jueves 02 de mayo del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 12-05-2023
¿DECADENCIA?

Fernando A. Freire González
Estudiante de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez

Cargado de resonancia emotiva, más de dos tercios del Consejo Constitucional representa para Pancho Vidal, políticos de izquierda, académicos progres, mistagogos y jovencitos sin corbata de barba y bigote, algo propio y digno de burgueses guatones y ricachones con traje de Pepe grillo apoyados en bastón y fumándose un puro, y hasta de aristócratas decimonónicos con sombrero de copa, cacha de marfil y carruaje. Como sea que sea concebido, tras casi cuatro años de juerga izquierdista con todas las de la ley, sus consabidas ideas empapadas de clichés, rencor, vanidad y esa arrogancia insoportable de los chantas, incluyendo la violencia vesánica de la que se pasaron de la raya con tanto trago, está decayendo.
La decadencia es el proceso inevitable de todo sistema vivo, sea un organismo, una sociedad, un movimiento artístico o cultural, una postura religiosa o ideológica. No es coincidencia incluso que la expresión sea usada a menudo en las ciencias sociales. Una de las obras de Friedrich Nietzsche, uno de los filósofos más particulares del siglo XIX y más mal interpretados de la historia, es “El ocaso (decadencia) de los ídolos”. “La Decadencia de Occidente” de principio del siglo XX es el título de la obra más notable del olvidado Oswald Spengler. Y una de las más grandiosas obras del siglo XVIII es la “Decadencia y Caída del Imperio Romano” de Edwards Gibbon. A fin de cuentas, es un proceso universal y nada ni nadie se salva… no por mucho todos tenemos un viejo chuñusco en casa. Es de tener en consideración eso sí que al menos en nuestro país el declive de la izquierda en estas elecciones ha carecido de grandeza. No es lo mismo la extendida y majestuosa decadencia y caída del Imperio Romano a la decadencia y caída de una congregación de partidos políticos integrado por tontos viejos y millenials idealistas que pretendían cambiar el “viejo” Chile, pero que despiertan y se develan como una mera patota de mediocridades empapadas de necedad.
Era de esperar por tanto lo ocurrido en las urnas electorales. Quienes tienen parientes, amigos, conocidos, colegas y compañeros de trabajo que siempre votan por la izquierda, centro izquierda y centro habrán podido palpar, por confesiones directas o indirectas, el número creciente de quienes se prepararon, aunque sin proclamarlo porque es secreto obsceno que ha de mantenerse fondeado en el silencio, a votar por el candidato de la derecha, en vista de que sea preciso restaurar la economía, las instituciones, educación, la ley, integridad territorial, orden público y la restauración del sentido común, considerando que los chilenos ya están hastiados del despelote, el cantinfleo y de todo el gran elenco de la calamitosa obra progre que se nos ofrece a través de la plurinacionalidad, el fraccionamiento territorial del país, “solidaridad” para el barrido y el fregado, no más AFP, saqueo de los ricos, saqueo de los cotizantes, métale inestabilidad a todo trapo al país, la destrucción del “modelo” neo-liberal, y un interminable etcétera, que no son más que un indescriptible revoltijo de ideas plausibles y absurdas, de buenas intenciones y oportunismos, de metas alcanzables y otras delirantes, de sentimientos humanitarios y odios particulares, de estropicio y locura.
¿Cuál es la dimensión de este decaimiento? ¿Qué peso tiene la contundente derrota de la izquierda en las urnas electorales? Imposible saberlo. Y sin embargo se sienten ya las primeras sacudidas. Movimientos de izquierda siendo tan vagos, indefinidos y contradictorios sus dogmas, tan incomprobables por medio de la lógica o el sentido común, se apoyan en una doctrina sólida que mantiene a sus fieles natural y virtualmente unidos para rebelarse. Verdad es que, la izquierda es como los vampiros: luego de una breve vida suspendida, emergen de sus tumbas con sus trajes gastados, apolillados, haraposos y llenos de tierra, listos para celebrar un nuevo baile. La pregunta es con qué velocidad y fuerza lo harán esta vez.

Freddy Mora | Imprimir | 794