28-12-2021
De la contemplación asombrada del misterio de la Encarnación en la celebración de la Natividad del Señor, la liturgia de la Iglesia nos invita a contemplar el misterio de la sagrada Familia; esta familia singular y sin embargo, modelo para cualquier forma de familia: aquellas unidas por los lazos de la biología, de las instituciones y las leyes, pero también modelo inclusivo en donde caben también aquellas familias fundadas en la disposición de unir las vidas en el vínculo del amor, en el mutuo cuidado, en el querer el bien de los otros, especialmente los más frágiles, y caminar juntos para hacer de la vida, con sus sombras, sus incertidumbres y tribulaciones, un lugar en donde el amor de Dios se manifiesta de modo concreto en el esfuerzo de acompañarse, de sostenerse, de esforzarse en la aventura de caminar juntos.
Jesús crece como niño y como adolescente en una familia normal, con sus preocupaciones, con sus incomprensiones, con sus problemas y alegrías, la vida del joven Jesús transcurre al ritmo de los ciclos en que los más humildes organizan sus vidas: los problemas grandes y pequeños que surgen en la vida doméstica de los pobres y las celebraciones anuales en torno a las cuales la piedad de Israel desenvuelve su peregrinar; en este marco Jesús comienza a revelársenos como Hijo; como el Hijo del Padre, de cuyos asuntos discute con los doctores del Templo, pero también como el hijo de María y José, gente pequeña de Nazaret, que no comprenden aún el misterio que custodian, pero que lo guardan con la celosa solicitud que solo puede surgir de la entrega hecha desde la experiencia del amor.
La actitud clave de todo este pasaje del Evangelio de Lucas es la Obediencia, en su más puro sentido: el prestar oído atento, el escuchar al otro, el preocuparse por lo que piensan y sienten, dicen y hacen aquellos con los cuales nos atan vínculos de pertenencia, convencidos de que aquellos que el Señor ha puesto a nuestro lado, a nuestro cargo, deben ser atendidos con solícito amor; obediencia, tan distinta a la sumisión, al sometimiento, que nace del temor; obediencia que nace de la mutua donación de confianza, del mutuo entregar y recibir para compartir la vida que se brinda; obediencia que dista mucho de la práctica de vivir en una relación de posesión y vertical dominación.
Es la obediencia a la vocación, a la llamada que traspasa por entero el caminar y crecer de Jesús en sabiduría, estatura y gracia, lo que lo lleva a permanecer en el Templo aún cuando la caravana se ha marchado camino a Nazaret: el Hijo comienza a revelar la profunda intimidad de su relación con el Padre, buena noticia que viene a comunicar a toda la humanidad.
Es obediencia también a la dinámica de la Encarnación, lo que lo hace bajar con sus padres a Nazaret y vivir sujeto a ellos: la casa de Nazaret no alberga a una familia que tiene todo resuelto en sus relaciones, sino a una familia que va aprendiendo a caminar junto a Jesús hacia el Padre y el motor de este caminar no se encuentra ni en las defensas de las prerrogativas que les corresponderían a cada uno de los miembros, ni en la perfecta comprensión de los roles respectivos, sino en el amor que se abre al amor, no para reclamarlo y exigirlo, sino para entregarse todavía más.
Por último, también es obediencia la actitud de esos padres: obediencia a la misión que los supera con creces, pero que han aceptado sin reservas; sin renunciar a ella, aunque, sin duda, más de una vez se vieron superados por la enormidad de la tarea obediencia en la realización de los roles que les corresponden en esta tarea y en esta historia; roles para los cuales no reclamarán ni una capacitación especial, ni especiales privilegios, por ser custodios de este Misterio, cuya hondura apenas alcanzan a ponderar; la comprensión del Misterio llegará después, cuando él mismo así lo quiera; la tarea actual es la custodia, la memoria fiel y enamorada de la madre, el silencioso velar atento del padre, el ajetreo cotidiano de esta casa de Nazaret, testigo del crecimiento del Dios que está aprendiendo a ser hombre.
Raúl Moris G. Pbro.
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/la-familia-de-jess- | 03-07-2025 10:07:54