar la Constitución de 1980, por una que (se decía) sería la casa de todos.
Pero por qué esta inclinación de los chilenos por el Rechazo, que hoy, sólo parece crecer. A continuación, algunas de las razones de aquello.
En primer termino, la performance de la Convención. No es un misterio que, tal como dijera en su momento Pepe Mujica, la C.C., a ratos pareció una bolsa de gatos, en otros un circo (como lo dijo Agustín Squella, a propósito de los corpóreos de dinosaurios y pikachus), y hasta un confesionario (como lo refutó Fernando Atría), lugar final donde los Constituyentes volcaron “SUS” sueños de como debería ser Chile. La prensa lo ha informado, pero no ha creado las situaciones informadas. Esto se ha dicho ya hasta la saciedad, pero no dejar de ser la primera razón del rechazo.
Una segunda causa está en la soberbia. Si, en la sensación o sentimiento de superioridad moral con que los Constituyentes se plantearon frente al País. Especialmente de sus primeros directivos (LONCON Y BASSA), a quienes ninguna critica resultó nunca fundada. El decir por ellos, que al ser elegidos por el pueblo sabían lo que este deseaba resulta del todo engañoso. Cualquier líder elegido democráticamente sabe que las veleidades del parecer de la comunidad se acomodan a los tiempos, y que una elección solo refleja un momento, y un primer mandato, no así la última voluntad. La ciudadanía eligió a personas con un mandato claro (redactar una constitución), pero con una obligación perentoria (que fuera la casa de todos los chilenos), y fue precisamente ahí donde falló. Creer que por que se pusieron de acuerdo los que pensaban igual o muy parecido, era sinónimo de dicha obligación es lo que en derecho se suele llamar un fraude a la ley, un abuso al derecho, ya que, se transgrede el espíritu de la norma, a pesar de cumplirla en la forma. ¿Puede ser la casa de todos cuando la Derecha no ha podido aprobar ni una sola norma de las que ha propuesto?
Un tercer momento ha estado en desconocer lo avanzado. Y sí, incluso por obra y gracia de la mal llamada (a esta altura), Constitución de Pinochet. Hoy, la Constitución que nos rige no es la aprobada en el plebiscito trucho de 1980, sino la aprobada gracias a las reformas introducidas por el Congreso, y firmada por el Presidente Ricardo Lagos el año 2005. No es la Constitución de los Cuatro Genérales, como maliciosamente dijo el Presidente Boric. (Él es egresado de Derecho, por lo que sabe que la Constitución fue redactada por una comisión de juristas de reputado prestigio, nos guste o no, pero esa la verdad). El desarrollo económico, social y cultural que ha experimentado Chile, y que nos tiene con millones de inmigrantes viviendo acá, es espejo de ese éxito, que la C.C., pretende terminar, al señalar que el modelo económico se debe sepultar.
Una cuarta razón estriba en la compulsión maximalista que impera en la C.C. Querer abarcarlo todo, y para todos es un error propio de la ignorancia de los Convencionales, que además de carecer de los conocimientos técnicos en su gran mayoría (que algunos los tienen), han carecido de sentido común, tino, y sensatez. Y esto por que, si bien la experticia técnica se puede suplir con asesores, ponencias y estudio, el sentido común no.
Por último, los chilenos se dieron cuenta de que les estaban pasando gato por liebre. Nunca nadie exigió en las calles que se eliminara el Senado, o que se eliminara el Poder Judicial tal y como se le conocía (sí, se demandaba mayor acceso a justicia y mayor igualdad de trato, o ante la ley, pero eso es distinto a lo que se ha aprobado). Crear un estatuto jurídico diferente para los pueblos originarios terminó siendo un soberano despropósito. Los indígenas, entre los cuales me cuento, no estábamos por tener tribunales propios, sino, reconocimiento de nuestra individualidad cultural, social, económica y política, cuestión que es muy distinta a desear territorios autónomos, POR DIOS¡, SI ESTAMOS INTEGRADOS EN LA SOCIEDAD. Y que decir de terminar con las concesiones mineras (con lo sensible que es eso para el norte de Chile) salmoneras (sur) o forestales (centro sur).
Creo, que con sólo esas razones sobra para explicar por qué del rechazo, pero siento que existe una última. Una de carácter política, y es como decía el filosofo francés RAYMOND ARON, cuando se entiende que la democracia es el mecanismo que tienen las naciones y ciudadanos pacientes para resolver sus problemas, las ideas imperativas, propias de las dictaduras quedan encerradas en el baúl de lo incorrecto. La impaciencia por abarcarlo todo, y a todos, a decir de Aron, es propio de las dictaduras, y al perecer, en la C.C., hay varios con compulsión dictatorial.


Héctor Hernández Bórquez.
Abogado UDEC
Magíster en derecho público (c)
Freddy Mora | Imprimir | 654