23-05-2025
(Manuel Quevedo Méndez)
Palabras más, palabras menos, el amor por la ciudad se puede expresar de diversas maneras, desde cuidar el medio ambiente hasta involucrarse en la vida social y política de la comunidad. Demostrar amor a la ciudad implica tomar acciones para mejorarla y hacerla un lugar mejor para vivir. Incluso desde la crítica bien intencionada y sin descalificaciones personales. Vale decir con altura de miras; en simple, capaz de ver lejos, o estratégicamente, como dicen en política, con mirada de futuro.
Recorriendo calle Independencia, de mi ciudad, y sin temor a equivocarme (que me sucede a veces), desde la esquina con calle Manuel Rodríguez y hasta esquina con calle Brasil, ha sido nuestra principal vía del comercio.
Veamos…, hasta esquina con Chacabuco, queda solo la Tienda, paquetería y depósito de lanas Casa Gidi, fundada en 1912. Desde ahí y hasta esquina con Lautaro, solamente el Cine Teatro municipal, con su monumental edificio. Seguimos, hasta la esquina con Yumbel, quedan solo tres o cuatro escalones de la entrada de la Escuela N° 2 de niñas, hoy entrada al gimnasio del colegio Isabel Riquelme, antes Escuela N° 1, que tiene su entrada por calle Maipú. Y nos queda la esquina de Yumbel a calle Brasil, donde quedan dos tiendas antiguas: Tienda La Campana, de la familia Urrutia Nome y Tienda La Florida de la familia Gidi Daccarett.
Si nos trasladamos a calle Manuel Rodríguez, desde Valentín Letelier a Avenida Presidente Ibáñez, el único local antiguo en pie (con ampliaciones y sus modernas dependencias), es Panadería La Francesa.
Como podemos ver, nuestra ciudad, con sus 231 años a cuestas, ha sufrido cambios, en el ámbito comercial producto de los avances de hoy en día y, en este caso, además, producto del violento sismo ocurrido el 27 F de 2010, que “movió” prácticamente a todo el país. Nuestra Villa de Linares no estuvo ausente de esa situación.
Las autoridades de cada época, van salvando las dificultades propias; que el progreso les exige, y, con ello, dejan huella de una generación que ya no está y otra que asume la tarea de continuar el camino trazado. Las familias o grupos empresariales ingresan a las ciudades, integrándose como uno más de esta noble ciudad. Para ello debe adecuarse a las costumbres y hábitos, por años pertenecientes a esta comunidad, lo que se llama la idiosincrasia linarense.
Los antiguos somos parte del recuerdo romántico de una ciudad antigua, como tal, pero con intereses nuevos que llegan con los nuevos vecinos. Se cerraron muchos negocios y tiendas, Se abren nuevos centros comerciales. Es una rueda que gira al compás del tiempo. Nuevos locales para servir a nuevos grupos, necesitados de vestuario, elementos electrónicos, en el centro mismo de la ciudad. O todo eso junto en un gran edificio de dos o tres niveles, con escaleras mecánicas y ascensores. Un par de terminales de buses con recorrido hacia el sur y norte, y las comunas vecinas.
Somos una ciudad colonial en varios aspectos, romántica como ya dijimos. Pero con problemas de las grandes ciudades, que van creciendo a través de un modelo generado por la inteligencia artificial, para planificar y luego construir. Nosotros, no tengo certeza, porque no soy experto en ello, tenemos terrenos, existen personas capacitadas y si tuviéramos una mente capaz de ver con altura de miras, lo más probable es que seríamos un poco mejores y más felices, sin perder el romanticismo de una ciudad colonial, capaz de conjugar y compartir un mismo lugar donde vivir, para señalarle al mundo que somos una ciudad encantadora. ¡Feliz aniversario, Villa de Linares!
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/linares-en-su-231-aniversario-amor-por-la-ciudad | 23-05-2025 06:05:18