10-03-2022
El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos, lanzó bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, como epílogo horroroso de término a la más grande guerra que había tenido la Humanidad, hasta aquel entonces, la llamada Segunda Guerra Mundial.
Hiroshima: primera ciudad del mundo en ser bombardeada, 6 de agosto de 1945.
Discurso de Harry Truman a los estadounidenses
Dieciséis horas después del ataque, el presidente Truman anunció públicamente desde Washington D. C. el uso de una bomba atómica:
“Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo. Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones, pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra”.
En la actualidad, el lenguaje amenazante de destrucción, en el conflicto Rusia-Ucrania, por bombas nucleares no ha cambiado a pesar de los 77 años transcurridos de aquel trágico momento para los todos los seres afectados por las explosiones mismas y posterior radioactividad.
El 8 de agosto, unos periódicos en Estados Unidos informaban sobre las descripciones de la devastación retransmitidas por las emisoras de Radio Tokio: «Prácticamente todas las cosas vivas, humanos y animales, se quemaron hasta la muerte», decían los locutores japoneses en una transmisión interceptada por los aliados.
Decesos posteriores a los bombardeos
De acuerdo a la mayoría de las estimaciones, los efectos inmediatos mataron aproximadamente a 70 000 personas en Hiroshima. La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas con la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos, varía entre los 90 000 y los 140 000. La falta de recursos médicos se debía a que muchos profesionales de la salud murieron luego de que explotara la bomba y los que sobrevivieron ignoraban los efectos de la radiación, así que no sabían cómo tratar a las personas que continuaban llegando quemadas.58 Se ignoraban los efectos tardíos que la radiación podía producir, puesto que era la primera bomba de este modelo que se utilizó en el mundo.58 La calidad y cantidad de las radiaciones recibidas por las personas continuó envuelta en incertidumbre, ya que la potencia de la bomba debía ser calculada solo a base de experimentos en reactores sobre otras armas y distintos ensayos.
Algunas otras fuentes aseguran que más de 200 000 personas fallecieron hasta 1950, ya sea a causa de cáncer y otros padecimientos a largo plazo. Entre 1950 y 1990, el 9 % de las muertes ocasionadas por cáncer y leucemia entre los supervivientes al bombardeo se debió a la radiación de las bombas; entre ellas, se estima que 89 casos fueron por leucemia y 339 de distintos padecimientos de cáncer.59 La leucemia comenzó a aumentar en número de casos, tres años después de haber explotado la bomba; además, diez meses después de la explosión, empezó a aparecer la catarata en los supervivientes, y algunos de los niños que estaban por nacer tuvieron una disminución en el tamaño de la cabeza y en algunos se produjo algún tipo de retraso. Por lo menos once prisioneros de guerra fallecieron durante el bombardeo.
Nagasaki: Segunda ciudad del mundo en ser bombardeada, 9 de agosto de 1945.
Estados Unidos asestó su último golpe contra Japón en la víspera del final de la Segunda Guerra Mundial. El lanzamiento de la bomba atómica de Nagasaki supuso la detonación de un segundo dispositivo nuclear en apenas tres días, después de que el 6 de agosto fuera atacada la ciudad de Hiroshima.
Nagasaki sigue siendo la segunda y última población atacada con un arma nuclear en la historia de la humanidad, aunque las consecuencias de este devastador hecho se continúan sintiendo en esta ciudad tres cuartos de siglo después. Y sus habitantes, en especial los sobrevivientes, no quieren olvidar.
A las 11 de la mañana, la ciudad se convirtió en un infierno en apenas segundos y miles de sus habitantes sucumbieron ante la radiación y las quemaduras provocadas por semejante detonación. Este nivel de destrucción forzó a Japón a plantear su rendición incondicional después de años de guerra. El 2 de septiembre, firmó su capitulación a bordo del USS Missouri. Además, la entrada de la Unión Soviética en la guerra contra Japón, un día antes de la detonación de Nagasaki, hacía presagiar a las fuerzas estadounidenses que la URSS querría reclamar su parte del botín. De hecho, horas antes de la explosión, las fuerzas rusas ya habían comenzado la invasión de Manchuria, región china dominada por los japoneses.
Es por ello que, en cuanto se tuvo lista esta nueva arma en julio de 1945, se usó. Y se tenía previsto utilizar en más ocasiones hasta facilitar la rendición de Japón. La tercera bomba estaba prevista para ser lanzada en la tercera semana de agosto. Y durante septiembre y octubre también se planificó detonar tres bombas al mes. Pero la rendición llegó antes.
Alrededor de las 07:50, la alerta de bombardeo aéreo sonó en la ciudad, pero a las 08:30 se emitió la señal de que el peligro se había alejado. Cuando se avistaron los dos B-29 a las 10:53, autoridades japonesas estimaron que las aeronaves solo tendrían labores de reconocimiento, por lo que no se emitió alarma alguna.
Esta ciudad portuaria recibió el 9 de agosto de 1945 el impacto del dispositivo nuclear Fat Man, compuesto de plutonio y mucho más potente que la bomba de Hiroshima, que cobró la vida de más de 40.000 personas en un instante cobrando miles de muertes más, por quemaduras y radiaciones por varios años más, lo que las hace incontables.
Reflexiones:
Han pasado más de setenta y cinco años y surgen cuestionamientos históricos y morales sobre este terrorífico actuar de la dirigencia norteamericana.
El presidente de los EE.UU., Harry Truman dio la orden de lanzar dos bombas atómicas sobre Japón como represalia y venganza del ataque japonés a Pearl Harbor. Más de 100.000 japoneses murieron calcinados de inmediato y otras 250.000 personas fallecieron por las secuelas. Las mutaciones genéticas por la radiación persisten hasta hoy (inicios del siglo XXI), y serán transmitidas a generaciones futuras.
La justificación de Washington fue que “gracias a las bombas nucleares, pudo obligarse a Japón a rendirse, y que se evitaron muchas muertes.
Hoy se sabe que los japoneses estaban listos para capitular, y sólo pedían garantías para su Emperador.
En 1950, el colaborador de Truman, el almirante William D. Leahy, dijo que “la bestial arma nuclear” fue innecesaria, Japón estaba derrotado y aislado por un efectivo bloqueo naval y bombardeos convencionales.
EE.UU., es el único que ha usado la bomba atómica, ejerciendo ese terrorífico medio de poder de acuerdo a lo que ha sido su historia de fuerza en su política exterior. El “Destino Manifiesto” dictado por los padres fundadores incentiva a conquistar los dos océanos, convertirse en amos de América, y lanzar el status de potencia mundial, objetivo que lo ha logrado con creces.
“No sé qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta será con palos y piedras, frase de Albert Einstein, que pronunció después de la Segunda Guerra Mundial.
Carlos Cabezas Gálvez
Escritor y ensayista
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/hiroshima-y-nagasaki-horrores-de-las-guerras-contemporaneas | 16-05-2025 09:05:48