14-06-2022
Hoy por hoy, debemos dirigir nuestra mirada hacia la extrema violencia que agrede nuestra sociedad en todo el quehacer de nuestras relaciones interpersonales, a la forma en cómo visualizamos la rutina de encontrarse con el otro, de qué manera resolvemos los conflictos, cuan preparados estamos para practicar una sana convivencia, necesidad esencial en nuestra aldea global, esta nueva realidad virtual que nos gobierna soterradamente y que nos conduce por caminos desconocidos e intrincados.
Me preocupa la violencia escolar, la agresión sin mediar razón aparente, como una reacción incontrolable. Durante el transcurso de este semestre, se nos ha dicho que tal grado de agresividad viene dada por el prolongado encierro que debieron vivir nuestros niños y jóvenes durante dos años de pandemia; pero, entiendo que debemos analizar con rigurosidad qué nos está ocurriendo: Las medidas de mitigación no son las correctas, como instituciones educativas no asumimos certeza de esta realidad hasta que ya se había instalado en nuestra escuela; entonces, se requiere, en la cotidianidad del día a día, visualizar este problema como una herida sangrante en medio del proceso escolar de este delicado primer semestre escolar. Ajustar protocolos, manuales de convivencia, indicar a los encargados de convivencia cuáles son las estrategias viable de ejecutar, ilustrar a toda la comunidad educativa sobre la realidad que estamos viviendo y el cómo pretendemos solucionar este conflicto.
Pero, si nuestros niños y jóvenes son bombardeados por los medios de comunicación en los cuales se presenta la cruda realidad de la violencia desatada en la sociedad adulta, será posible enseñar a cuestionar tales acciones y actitudes, si parecieran que estas son normales, correctas y cotidianas; además, la exposición de la violencia a través de las redes sociales estimula, negativamente, a nuestros estudiantes, quienes creen validar estas forma de actuación.
La médula y centro neurálgico de esta problemática, se propone en el centro de la mirada de la sociedad global en la cual nos corresponde vivir y convivir, debemos estar atentos a proclamar la paz y mansedumbre en todo nuestro quehacer cotidiano, a situar la palabra quieta y noble en los labios delicados del infante que comienza a aprender en el jardín de niños, guiar, amorosamente, su actuar y cuestionar sin temor los malos tratos y agresiones que se materializan en la escuela y fuera de ella.
Llegado el momento, debemos proclamar la paz, contener a niños y jóvenes, predicar en el ejemplo, visualizar modelos de buena convivencia, referentes que nos guíen en el sendero del encuentro para alcanzar la comunión en un paraíso armado por buenas voluntades y deseos de armonía en la paz global que tanta falta nos hace…
(Marcelo Sepúlveda, profesor de Retiro)
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/-paz-y-mansedumbre-en-todo-nuestro-quehacer-cotidiano | 03-07-2025 06:07:09