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El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 29-10-2024
DEFENESTRACION
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Rodrigo Biel, abogado y docente
¡Qué palabrita! ¡Que palabrada!

A diario la escuchamos, durante la tramoya de la acusación constitucional, fue el episodio de moda. Gamonal, analista de la política chilena, decía que Chile es un país episódico; ocurre un hecho tapando el anterior, el cual a su vez será tapado por un episodio futuro.
En clase, mis alumnos me preguntaron sobre el significado de defenestrar, luego de una rápida investigación, se respondieron que es “el acto de arrojar a una persona por una ventana”; obvio, en latín fenestra es ventana. En francés es fenêtre, en italiano “finestra”, en rumano “fereastra”. Y el prefijo “de” que antecede a fenestra, significa “sacar fuera, como también “desde”, ende, defenestrar es “desde la ventana” o “sacar fuera de la ventana”, mejor parece ser “arrojar por la ventana”.
No es el acto de arrojar por la ventana a cualquier persona, sino que, a alguna, revestida de autoridad. Dicho de otro modo, es sacarlo de su cargo, expulsarlo de su cargo, destituirlo de su cargo. Y de ese modo cuando leemos en la prensa y/o escuchamos que fulano de tal fue defenestrado, debemos leer, destituido.
Peor aún, esa destitución, para responder al concepto de defenestración, debe ocurrir con ignominia.
En todo caso, el acto de defenestrar no es nuevo, el viejo testamento de la biblia y otros textos religiosos nos recuerdan la defenestración de la reina Jezabel; la historia nos narra la defenestración de Praga, como también, la defenestración de Miguel de Vasconcelos en Portugal; la defenestración de Grimau en Madrid, y hay otras más.
Jezabel fue reina de Israel, nació en lo que actualmente es el Líbano, escenario de la guerra de los israelíes con Hezbolla. Cuenta la historia, que, debido a la protesta de los profetas, ella los mandó a matar a todos, sobreviviendo uno de ellos, lo que motivó que el rey Jehu, para castigarla, ordenara arrojarla por una ventana de la torre.
En algunos textos que analizan a esta mujer, la muestran “como una mujer de convicciones y compromisos fuertes que decidió mantener sus opiniones divergentes del discurso oficial, aun a riesgo del castigo anunciado”, no es el momento de adentrarnos en eso, ni tengo los conocimientos para hacerlo. Ella ha sido descrita como el paradigma de la maldad y de la manipulación, ésta que nos hace decir: se hará a mi manera y punto.
En el libro: “La muerte de Jezabel”, la escritora británica, Cristianna Brand, narra un asesinato inspirado en la historia de aquella reina, interesante será leerlo.
La segunda defenestración que les comparto, es la “La defenestración de Praga”, que tiene su origen en la lucha religiosa entre protestantes y católicos.
El periodista español César Cervera, citando y comentando un libro del historiador Peter Wilson narra, que, en el año 1618, en Bohemia, los aristócratas protestantes se rebelaron contra los gobernadores del Emperador, que amenazaba con terminar con sus privilegios, asaltando el castillo para matarlos: “los cinco hombres armados arrojaron de cabeza a Martinitz por la misma ventana en la que colgaba Slavata, quien minutos antes había corrido la misma suerte. A la vista de sus habilidades felinas, los agresores causaron heridas en las manos de Slavata para que se soltara, de modo que también cayó con pesadez sobre una distancia de 17 metros. Slavata se golpeó la cabeza, sin graves consecuencias, contra el alféizar de una de las ventanas inferiores; mientras Martinitz se levantó con apenas rasguños (…)”.
Lo que enfadó a los asaltantes, fue la petición de que le llevaran un confesor, que hizo el gobernador von Martinitz. La salvación de los gobernadores, fue interpretada por los católicos como una señal divina; al parecer los tres cayeron, suavemente, sobre un montón de estiércol depositado en el foso del castillo.
Esa defenestración, marcó el principio de la guerra de los 30 años, que ocurrió en la Europa central, entre los años 1618 y 1648, la que concluye con la Paz de Westfalia.
Un tercer arrojamiento ocurre en Portugal, lanzando desde una fenestra a Miguel de Vasconcelos, quien manejaba la hacienda pública en Portugal, en nombre del Conde-duque español, castigando a los portugueses con impuestos altos y demanda de tropas al servicio de España, y como Vasconcelos era portugués lo motejaban de traidor.
Transcurría el año 1640, cuando los rebeldes entran al palacio de Lisboa, lo toman y lo defenestran por la fachada del palacio cayendo a la plaza del mercado, resultando muerto, por cierto.




Freddy Mora | Imprimir | 358