Claudio Azat
Director del Doctorado en Medicina de la Conservación
U. Andrés Bello



Vivimos en un planeta en evidente crisis, humanitaria y ecológica. La primera por acción del ser humano, y la segunda, también.

Nunca antes ha habido tanto interés por proteger el medioambiente, pero al mismo tiempo, nunca había estado tan amenazada la vida en el planeta: la pérdida de biodiversidad, la destrucción del hábitat y la introducción de especies invasoras aumentan el contacto entre la vida silvestre, los animales domésticos y los humanos, creando más oportunidades para la transmisión de enfermedades zoonóticas.

Lo vimos con la reciente pandemia, y lo estamos observando hoy con los brotes de influenza aviar altamente patogénica H5N1. Solo en nuestro país, la gripe aviar ha estado asociada con la muerte de más de 100.000 animales silvestres (principalmente aves y mamíferos marinos), y junto a Perú son los países que han sufrido la mayor pérdida de biodiversidad a causa de esta enfermedad. Mortalidades masivas de fauna silvestre sin precedentes han ocurrido en todos los continentes a excepción de Australia. En febrero de este año, se cumplió la temida predicción de que el virus llegaría a la Antártica, refugio de biodiversidad a nivel global, donde se está produciendo una catástrofe ambiental.

Este virus ya ha dado muestras de su capacidad de mutar e infectar con facilidad a mamíferos. Recientemente, se han detectado brotes en 69 lecherías en 9 estados de EEUU, hasta ahora sin causar mortalidad en vacas, pero con transmisión del virus a gatos y tres ordeñadores, uno de ellos con sintomatología respiratoria.

Si bien se mantiene como un evento extremadamente raro, 28 casos de H5N1 han sido diagnosticados en humanos desde el 2021, incluido un hombre de 53 años proveniente de Tocopilla, quien logró recuperarse después de 2 meses de hospitalización. La alta letalidad del virus mantiene en alerta a los servicios de salud pública debido al potencial pandémico del virus, en el caso de que logre adaptarse al ser humano y se facilite su propagación. La reciente muerte de un hombre en México, quien mantenía enfermedades de base y resultó positivo a influenza aviar A H5N2, sin duda enciende las alarmas.

Para abordar lo que podría ser una crisis ecológica y sanitaria de amplia escala, se requiere de una aproximación “One Health” (o Una Salud), es decir, el trabajo conjunto y colaborativo entre científicos, autoridades de salud, productores pecuarios y la población. El camino es co-diseñar e implementar estrategias para la prevención, control o mitigación de esta enfermedad.

En este contexto de vulnerabilidad, nuestra única opción viable es adoptar una perspectiva integral que reconozca la interdependencia de la salud humana, animal, vegetal y de los ecosistemas en los que habitan. La aproximación de Una Salud no es solo un concepto teórico, sino una necesidad práctica y urgente. Al trabajar unidos, podemos proteger los ecosistemas, frenar la pérdida de biodiversidad, prevenir futuras pandemias y asegurar un planeta más sano y seguro para las próximas generaciones. El momento de actuar es ahora, y la responsabilidad es de todos.