Funicular

24-05-2023


(Ricardo Álvarez Vega, contador auditor)

Era una típica familia mineira que es el gentilicio que reciben los oriundos del estado brasileño de Minas Gerais. Había un papá alegre y divertido, una mamá que sólo se sacaba fotos selfies, dos gemelos juguetones de 8 años y una muchacha de 13 años, que no sólo vivía su adolescencia de forma dramática, si no que también quería que todos nosotros la compartiéramos tristemente con ella.

Todo ella lo encontraba mal, por todo ella hacía problemas y para ella yo prácticamente no existía, mucho menos lo que les contaba sobre Santiago.

Llegamos al Cerro San Cristóbal y como todos, deberíamos hacer la fila para comprar los tickets y abordar el Funicular y claro, ustedes aciertan, ella reclamaba.

Luego de cerca de veinte minutos abordamos nuestro vagón que era el último, ósea, el del final subiendo y el primero bajando.
El papá y los gemelos jugaban, la mamá se sacaba "millones" de selfies y la chica con la antipatía de siempre, pero esta vez dijo lo suficientemente alto para que todos escucharan: "esto es una mierda, no tiene nada de bueno…".

Yo que ya no tenía precisamente simpatía por ella, pensé, "bien, esta mal criada ahora se jodió y va a llevar un correctivo reto de sus papás…" Pero pasaron los segundos y vi con espanto que nada le decían y justo en ese momento tuve una inspiración que cambió esta historia.

Le pregunté llamándola por su nombre, si ella se recordaba si este era el tren número 1 o el número 2. Ella me miró con indiferencia y respondió "qué se yo… creo que el dos…". Allí, yo exclamé con una alegría exagerada "qué bueno..". Luego de pasar unos segundos ella dice: "¿qué tiene de bueno eso ?".

Pensé, "ah niña mordiste el anzuelo.." y le respondí "tiene de bueno que justamente donde estás parada, hace muchos años estuvo la Reina Elizabeth de Inglaterra cuando visitó Chile".
Los ojos de ella brillaron y creo haber visto algo parecido a una sonrisa. Pero rápidamente su mamá y todos las demás personas del vagón se quisieron sacar selfies justamente en ese lugar.

De ahí en adelante mi relación con ella cambió y hasta preguntas me hacía en lo restante del recorrido.

Al dejarlos en su hotel obtuve un cariñoso abrazo de ella y pensé, pobre niña, sin querer le di la atención que a gritos venía pidiendo.

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/funicular | 20-04-2024 03:04:23