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El Diario del Maule Sur
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Opinión 28-11-2021
Servicios ecosistémicos y bienestar humano


Creo necesario detenernos a reflexionar sobre el aporte que tiene la naturaleza sobre nuestras vidas. Lo primero que debemos señalar es que, en general, todos asumimos que la naturaleza es una entidad superpoderosa y eterna, que desde el primer día de nuestras vidas está presente y que de ella depende que estemos vivos nosotros y otros seres vivos, el renacer del día cada mañana, la lluvia y los vientos nos mantienen conscientes de su existencia y presencia en nuestra existencia, sin embargo, no siempre es bien entendida o profundamente analizada.
Debemos considerar que cada ser vivo interactúa con su entorno, el cual está conformado por otros seres vivos y un medio inerte que puede o no ser muy dinámico, cuando tenemos varios individuos de una misma especie la llamamos población, cuando hay varias poblaciones le llamamos comunidad y cuando esta comunidad interactúa en un espacio definido, le llamamos ecosistema. Cuando los seres vivos interactúan entre sí, se producen diversos fenómenos relacionados a movimientos de energía o transformación de la materia que podemos llamar funciones ecológicas o ecosistémicas. Cuando estas funciones ecológicas, derivadas de las interacciones de la biodiversidad, pueden ser valoradas por la humanidad, se denominan servicios ecosistémicos, estos son los sostenedores de la vida y de la productividad de los agroecosistemas.
En la literatura podemos encontrar cuatro tipos de servicios ecosistémicos, los de Provisión (Alimentos, fibras para vestir o construir, agua, materias primas para medicina, cosmética, industria, entre otros.), los de Regulación (Aquí se encuentra el control de la erosión, el ciclado de nutrientes en el suelo, la purificación y regulación del agua, el control de disturbios o la regulación del clima, entre otros), los de Soporte (Aquí podemos encontrar la provisión de agua dulce, el mantenimiento del hábitat, la conservación de la biodiversidad o la formación de suelos, entre otros) y los Culturales (Como la valoración del patrimonio histórico de un territorio, las costumbres, lenguas, sabores culinarios, relaciones sociales, folklore, entre otros).
Cuando observamos un árbol, podemos atribuirle muchas características que pueden valorarse positivamente por un humano, como la sombra, el enfriamiento del aire circundante, el hábitat y nidificación para pájaros u otros organismos, madera para leña o como un simple soporte para un columpio. Cualquier tipo de valoración que podamos darle a cualquiera de sus funciones, será considerado un servicio ecosistémico, el cual es otorgado gratuitamente y que damos por hecho. Sin embargo, es necesario también aclarar que lamentablemente la actual tasa de pérdida de biodiversidad en el mundo pone en serio peligro el bienestar humano relacionado a los servicios ecosistémicos, lo cual será cada vez más grave si no tomamos conciencia de su importancia y de su rol en el desarrollo de un futuro sustentable.
Es hora de cambiar el diseño de los paisajes urbanos y de los agroecosistemas productivos, responsables de la mayor parte del deterioro de los territorios naturales, para diseñar entornos generadores de servicios ecosistémicos y pasar de una agricultura inserta en un círculo vicioso (Donde el deterioro de las comunidades naturales, consecuente de las prácticas agrícolas convencionales, disminuye los servicios ecosistémicos y dificulta las mismas prácticas agrícolas) a un circulo virtuoso (Donde la intensificación ecológica consecuente de una alta biodiversidad genere servicios ecosistémicos que potencien las prácticas agrícolas) donde la productividad agrícola sea directamente proporcional a la mejora de los ecosistemas del territorio.


Ricardo A. Castro Huerta, académico de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Católica del Maule
Freddy Mora | Imprimir | 700