martes 15 de octubre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Opinión 18-09-2024
CRONICAS DE VIAJES Y DE LIBROS II CAMINO A LETONIA


Rodrigo Biel, abogado y docente

Siguiendo en Estonia, visitamos la catedral ortodoxa rusa de Alejandro Nevski es hermosísima, grandiosa; estaba atiborrada de gente, ingresamos y participamos del rito, en un respetuoso silencio. Su construcción se inició el año 1825. Frente a la catedral se ubica el edificio rosado del Riigikogu, es decir, del parlamento estonio.
Cerca del parlamento hay varias embajadas y un mirador, desde el cual vemos la ciudad y, como el día estaba muy despejado, también la bahía, observando los barcos y cruceros que llegaban o salían del puerto. Me dicen que la parte mas angosta de ese mar esta frente a Tallin, con 52 kilómetros y la mas ancha es de 120 kilómetros
En verdad no noté en Tallin, que existiera una sensación de guerra inminente con el vecino, sin embargo al visitar la cárcel llamada “Paterei”, señalada como símbolo de la represión soviética, se entiende el desamor con los vecinos rusos; paseando por una de las calles aledañas a la plaza pasamos por frente de un edificio, al parecer usado por Rusia, se apiñaban en el suelo muchas pancartas en apoyo a Ucrania, como también flores para los caídos. En la noche, en uno de los restaurante vimos comiendo a varios militares, elucubrando que podían ser pilotos, ya que en Estonia hay un destacamento aéreo de España y Alemania.
Miro el reloj, es medianoche y está claro como si estuviéramos de día, y, a las 4 de la mañana, vuelvo a mirarlo y seguía de día. Dicen, que, en verano, la noche puede durar tres horas.
El 24 de junio, a las 9 de la mañana nos vamos al Tallinna Bussijaam, el terminal de buses, para subirnos a un bus de la empresa Lux Express, que nos llevara a Riga, la capital de Letonia; el pasaje nos costó 14 euros a cada uno, es decir, un poco más de catorce mil pesos chilenos, para recorrer 310 kilómetros. El terminal limpio y ordenado. Nos recibe una señora muy amable, quien revisó los pasaportes y acomodó el equipaje. Grande fue nuestra sorpresa al ver que dicha señora era quien conducía el bus.
En el bus, tanto el agua mineral como el café son gratis, pero la diferencia con nosotros, es que uno se levanta de su asiento y se sirve el agua y café que desee.
Como viajamos hacia el sur, este terminal se encuentra en la parte sureste de Tallin, en el extremo norte del país, por ende, cruzaremos toda Estonia de norte a sur, por una carretera de doble sentido, salvo en algunas partes, que era de doble vía.
El paisaje que encontramos saliendo de Tallin, es muy verde, parecido al que se ve en la zona de Osorno; el bus viaja a una velocidad que de seguro ni siquiera es de 100 kilómetros por hora, por lo que no nos perdimos detalle del entorno, observamos muchas casas residenciales, ondeando en todas ellas la bandera estoniana de tres franjas, una de color azul, otra negra y otra blanca.
Apreciando este paisaje tan bucólico, es impensable imaginarse que en varias veces fue invadido y subyugado por otras potencias.
Entrando a la zona rural, el parecido con nuestro sur se hace más evidente, toda vez que el clima es muy parecido; el cielo está despejado y la temperatura exterior de 21 grados Celsius. Los campos se ven sembrados y de entre los árboles reconozco solo los pinos. A lo lejos observo muchos caballos. Las casas que ahora vemos son de madera y muy coloridas.
A las 10.45 horas llegamos a Pärnu, aún en Estonia, a un terminal de buses donde el bus se detiene por 15 minutos; bajan y suben pasajeros, cambiamos de chofer y seguimos. La temperatura en el exterior es de 23 grados. Atravesamos por un puente, el rio Pärnu, que desemboca en el golfo de Riga.
Ahora los bosques son tupidos y la señalética nos avisa que estamos más cerca de Riga; divisamos a nuestra derecha, el mar; nos dicen que es el golfo de Riga. Nos cuentan que en Pärnu hay una playa exclusiva para mujeres.
Cuando el reloj marca las 11,34 horas, presumo que estamos en Letonia, ya que las casas que vamos dejando atrás tienen la bandera letona. No hubo revisión de la policía ni de aduana.
Al parecer en Riga llovió, las calzadas están mojadas, se observa mucha humedad en los edificios, me recuerda mi natal Concepción.


Freddy Mora | Imprimir | 315