LA MUERTE, EN BUSCA DE LA FE Una Breve Deconstrucción Humana

18-01-2022





Cómo comenzar a escribir de aquello de lo que no se habla pero que todos los días, a cada segundo, a cada milisegundo, ahora, en este instante, en un ¡ya!, ocurre.

En este momento que usted lee esto, Alguien dejó de ser; hay un cuerpo que ya no responde a estímulos externos. Hay una vida que ha caído en el otoño de los otoños. En la mirada del “ido” se ausenta aquello que llama “el ser”, otro el “el alma”, o el espíritu, o quizás sólo una energía primitiva vital, cubierta de muchas máscaras. ¿Habrá de revelarse el ser en el último aliento? ¿O seremos presos de nuestras máscaras hasta el último ocaso?

No hablamos de la muerte, más bien le huimos. Se cree si uno habla de la muerte: “la llama”, “la atrae”. Hablar de algo obvio, inevitable, que se presenta en cualquier momento para enrostrarnos la finiquitud del ser; nos angustia, nos aterra. Nos traslada hacia aquel lugar donde sólo un acto de profunda fe podría hacer de la muerte un tránsito tranquilo, casi una certeza de que morir, no es más que un puente a un más allá desconocido.

¿La vida es una estado de fe? Escribo estas palabras sobre la muerte, pero no pienso en ella como si fuese a tocarme a mí. A la vez si no tuviera fe en este texto, una fe primitiva, primaria de un devenir hacía la muerte, tampoco lo haría. Sin embargo pareciera que esto no alcanza para sacarnos de ese lugar angustioso que es la muerte. ¿Por qué si el cristianismo nos habla de la vida eterna lloramos al no-ser? ¿Será que la duda de un mundo metafísico al cual nuestros sentidos no pueden acceder nos acosa como un fantasma en una fría noche de invierno? ¿Será que la muerte es la puerta al desierto? ¿El Desierto del más allá? ¿O el desierto de la nada? ¿Si hay vida eterna en un más allá? ¿Qué haremos en la eternidad? ¿O es acaso lo eterno otro consuelo para nuestro acotado paso por esta realidad?.....

Quiero detenerme; la nada. Nos aterra pensar en una nada, pero este punto, es un pensamiento plantea una contradicción del lenguaje y la lógica. Si imaginamos a la nada como un desierto, o como quieran pensarla, un “espacio vacío” , en ese preciso momento que la “cosificamos a la nada”, esta deja de existir y pasar a hacer un lugar metafísico , que ocuparía tiempo y espacio. ¿Podría ser este un consuelo a la muerte? Que en el fondo el abismo no es más que incertidumbre y que pase lo que pase al morir, de algún modo, estaremos presentes aunque “no seamos más”.

El ser que habita dentro de nosotros ¿Requiere de un cuerpo para experimentar la conciencia? O puede des- hacerse de él y vivir otros estados aún desconocidos para el ser humano, quien a pesar, de que la ciencia ha logrado resolver muchas dudas físicas de cómo funciona eso que llamamos realidad o nuestro cuerpo, no ha podido acceder al más allá de Platón, ni el cielo de Dios. Se nos niega la respuesta final. ¿Por qué?

Quizás la respuesta sea que siempre estaremos vivos aquí y ahora, no hay más. Mientras me alejo de estas ideas, la muerte no ha llegado, no la veo venir, la veo lejana, pero ella misma, dama misteriosa lúgubre, seguramente me sorprenderá cuando quiera seguir estando en el aquí y en el ahora.

Dudo, pero soy, no sé quién soy, pero estoy aquí y ahora, y en estado de fe. Los fantasmas de los idos están aquí ahora ¿Vivos o muertos?



Jaime A González Sanhueza.
Periodista
Diplomado en Gestión Cultura

http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/la-muerte-en-busca-de-la-fe-una-breve-deconstruccion-humana | 03-07-2025 06:07:37