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lunes 16 de septiembre del 2024
Opinión 10-08-2024
Hogares unipersonales
Señor Director:
Chile ha cambiado drásticamente en los últimos 30 años. Han avanzado las condiciones materiales, han cambiado las expectativas frente a la vida y las demandas prioritarias de la población, de la misma manera, se ha ido transformando la forma de nuestros vínculos sociales y el tejido comunitario.
Un ejemplo palpable de estos cambios es la transformación en la composición de nuestros hogares, y particularmente cuando analizamos la emergencia de los hogares unipersonales. Si en 1990 los hogares unipersonales representaban un 7% de la población chilena, hoy representan el 20%. A pesar de su relevante magnitud en la demografía del país, la realidad de los hogares unipersonales concita escasa atención y son prácticamente invisibilizados.
Dado que son hogares compuestos por una sola persona, no reflejan familias y por tanto tienden a no ser priorizados por las políticas públicas. En materia habitacional, por ejemplo, no existen programas orientados específicamente a este segmento aún cuando son más de 576 mil personas.
Un estudio etnográfico elaborado desde Déficit Cero nos revela que son distintos los hitos gatillantes que llevan a una persona a vivir sola. Asimismo, el estudio concluye que en la mayoría de los hogares unipersonales sin viviendas adecuadas, se habita en situaciones de precariedad y fragilidad habitacional, prima un sentimiento de soledad, se percibe un abandono de lazos familiares y comunitarios, y una sensación de ser invisibles ante los ojos de las instituciones.
Teniendo en Chile hoy una crisis habitacional que afecta a millones de hogares, entender la demanda social por vivienda nos ayuda a identificar grupos prioritarios y los hogares unipersonales son ciertamente uno de estos grupos por su magnitud, características y falta de oferta.
Al momento de buscar soluciones, aparecen en el contexto internacional ideas como la corresidencia o el impulso a un sistema de arriendo público pensando en hogares unipersonales con viviendas más pequeñas que el promedio y en lugares próximos a servicios que puedan proveer del cuidado institucional correspondiente. Los hogares unipersonales crecen en Chile. Que ese crecimiento no signifique un creciente abandono.
Sebastián Bowen
Director Ejecutivo Déficit Cero
Chile ha cambiado drásticamente en los últimos 30 años. Han avanzado las condiciones materiales, han cambiado las expectativas frente a la vida y las demandas prioritarias de la población, de la misma manera, se ha ido transformando la forma de nuestros vínculos sociales y el tejido comunitario.
Un ejemplo palpable de estos cambios es la transformación en la composición de nuestros hogares, y particularmente cuando analizamos la emergencia de los hogares unipersonales. Si en 1990 los hogares unipersonales representaban un 7% de la población chilena, hoy representan el 20%. A pesar de su relevante magnitud en la demografía del país, la realidad de los hogares unipersonales concita escasa atención y son prácticamente invisibilizados.
Dado que son hogares compuestos por una sola persona, no reflejan familias y por tanto tienden a no ser priorizados por las políticas públicas. En materia habitacional, por ejemplo, no existen programas orientados específicamente a este segmento aún cuando son más de 576 mil personas.
Un estudio etnográfico elaborado desde Déficit Cero nos revela que son distintos los hitos gatillantes que llevan a una persona a vivir sola. Asimismo, el estudio concluye que en la mayoría de los hogares unipersonales sin viviendas adecuadas, se habita en situaciones de precariedad y fragilidad habitacional, prima un sentimiento de soledad, se percibe un abandono de lazos familiares y comunitarios, y una sensación de ser invisibles ante los ojos de las instituciones.
Teniendo en Chile hoy una crisis habitacional que afecta a millones de hogares, entender la demanda social por vivienda nos ayuda a identificar grupos prioritarios y los hogares unipersonales son ciertamente uno de estos grupos por su magnitud, características y falta de oferta.
Al momento de buscar soluciones, aparecen en el contexto internacional ideas como la corresidencia o el impulso a un sistema de arriendo público pensando en hogares unipersonales con viviendas más pequeñas que el promedio y en lugares próximos a servicios que puedan proveer del cuidado institucional correspondiente. Los hogares unipersonales crecen en Chile. Que ese crecimiento no signifique un creciente abandono.
Sebastián Bowen
Director Ejecutivo Déficit Cero
Freddy Mora | Imprimir | 238