Hoy
sábado 05 de julio del 2025
Opinión 01-02-2022
Y en definitiva, ¿cómo sigue este baile de la vida?
Como siempre, a pesar de lo distante en el tiempo que algo nos parezca, siempre se transformará en presente y luego en pasado. Una vez que es pasado comienza el a veces largo camino del olvido, camino que tendrá más o menos piedras según lo trascendente que haya sido el hecho del que estemos hablando.
Dicen los entendidos que recordar o más bien vivir recordando el pasado es síntoma de depresión y que hacer lo inverso, o sea, vivir pensando en el futuro sería de ansiedad. Lo interesante es que no son excluyentes y bien se puede ser un depresivo-ansioso, tipo, que recuerda con nostalgia infinita el pasado y que muere de absurda curiosidad por lo que se le viene.
La vida te lleva a concluir que todo pasa y que nada tiene el poder suficiente de paralizarte y dejarte inmóvil como para que no crees un “después de”. Repito, la trascendencia o importancia del hecho puede marcar tanto que sintamos que no hay un mañana, pero inequívocamente siempre lo hay.
Resulta de perogrullo decir, que no me refiero a la muerte, claro eso pienso hoy, pero ni idea lo que pensaré cuando llegue.
En los negocios todo lo dicho hasta ahora tiene mucho sentido, demasiado sentido.
Vean bien, hacer un negocio, un emprendimiento es la vida misma y tiene todas y cada una de sus características.
Cómo nace, cómo crece, cómo se desarrolla y la mayor parte de las veces, cómo muere.
En algún momento, si lo pensamos bien, cada una de esas partes se va transformando en pasado y no es de depresivo analizarlas, pero es un error absoluto quedarse “pegado” en eso.
Los buenos negocios deben ser dinámicos y alimentarse del cotidiano y la planeación debe recibir esa información.
Ya, para que no me llamen “abstracto” lo diré de una forma un poquito más técnica.
Lo que quiero decir se llama control presupuestario y ahí, justo ahí se enquista el mal que no permite que la mayor parte, no, que la infinita mayor parte de los negocios sean exitosos financieramente.
El control presupuestario yo lo veo como una mezcla entre el odómetro y el medidor de combustible de un auto. Si bien uno nos dice cuánto hemos avanzado, el otro nos revela cuánto hemos gastado y cuánto aún disponemos para seguir avanzando. Analizar ya todo eso a través del consumo, nos llevará por ejemplo a efectuar los ajustes para hacerlo más eficiente.
Planear es muy importante, pero sin las correcciones del rumbo puede ser el mapa perfecto hacia el fracaso. En la vida y en los negocios.
(Ricardo Álvarez Vega, contador auditor)
Freddy Mora | Imprimir | 1047