viernes 07 de marzo del 2025
El Diario del Maule Sur
FUNDADO EL 29 DE AGOSTO DE 1937
Opinión 15-08-2024
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(María de la Luz Reyes Parada)

A una vuelta de calendario llega septiembre, mes de las Fiestas Patrias y ya el ambiente se ha llenado de una ansiedad que parece florecer por todas partes con coloridos trajes típicos colgando de vidrieras y tendales; China, huasa, chilote, mapuche, nortino y Rapa Nui en encendidos colores y diseños, motivan a muchos a sumarse a esta marea de chilenidad.
La Cueca es la reina y su vestuario, el más requerido; con diseños elaborados por artistas y cantantes como Silvia Infanta –reconocida voz nacional quien a partir de diseños andaluces creó la vestimenta de “china” que ella misma cosía- y María Eugenia Silva, voz femenina de Los de Ramón, con un clásico ropón y sombrero de ala angosta, todos queremos vestir algo que nos haga ver distintios. Hasta los más ariscos jóvenes han sido seducidos por la modalidad “chora”, chaqueta y pañuelo al cuello los varones y medias caladas con vestidos ceñidos, las damas, coqueteando a los sones y tañidos de platos, cucharas y el piano, infaltable, que nos lleva a bares, chinganas y quintas de recreo en donde la felicidad se aplaude y la sed se apaga con un Chacolí (Mosto Chacolí. Es el caldo que la uva produce en la primera y segunda pisa, y el de la estruja que vierte la tabla antes de levantarse el orujo al suncho" (Fernández Niño, 1867). Y, como si fuera un collage, disfrutamos del chamamé patagónico, del insular Sau Sau y los nortinos Trote o Tirana.
La Maestra Margot Loyola sentenció “cueca es cueca”, “hay que bailarla como uno la siente, hoy los jóvenes la están bailando como una expresión de libertad. Pero desde siempre ha habido cueca urbana, no existe un solo estilo de bailarla, hay muchos y diferentes, la cueca chinganero siempre ha existido” (www.tradicionoraldelinares.webnode.cl) y como el baile, también la interpretación musical. Más, no debemos olvidar que son muchos los actuales sonidos chilenos, parafraseando a la Maestra, el pueblo los tiene en el corazón. La cumbia, sin duda alguna, se alojó en nuestra alma como un lenguaje sencillo de amor, nostalgia y picardía. La Sonora Palacios hizo historia con esta mistura musical, que nos regaló “El Galeón español” el año 1964 y “Un año más” en 1980, himno de año nuevo, per se. En nuestra tierra, Grupo 4, Grupo Niebla, Escala, Luna Negra y varios más, ayudaron a que este sonido se sintiera cercano, asociado a algarabía y fiesta. Luego se mezcló con la música ranchera – gran amor del pueblo chileno- para parir la Cumbia Ranchera y el Tropical Ranchero, sonidos absolutamente chilenos, incomprensibles en otros lares, pero que gana adeptos en América.
Para varios es impensable reconocer estos sonidos como nacionales y solo validan Sirilla, Cuando, Gato, Chapecao, Trastasera, Huayno, Cacharpaya, a modo de ejemplo; Sin embargo esas danzas son manifestaciones de otras culturas, europeas en gran medida, que se fundieron en este territorio llamado Chile y se convirtieron en una lenguaje multidimensional enriquecido por experiencias sociales.
Una de las cuecas más sonadas hoy, es “Llorando Ausencia”, interpretada por el Conjunto Maihuén de los Ángeles, representante de la nueva cueca romántica; letras modernas y arreglos musicales ingeniosos van tiñendo las expresiones musicales, matizando con actualidad lo que heredamos de la Patria Nueva, lo que es maravilloso pues encanta a nuevas generaciones quienes sienten que ese lenguaje del país es propio y hace de la música una herramienta potente de comunicación no solo de alegrías y observaciones del entorno, sino de los acontecimientos y emociones del vivir.
Los nuevos músicos chilenos “tradicionales” son quienes se han convertido en modernos trovadores que van dejando rastro de esos hechos. A modo de ejemplo, Los Charros de Lumaco –exponentes de la cumbia tropical ranchera- cuentan la muerte de brigadistas forestales en la canción “Los héroes del bosque” (Huyendo de la pobreza /En un día 5 de enero /Salieron siete titanes/Para combatir el fuego/ Atrapados por las llamas/ Hundidos en un abrazo/ Volaron como almas libres/ Junto a Dios en su regazo/ Los siete muchachos/ perdieron sus vidas). Podemos estar en desacuerdo qué es lo típico, pero cuando algo se nutre y mantiene vivo por la fuerza del pueblo que lo alimenta, claramente, se ha vuelto tradicional.
Septiembre es fiesta, algarabía, primavera, volantines y sol. Costumbres criollas como la vestimenta nueva, pintar el mástil de la bandera y la fachada de la casa, ir a San Antonio a los juegos, los vuelos populares, comer manzanas confitadas, sentir el aroma a aserrín en los pisos de las ramadas de la Alameda, escuchar el voceo típico del heladero con los primeros Chupetes y Vasito helado del Danubio, los asados y fritanga de empanadas. Aromas, colores y formas se han convertido en tradición en nuestras familias, la dimensión en donde se crean las tradiciones.
Ya se siente aroma a fiesta. Yo estoy preparando mi vestido… y eso que no ha llegado septiembre aún.

Freddy Mora | Imprimir | 358