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viernes 30 de mayo del 2025
Opinión 29-05-2025
Chile país de “reposo milagroso” y conciencia selectiva

Augusto Leiva Garcinuño
Un simple ciudadano del sector privado y que paga impuestos
¡Qué suerte vivir en un país donde la salud pública es tan delicada como la memoria selectiva de nuestros funcionarios! Gracias a la heroica, y casi milagrosa, Contraloría y su famosa “Lista de Dorothy” (que por poco no fue acusada de dictadora o nazi), supimos que más de 25.000 servidores públicos estuvieron tan graves… que solo el clima de Miami, Punta Cana o un crucero por el Caribe podía curarlos. Porque claro, nada mejor para el reposo que una piña colada en alta mar. ¡Milagros del sistema! ¡El descanso es tan importante! Qué bueno que se cuiden tanto.
Lástima que ese "autocuidado" lo pagamos todos.
Eso sí, en una reacción tan espontánea como coreografiada, alcaldes, ministros y autoridades de gobierno salieron rápidamente a repudiar estas prácticas. ¡Qué escándalo! ¡Qué abuso! ¿Cómo puede pasar algo así en Chile? (Se preguntan entre ellos, con cara de asombro, mientras miran el calendario de sus propios viajes al extranjero durante sus "jornadas de reflexión"). Y uno, ingenuo, se pregunta: ¿no eran ellos los responsables de controlar esto o parte del proceso de control? ¿O estaban también “con licencia”?
La indignación es transversal. Todos condenan, todos lamentan, todos sacan comunicados. Pero cuando había que fiscalizar, hacer seguimiento, o simplemente preguntarse si alguien que estaba “en cama” podía estar subiendo selfies en la Torre Eiffel… bueno, ahí todos prefirieron mirar para el lado, no levantar polvo, no incomodar a nadie. Al fin y al cabo, ¿quién quiere problemas con la “casta del reposo eterno”?
Esto, dicen los expertos, es solo “la punta del iceberg”. Y vaya que lo es: debajo está el verdadero Titanic de los privilegios públicos, donde la fiesta no la para ni el iceberg más duro. Total, si hay que pagar los daños, lo hace “Moya”. Y Moya, ya sabemos, siempre paga puntual.
Pero tranquilos, que aquí no pasa nada. No se puede despedir a nadie, aunque haya evidencia, nombres, RUNs, pasajes de avión y fotos con piña colada en mano. ¡Faltaba más! Primero hay que hacer un sumario, luego revisar si el sumario está bien sumariado, y después... bueno, esperar a que pase la tormenta mediática. Porque acá no prima la decencia, sino el procedimiento. ¡Y qué procedimientos!
Y mientras todo esto ocurre, en la otra esquina del país, hay un chileno honesto esperando que el COMPIN le apruebe una licencia de verdad, por una enfermedad real, con papeles, exámenes y todo. Pero no, a él no le creen. A él le piden hasta un certificado del alma.
Nos hemos acostumbrado al abuso como quien se acostumbra a la humedad en las paredes: ya ni lo vemos. Robar se convirtió en algo de “turnos”, de “empates”, de “ahora nos toca a nosotros”. Y así seguimos, en el país del vivo, donde ser honesto es de tonto, y mentir es parte del currículum.
Chile no tiene solo un problema administrativo. Tiene una crisis moral de proporciones. Y lo peor de todo: muchos lo saben, pero pocos se atreven a decirlo. Porque, al final, nadie quiere quedarse sin su licencia… ni sin su pasaje.
Freddy Mora | Imprimir | 122