14-08-2025
Chris Pefaur, nutricionista del laboratorio Nutrapharm.
Por estos días fríos de agosto, muchos sentimos cómo se despiertan antojos que durante el resto del año no parecían tan urgentes. Pan caliente, pastas, guisos humeantes… el cuerpo pareciera pedir más, y específicamente más carbohidratos. ¿Es solo una cuestión de hábito o hay algo más profundo detrás de este fenómeno tan común como silenciado? La respuesta está en un proceso fisiológico fascinante: la termogénesis alimentaria.
En términos simples, cuando comemos, nuestro cuerpo no solo obtiene energía de los alimentos, sino que también gasta energía para digerirlos. Este gasto, conocido como efecto térmico de los alimentos o termogénesis inducida por la dieta, representa cerca del 10% del gasto energético diario. Y aunque es un proceso continuo, durante el invierno cobra un protagonismo especial.
¿Por qué? Porque el organismo necesita mantener su temperatura interna estable frente al frío exterior. Esa necesidad de generar calor lleva a que inconscientemente busquemos alimentos más calóricos, rápidos de metabolizar y que ofrezcan una sensación reconfortante: los carbohidratos cumplen con ese perfil a la perfección. Y así, sin notarlo, comenzamos a comer más, pero también a comer diferente.
La clave, entonces, está en la conciencia. Entender que no se trata solo de “fuerza de voluntad” o “gula”, sino de respuestas biológicas que podemos aprender a gestionar. Elegir proteínas magras, frutas y verduras de temporada, mantenernos hidratados y movernos, incluso si el cuerpo se resiste, son decisiones que hacen la diferencia.
El invierno no tiene por qué ser sinónimo de exceso ni de culpa. Puede ser, más bien, una oportunidad para escuchar al cuerpo, entender sus señales y responder con equilibrio. Porque cuidar de uno mismo no es ir contra el cuerpo, sino aprender a dialogar con él, incluso cuando el frío parece gritar más fuerte.
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/el-invierno-y-el-apetito-cuando-el-cuerpo-pide-mas-calorias | 17-08-2025 06:08:22