23-08-2025
JAIME GONZALEZ COLVILLE, Academia Chilena de la Historia
LUIS VALENTIN FERRADA VALENZUELA, Abogado y escritor
El plebiscito constitucional
Terminada la discusión del texto seleccionado, satisfechos los de un sector y no tanto los de otros, aunque convencidos todos de que esa nueva Carta Magna pondría al país sobre los rieles del orden institucional, el día 31 de julio de 1925 (tres meses después de iniciado este proceso) se ordenó imprimir y difundir el texto convenido, dictándose el Decreto Ley N° 461 que convocó a un plebiscito nacional para el domingo 30 de agosto, cuyo texto fue redactado de puño y letra por Alessandri.
El universo electoral era de 296.259 ciudadanos inscritos. Sin embargo, dado que para la gran mayoría de la población, se consideraba como un tema de poca trascendencia, se vislumbró un escaso interés en los comicios. Se dispuso que el sufragio fuera libre y secreto y, para ello, se ordenó el funcionamiento de Juntas Receptoras, con acuerdo a la ley de elecciones.
Los votos se confeccionaron en tres colores: “rojo”, con el texto “Acepto el proyecto de Constitución presentado por el Presidente de la República, sin modificación”; “azul”, con la leyenda “Acepto el proyecto de Constitución, pero con régimen parlamentario y la consiguiente facultad de censurar Ministerios y postergar la discusión y despacho de la ley de presupuestos y recursos del Estado”; “blanco”, con la simple expresión “Rechazo todo proyecto”
Apenas abierta la campaña, las directivas de los partidos radical, conservador y comunista, esta vez unidos en una sola línea, iniciaron una enérgica campaña en contra del procedimiento de votación y la fórmula de gobierno propuesta por el Presidente. De esta virulenta guerrilla, los radicales terminaron descolgándose y aconsejaron la abstención. El único partido que apoyó la postura de Alessandri fue el liberal democrático.
El 17 de agosto, con su acostumbrada elocuencia, el Presidente habló por radio a todo el país defendiendo la opción de aprobar la Carta.
El acto eleccionario fue tranquilo, pero sólo sufragaron 161.838 ciudadanos, ( es decir, un 54.63% se abstuvo). De todos ellos, 127.483 (un 94.84%) aprobaron el texto constitucional, otros 5.448 (un 4.05%) estuvieron por mantener el régimen parlamentario y, finalmente, 1.490 (un 1.11%) rechazaron todas las opciones.
El 18 de septiembre de 1925 el Presidente dictó el Decreto Ley promulgando la nueva Constitución Política del país. El texto fue firmado por Alessandri y todos los Ministros en el Salón de Honor de la Moneda, tras el retorno del Te Deum de Fiestas Patrias de la Catedral, ante los altos mandos de las Fuerzas Armadas y el Cuerpo Diplomático acreditado. Allí estaban conservadores, liberales, socialistas, comunistas, librepensadores y católicos. Pocas veces, entonces, los chilenos dieron muestras de una madurez y unión cívica considerable.
No obstante, la Constitución de 1925, solo vino a adquirir plena vigencia a contar de 1931, por cuanto, durante el primer Gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931), quien había sido (como Ministro) uno de sus firmantes y defensores, no pudo ser aplicada en su integridad en razón de ciertas medidas gubernamentales exigidas por la necesidad de poner orden social y político donde tanta convulsión y desorden había precedido. Ese periodo de primer gobierno de Ibáñez fue, de algún modo, un tiempo de transición entre dos regímenes socio-políticos antagónicos que habían ocasionado en el país, a lo menos en los últimos cuatro decenios previos, sacudidas y agitaciones sociales que habían venido en permanente aumento, presagiando además la profunda transformación que, en el mundo entero, puso término a toda una época, con la cual se abrió el siglo XX.
Del nuevo texto constitucional , se imprimieron solo doce ejemplares, suscritos por el Presidente y sus Ministros. Respecto de quienes formaron parte de las Comisiones Constituyentes, sólo por preocupación del jurisconsulto don Aníbal Bascuñán Valdés, en 1945 se registraron sus nombres. Lo fue en la obra “Los Constituyentes de 1925”, editada en colaboración con los abogados Mario Bernaschina G y Fernando Pinto L.
De este último texto también se editaron solo doce ejemplares y , en sus páginas, se encuentran las biografías y retratos de quienes, en mayor o menor parte, colaboraron en la redacción de la Carta Fundamental de 1925, la que en cierto modo aún rige nuestro país, aunque con denominaciones diferentes. Entre chilenos siempre se ha creído que “Chana no es lo mismo que Juana”… y que así, cambiando el nombre a unas mismas cosas, es posible tenerlas por nuevas y diferentes.
¿Por qué hoy, un siglo después, Chile no puede alcanzar ese grado de madurez política expresado en la promulgación de la Constitución de 1925? ¿Falta, tal vez, el líder que lo guie?... O … ¿es, quizás que la vieja herida política que se arrastra solapada desde los días de la Independencia Nacional, provocada por la lucha intestina por definir quien manda en Chile - si el Presidente en cuanto Jefe de Estado o los políticos y sus partidos representados en el Parlamento - no termina nunca de cicatrizar?...¿ Quién o quiénes garantizan eficazmente qué episodios reiterados de esta herida no cerrada no vuelvan a sangrar en el futuro?...
FOTO: El Presidente Alessandri da a conocer la Constitucion de 1925 el 18 de septiembre de ese año.
http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/un-siglo-de-la-constitucin-politica-de1925-segunda-parte | 23-08-2025 01:08:45