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Opinión 30-04-2025
A un año de su implementación: Reflexiones sobre la Ley 40 Horas

Maribel Torrealba Retamal,
Seremi del Trabajo y Previsión Social región del Maule
A un año de la entrada en vigor de la Ley 21.561, que ha transformado el panorama laboral en nuestro país, es fundamental reflexionar sobre el impacto que ha tenido esta normativa en el bienestar de las trabajadoras y trabajadores. La reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas semanales, cuyo primer hito se concretó en abril de 2024 con la disminución a 44 horas, representa un paso significativo hacia la mejora de la calidad de vida y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Desde el gobierno del Presidente Gabriel Boric, hemos sido testigos de un compromiso palpable por ofrecer un entorno laboral más justo y humano. Esta nueva cultura laboral busca que las y los trabajadores puedan disfrutar de un tiempo valioso fuera de sus obligaciones laborales, algo que no solo beneficia su salud física y mental, sino que también repercute positivamente en sus familias y comunidades. En un país donde el bienestar de las personas ha sido históricamente secundado por la presión del trabajo, esta ley surge como un faro de esperanza.
Sin embargo, la implementación de esta ley no ha estado exenta de desafíos. A pesar de que muchas empresas se han adaptado, un número considerable ha quedado fuera del proceso por no cumplir con los requisitos exigidos para la certificación Sello 40 Horas. Esta certificación no solo representa un reconocimiento público, sino que es un distintivo que invita a las empresas a ser parte de este cambio cultural: un compromiso con el respeto a los derechos laborales y el bienestar de sus trabajadores.
Es crucial resaltar los criterios necesarios para obtener el Sello 40 Horas. Para que una empresa pueda certificarse, se requiere que al menos el 80% de su plantilla tenga contratos de trabajo de máximo 40 horas semanales y mínimo 30 horas. También se deben operar sin condenas por vulneraciones de derechos fundamentales, manteniendo al día las cotizaciones de sus empleados. Estos requisitos no son meros trámites; son garantías de que la implementación de la ley se realice en un marco de respeto a los derechos humanos y laborales de todos.
Durante el periodo de 2022 a 2024, hemos otorgado un total de 44 Sellos 40 Horas en la región del Maule. Este reconocimiento se ha distribuido entre diferentes años, siendo 15 en 2022, 14 en 2023 y 15 en 2024. Estos números son reflejo de un avance, pero también nos indican que aún queda un camino por recorrer. Es imperativo que más empresas se sumen a este esfuerzo, no solo por cumplir con la ley, sino por ser parte activa de una transformación que busca que cada jornada laboral se traduzca en el bienestar de quienes sostienen nuestras economías y comunidades.
A medida que nos aproximamos a la siguiente fase de esta ley, que verá una nueva reducción a 42 horas en 2026 y finalmente 40 horas en 2028, es vital que todas las partes involucradas—gobierno, empresas y, por supuesto, los trabajadores—se mantengan en un diálogo continuo. La construcción de un futuro laboral más justo, responsable y humano es tarea de todos y todas.
Celebremos estos logros, pero sigamos trabajando juntos para que la Ley de 40 Horas sea una realidad tangible que beneficie a cada persona en el país. Al final del día, el trabajo no debería consumir todas nuestras horas; también necesitamos tiempo para vivir, tiempo para soñar, y sobre todo, tiempo para ser.
Seremi del Trabajo y Previsión Social región del Maule
A un año de la entrada en vigor de la Ley 21.561, que ha transformado el panorama laboral en nuestro país, es fundamental reflexionar sobre el impacto que ha tenido esta normativa en el bienestar de las trabajadoras y trabajadores. La reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas semanales, cuyo primer hito se concretó en abril de 2024 con la disminución a 44 horas, representa un paso significativo hacia la mejora de la calidad de vida y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Desde el gobierno del Presidente Gabriel Boric, hemos sido testigos de un compromiso palpable por ofrecer un entorno laboral más justo y humano. Esta nueva cultura laboral busca que las y los trabajadores puedan disfrutar de un tiempo valioso fuera de sus obligaciones laborales, algo que no solo beneficia su salud física y mental, sino que también repercute positivamente en sus familias y comunidades. En un país donde el bienestar de las personas ha sido históricamente secundado por la presión del trabajo, esta ley surge como un faro de esperanza.
Sin embargo, la implementación de esta ley no ha estado exenta de desafíos. A pesar de que muchas empresas se han adaptado, un número considerable ha quedado fuera del proceso por no cumplir con los requisitos exigidos para la certificación Sello 40 Horas. Esta certificación no solo representa un reconocimiento público, sino que es un distintivo que invita a las empresas a ser parte de este cambio cultural: un compromiso con el respeto a los derechos laborales y el bienestar de sus trabajadores.
Es crucial resaltar los criterios necesarios para obtener el Sello 40 Horas. Para que una empresa pueda certificarse, se requiere que al menos el 80% de su plantilla tenga contratos de trabajo de máximo 40 horas semanales y mínimo 30 horas. También se deben operar sin condenas por vulneraciones de derechos fundamentales, manteniendo al día las cotizaciones de sus empleados. Estos requisitos no son meros trámites; son garantías de que la implementación de la ley se realice en un marco de respeto a los derechos humanos y laborales de todos.
Durante el periodo de 2022 a 2024, hemos otorgado un total de 44 Sellos 40 Horas en la región del Maule. Este reconocimiento se ha distribuido entre diferentes años, siendo 15 en 2022, 14 en 2023 y 15 en 2024. Estos números son reflejo de un avance, pero también nos indican que aún queda un camino por recorrer. Es imperativo que más empresas se sumen a este esfuerzo, no solo por cumplir con la ley, sino por ser parte activa de una transformación que busca que cada jornada laboral se traduzca en el bienestar de quienes sostienen nuestras economías y comunidades.
A medida que nos aproximamos a la siguiente fase de esta ley, que verá una nueva reducción a 42 horas en 2026 y finalmente 40 horas en 2028, es vital que todas las partes involucradas—gobierno, empresas y, por supuesto, los trabajadores—se mantengan en un diálogo continuo. La construcción de un futuro laboral más justo, responsable y humano es tarea de todos y todas.
Celebremos estos logros, pero sigamos trabajando juntos para que la Ley de 40 Horas sea una realidad tangible que beneficie a cada persona en el país. Al final del día, el trabajo no debería consumir todas nuestras horas; también necesitamos tiempo para vivir, tiempo para soñar, y sobre todo, tiempo para ser.
Freddy Mora | Imprimir | 167