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El Diario del Maule Sur
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Opinión 17-06-2021
CENTENARIO DE LA ESCUELA DE ARTILLERIA DE LINARES


Continuamos dando a conocer los orígenes de la fundación de la Escuela de Artillería de Linares, desde los primeros afanes de los linarenses, su creación en 1921 y hasta 1930, cuando se consolida en la Provincia y el país. (De nuestro libro inédito, Historia Militar de Linares)

CAPITULO 14
EL CUARTEL MILITAR: LAS DILIGENCIAS DE 1915 Y EL PROYECTO DEL REGIDOR SANDALIO J. HERRERA.
El 26 de septiembre de 1915, el regidor Sandalio J. Herrera propuso a la sala municipal un proyecto para agilizar la construcción del Cuartel Militar, el cual se consideraba largamente demorado y por las autoridades. La proposición del edil se fundamentaba en lo siguiente: que el municipio comprometiera un aporte de $ 120.000 para la edificación de un sector del inmueble y la construcción de galpones, utilizando los cimientos ya concluidos, para permitir la instalación provisional de una Unidad del Ejército. Por su parte se pediría al Fisco la emisión de bonos que el Municipio pagaría a 20 años plazo, arazón de $ 6.000 anuales.
Si fuere necesario, el Gobierno podría destinar otra suma igual.
En sus argumentos el regidor Herrera advertía para Linares ventajas de consideración, por cuanto un cuerpo militar de estas características tendría un gasto anual de $ 15.000 que, desde luego, se invertirían en Linares. En la discusión de este proyecto, el tercer Alcalde Leoncio Aguilar estimó insuficiente lo pedido al Gobierno y sugirió alzarlo a $ 120.000.
La Sala de Regidores aprobó unánimemente la idea de Herrera y dejó constancia en acta el acuerdo, propuesto por el segundo Alcalde Luis Mariano Valenzuela, que, “La Municipalidad acuerda gestionar la prosecución del edificio del Cuartel Militar bajo la base que contiene el proyecto del regidor señor Herrera”.
La prensa, que reflejaba muy bien la opinión de la ciudadanía de esos días, comentó con entusiasmo y optimismo:
“Se dirá que los tiempos no son propicios para llevarla a la práctica. Pero debe tenerse en cuenta que el Fisco no va a gastar una suma de consideración. La Municipalidad le va a regalar el dinero y ésta solo le pide que se le proporcionen los bonos para obtener el dinero en sonante. En buenas cuentas, pide un empréstito para una obra que es de suma importancia para el progreso de la localidad”.
El mismo día que se dio a conocer esta información, se convocó a una amplia asamblea de todos los vecinos, a efectuarse en el Municipio el miércoles 29 de septiembre, para dar a conocer en detalle el proyecto y designar las comisiones de vecinos que debían abocarse a los diversos trámites sobre esta materia.
Todo parecía tomar nuevas fuerzas y definirse objetivos concretos respecto del Cuartel Militar. Sin embargo, tres días más tarde – el 29 de septiembre de 1915 - firmada con el seudónimo de FABIO, por primera vez apareció en la prensa una posición marcadamente disidente con la aspiración castrense. Y con razones que parecían valederas.
Se plantaba que un Cuerpo Militar en Linares sería un ente decorativo, que en nada beneficiaba a la comuna, mientras que aspectos de la sanidad local, como la carencia de alcantarillado, eran problemas graves, que causaban enfermedades y no eran debidamente atendidos por las autoridades locales.
En un pie de página, el editor puso paños fríos a la dura nota de FABIO. Dijo que en líneas generales se concordaba con su apreciación, pero que:
“El alcantarillado debe gestionarse con tanto o mayor empeño que el Cuartel Militar. Y no será difícil que se logre buen éxito si los vecinos así como el municipio, le pongan interés a las gestiones”.
Sin embargo, pese a que el cronista FABIO auguraba un amplio rechazo de los vecinos al proyecto del Cuartel, lo cierto es que los más representativos ciudadanos asistieron a la convocatoria del 29 de septiembre, en donde, según se informó, se estimó conveniente “desentenderse de las habladurías” y poner todos los afanes del caso en lograr la conclusión de los trabajos iniciados.
Se resolvió designar una comisión de personeros de los diferentes partidos políticos, para que se dirigieran a Santiago a tomar contacto con las esferas de gobierno, en las instancias que sea aconsejable, para lograr los fines propuestos. Este grupo quedó conformado por el Primer Alcalde Manuel Isidoro Cruz, el Segundo Alcalde Luis Mariano Valenzuela, el Tercer Alcalde Leoncio Aguilar, además de los señores Miguel Ferrada Ibáñez, Francisco Ferrada Troncoso, Armeliano Bobadilla, Sandalio J. Herrera, Emilio Toledo, Alfredo Baeza Yávar y Rejinio del Villar. Como Secretario se designó a Luis M. Uribe.
Se sugirió reunirse nuevamente, para definir acuerdos de las gestiones a cumplir en la capital. Esta sesión se verificó el 2 de octubre en el salón municipal. En ella, el Primer Alcalde Manuel Isidoro Cruz manifestó haber conversado con el diputado Luis Pereira Iñiguez, quien manifestó que en una ocasión anterior había hecho presente al Gobierno el ofrecimiento de Linares de donar una casa para el Cuartel, lo que fue rechazado por el ejecutivo, por lo cual estimó que ese camino no era el adecuado en el fin propuesto.
Planteadas así las cosas, se determinó solicitar una entrevista al Presidente Electo Juan Luis Sanfuentes, quien era propietario en Camarico, donde pasaba sus temporadas de descanso, para obtener su compromiso de contar con una partida en el presupuesto del año 1916, destinada a los trabajos del Cuartel. Para ello, se designó a los señores Manuel Isidoro Cruz, Luis Mariano Valenzuela, Leoncio Aguilar, Francisco Ferrada y Alfredo Baeza.
Sanfuentes accedió a recibir a la comisión el 6 de octubre, en la tarde en Camarico, por lo que un día antes, el grupo se convocó para escuchar los planteamientos que el Comandante del Grupo de Artillería Aldunate, Teniente Coronel Carlos Hermes Espejo hizo al Secretario de la Comisión Luis M. Uribe, quien aconsejó efectuar, además, gestiones ante la Superioridad Militar y más específicamente al Comandante en Jefe de la III División, General José María Bari, cuya opinión sería de gran importancia en la decisión de la autoridad de gobierno. Según el Comandante Hermes, este alto oficial era decidido partidario de la instalación de una guarnición en Linares.
Juan Luis Sanfuentes recibió a los linarenses cordialmente y escuchó con atención sus planteamientos, concordando con ellos. Es más, expresó que ese día debía reunirse con el Ministro del Interior a quien plantearía la situación a fin que consultara en el presupuesto de 1916 un monto de cien mil pesos para avanzar en la construcción del Cuartel y que, en enero próximo, dispondría las medidas del caso para que un Cuerpo de Ejército venga a Linares y se instale en algunas de las casas disponibles.
Respecto del planteamiento referido al aporte municipal, Sanfuentes fue tajante en precisar que la construcción de la Unidad era responsabilidad enteramente del Fisco y no correspondía distraer recursos municipales- que eran escasos - en este proyecto.
Además, respecto del alcantarillado, el futuro Mandatario manifestó su decisión de enviar una comisión de ingenieros a Linares y efectuar un estudio amplio, profundo y definitivo para la construcción de esta solución sanitaria, por lo que, apenas asumiera sus altas funciones, examinaría los dineros destinados a estas obras y así considerar a Linares entre los próximos trabajos.
Con estos antecedentes y juicios de Sanfuentes, la delegación regresó cifrando grandes esperanzas sobre la concreción de los proyectos para la ciudad.
Sin esperar más tiempo, el 8 de octubre la comisión pro Cuartel Militar se reunió en el Municipio a la una y media de la tarde para escuchar el informe de la delegación que viajó a Camarico, dándose cuenta de lo ya expresado.
En ese objetivo, se resolvió visitar los posibles inmuebles a ser arrendados con este fin, para tener registro de sus cánones de arriendo y levantar los croquis necesarios para examen de la autoridad militar. De esta diligencia se encargó a Ladislao Zarate, Sandalio J. Herrera, y Rejinio del Villar, a quienes se dio un plazo no mayor de veinticuatro horas para cumplir con el cometido.
Dos días después, el 11 de octubre, la comisión se reunió nuevamente para analizar las cuentas de quienes realizaron las gestiones ya descritas, especialmente en lo referido al inmueble que debía arrendarse.
De todos los examinados, se informó que los más adecuados eran el de la escuela ubicada en Calle Carmen (entre Delicias y Maipú) y otro de Calle Colo Colo, de propiedad de Alfredo Baeza Yávar.
De las dos propiedades, se optó por escoger la escuela, cuya extensión permitía construir galpones por un monto estimado en $ 6.000 y que, después, podrían servir para la edificación del Cuartel.
Don Leoncio Aguilar, quien tenía ferretería, ofreció vender el zinc necesario a largo plazo y con fuerte descuento.
Se determinó la designación de una delegación para que viajara a Santiago y ofreciera este inmueble al gobierno, conjuntamente con el del lazareto.
Para reunir fondos destinados a costear los gastos del traslado a Santiago de la comisión, se abrió una lista de erogantes por cada sector de Linares, donde se reunieron prontamente poco más de $ 300 cantidad suficiente para financiar lo ya planteado.
Es destacable el afán, cohesión y entusiasmo con que los diversos estamentos de la ciudad sin distinción de rangos ni clases, aportaron con su esfuerzo a esta obra, que se convirtió en una obsesión para todos.
Para viajar a la capital, se dio atribuciones a los tres Alcaldes de la Comuna, Manuel Isidoro Cruz, Luis Mariano Valenzuela y Leoncio Aguilar, a quienes se juzgó como lo más representativo de Linares. No obstante, se les expresó que el viaje debía hacerse antes del domingo 16 de octubre próximo.


Foto: General Josè Maria Bari, cuya opinión fue decisiva en la construcción del Cuartel Militar de Linares.



JAIME GONZALEZ COLVILLE
Academia Chilena de la Historia
Freddy Mora | Imprimir | 1108