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El Diario del Maule Sur
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Opinión 20-08-2024
NATALICIO DE BERNARDO O’HIGGINS RIQUELME
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Humberto Barría de la Torre
Presidente del
Instituto O’Higginiano de Linares
La historia patria, testigo permanente de la gestación de nuestra nacionalidad, ofrece horizontes luminosos cuando se evoca el recuerdo de ciudadanos ilustres y de acontecimientos excelsos de la vida de Chile y, brilla con mayor resplandor cuando se recuerda la extraordinaria figura del Libertador y Padre de la Patria.
Don Bernardo nace en Chillán el 20 de agosto de 1778, hace ya 246 años; y el niño ungido por la providencia para ser el precursor de las ideas libertarias de Chile, quien sería más tarde el soldado que no limitará esfuerzos a la nueva nación, sembrando en su territorio el necesario interés de heroísmo hasta la germanización de estas semillas, el fruto magnifico de nuestra querida patria. De su niñez existen pocas referencias, y transcurrieron así 12 años de solitaria permanencia lejos de sus familiares y de su patria. Alternó su educación entre: Lima, la ciudad virreinal; la soleada Cádiz de España; Londres y Richmond de Inglaterra. Las campanas de Libertad, Igualdad y Fraternidad que el siglo XVIII echaron vuelo en Europa, sacudieron profundamente su espíritu inquieto, e imbuido por los dogmas de la emancipación americana que le inculcara su ilustre maestro don Francisco de Miranda, se formó en su conciencia la resolución suprema de consagrarse por entero a la Independencia de Chile y de América. Desde ese instante y hasta su muerte dedicará todos sus actos a ese sagrado deber que el destino le había encomendado.
En 1801 fallece en Lima su padre don Ambrosio O’Higgins, quien le lega la hacienda “San José de las Canteras” de Chillán, una rica propiedad en la Villa de San Francisco de Quilleco entre Yungay y los Ángeles a orilla del rio Laja. En 1802, cuando el prócer cuenta con 24 años de edad, regresa a Chile, dedicándose a su hacienda con pasión. Además, desempeña cargos públicos en Chillan y Los Ángeles, cargos que van de Alcalde, Subdelegado a Diputado. Así pasa de la Hacienda de Las Canteras a un rol trascendental y altamente político, como lo fue, su participación en la creación del primer Congreso Nacional.
La historia marca la fecha cumbre: 18 de septiembre de 1810, O’Higgins escucha el llamado de la Patria y por su valioso aporte a la causa, es propuesto para ser nombrado oficial del Ejército. De este modo, el 28 de febrero de 1811, la Junta de Gobierno expidió en su favor el nombramiento de Teniente Coronel del 2º Regimiento de Caballería de Milicias Disciplinadas, que se denominó “Lanceros de la Frontera”, y con la ayuda y asesoría del Brigadier don Juan Mackenna, comienza a imbuirse de los temas castrenses, dando forma a la práctica de la doctrina militar.
Será en la lucha y la conquista de la Toma de Linares el 6 de abril de 1813 sus primeros laureles militares. Es en la batalla del “El Roble” donde se escucha su grito que, más que una orden en un momento desesperado de nuestra historia, en un mandato a toda una raza, expresa: “O VIVIR CON HONOR O MORIR CON GLORIA”.
El 1 y 2 de octubre de 1814, participa en Rancagua, debiendo sobreponerse a la inminencia del desastre y romper a fuerza de coraje un cerco mortal, en una carga llena de valentía y patriotismo. Ese desastre hiere el patriotismo para la victoria final. Allí en Rancagua, muere la patria vieja, y viene el éxodo a Mendoza.
El 20 de enero de 1817 inicia desde Mendoza, junto con José de San Martin, el cruce de la cordillera de Los Andes. Chilenos y argentinos hermanados en el común ideal de libertad. En Chacabuco, su ferviente deseo de libertad y su amor a nuestro suelo lo lanza contra el adversario sin esperar al grueso del ejército y clava la bandera victoriosa entre los enemigos con absoluto desprecio a su vida logrando la derrota de los realistas.
El 5 de abril de 1817, en Maipú se presenta herido al campo de batalla para sellar con su presencia el fin de la guerra y el comienzo de una vida libre y soberana. Sellada en Maipú la Independencia de Chile, O’Higgins se aboca a dar una organización estable a la novel nación.
De su visión de estadista surge la fundación de la Escuela Militar en 1817, al año siguiente, nacerá la Escuela Naval y su óptica de futuro lo impulsa a crear la Primera Escuadra Nacional, con lo que la presencia chilena en el mar y su proyección a tan amplio escenario, se consolida en el futuro desarrollo de la nación chilena.
El 12 de febrero de 1818, primer aniversario de la batalla de Chacabuco, se proclama y se jura en todo el territorio de la República, “La Independencia absoluta de Chile, de Fernando VII, de sus sucesores y de cualquier otra nación extraña”
O’Higgins, durante su gestión política, dio muestras del más depurado, sincero e intenso espíritu republicano. Fue natural que esos espíritus despertasen especiales resistencias en aquellos sectores que se sintieron desplazados o perjudicados con las medidas que adoptó. El desenlace ya no podía tardar y fue así como un cabildo abierto, reunido entre temores y esperanzas el 28 de enero de 1823, representó al Director Supremo la gravedad de la situación. Todos los historiadores están de acuerdo en que aquel fue el momento más grande de Bernardo O’Higgins. Superándose a sí mismo, comprendió que todo había concluido y que por muchos que fuesen sus méritos como Padre de la Patria, no podía contrariar la voluntad de sus conciudadanos.
Se produce la Abdicación y O’Higgins entregó el poder, depositando los símbolos de Director Supremo en una Junta de Gobierno. Concluida su gestión, viaja con su familia al exilio, al Perú, sin saber si algún día volvería a su patria bien amada. Su vida y permanencia la hizo en las Haciendas de Montalván y Cuiba, a 144 kms al sur de Lima, propiedades que fueron donadas por del gobierno peruano, por sus loables méritos. El 24 de octubre de 1842 a las 12.30 horas su cansado corazón se debilitó, dejando de existir en su residencia en Lima; musitando una sola palabra, que todos oyeron claramente “Magallanes”, era el último pensamiento del Libertador, desaparecía un hombre que sabía transformar en triunfo una derrota, y triunfar en el desastre. Había desaparecido el Primer Servidor de la República, que nos diera Patria y Libertad. Hoy sus restos mortales, yacen en un sarcófago y Cripta en el Mausoleo del Libertador en Santiago de Chile en el Altar de la Patria en el “Panteón de los Héroes”.
Como Presidente del Instituto O’Higginiano de Linares, me felicito en esta oportunidad de expresar a grandes rasgos, el pasado del precursor y padre de la patria de la Independencia de Chile, quien debe ser siempre símbolo de unidad nacional.
Honor y gloria al Padre de la Patria y Libertador de Chile.
Freddy Mora | Imprimir | 1205