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domingo 15 de junio del 2025
Opinión 15-06-2025
Día del Padre y las distintas formas de paternidad

Ivonne Maldonado
Directora Carrera de Piscología
Universidad de Las Américas, Sede Concepción
Existen tantas maneras de ejercer la paternidad como padres hay en el mundo. Si bien algunas formas resultan más comunes y fácilmente reconocibles, la experiencia paterna es única y se construye a partir de las realidades, capacidades y aprendizajes de cada persona. Más allá de cualquier clasificación, este Día del Padre representa una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de paternidad que se quiere desarrollar. Es importante reconocer y valorar a todos aquellos padres que, desde distintos puntos de partida, se preocupan por sus hijos y por el rol que desempeñan en sus vidas. Lo fundamental es seguir avanzando hacia una paternidad más activa, presente y responsable.
En este camino de observación y reflexión, es posible identificar ciertos perfiles que ayudan a comprender mejor los distintos modos en que se ejerce este rol. Dentro de esta clasificación no oficial, se reconoce al llamado “padre-no padre”: aquel que cumple únicamente con el acto biológico de engendrar, pero no asume ningún otro compromiso afectivo o de crianza. El psiquiatra Jorge Barudy lo define como parte de la parentalidad biológica y difícilmente se le podría felicitar en una fecha como esta. Resulta lamentable que, con lo valioso que es acompañar a los hijos en su desarrollo, haya quienes se pierdan esa experiencia.
También está el denominado “padre cacho”, cuya presencia, lejos de ser un aporte, suele generar más conflictos que soluciones en la crianza. Esta figura tiende a incurrir en malos tratos, aumenta el nivel de estrés en el entorno familiar y evita asumir responsabilidades, culpando a los demás por lo que ocurre. No es raro escuchar que, en muchos casos, este padre termina siendo “un hijo más” dentro del hogar.
Aparecen luego los “padres de fin de semana”, que raramente se involucran en aspectos cotidianos como las tareas escolares, la disciplina o los acuerdos familiares. Suelen interactuar con sus hijos solo cuando así lo dispone un tribunal. En el mejor de los casos, los fines de semana se transforman en breves vacaciones: los niños salen a pasear, comen comida chatarra o se rompe la rutina establecida por la cuidadora principal. En un escenario desfavorable, los niños son dejados al cuidado de una abuela o quedan solos mientras el padre atiende sus propios asuntos.
Más adelante, se encuentra la figura del “papá-tío”. Tal como, en algunas ocasiones, ocurre con los tíos, estos padres disfrutan de sus hijos solo cuando todo está en calma y bajo control. Pero apenas surge algo incómodo —como un llanto o un cambio de pañal—, se desentienden. Este tipo de padre suele “ayudar” en la crianza, pero solo desde su zona de confort.
Frente a estos modelos limitados o ausentes, también es importante destacar las experiencias positivas. Es el caso de los padres pingüinos: aquellos que no solo disfrutan de la compañía de sus hijos, sino que también están dispuestos a asumir con compromiso y afecto las responsabilidades que implica la paternidad, incluso cuando viven separados de la madre. Son aquellos que comparten tareas, se involucran activamente y no ven la crianza como un favor, sino como una responsabilidad natural. Con satisfacción, se observa que este tipo de paternidad ha ido ganando espacio en el mundo actual, lo que puede considerarse como un valioso avance impulsado por las generaciones más jóvenes.
Directora Carrera de Piscología
Universidad de Las Américas, Sede Concepción
Existen tantas maneras de ejercer la paternidad como padres hay en el mundo. Si bien algunas formas resultan más comunes y fácilmente reconocibles, la experiencia paterna es única y se construye a partir de las realidades, capacidades y aprendizajes de cada persona. Más allá de cualquier clasificación, este Día del Padre representa una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de paternidad que se quiere desarrollar. Es importante reconocer y valorar a todos aquellos padres que, desde distintos puntos de partida, se preocupan por sus hijos y por el rol que desempeñan en sus vidas. Lo fundamental es seguir avanzando hacia una paternidad más activa, presente y responsable.
En este camino de observación y reflexión, es posible identificar ciertos perfiles que ayudan a comprender mejor los distintos modos en que se ejerce este rol. Dentro de esta clasificación no oficial, se reconoce al llamado “padre-no padre”: aquel que cumple únicamente con el acto biológico de engendrar, pero no asume ningún otro compromiso afectivo o de crianza. El psiquiatra Jorge Barudy lo define como parte de la parentalidad biológica y difícilmente se le podría felicitar en una fecha como esta. Resulta lamentable que, con lo valioso que es acompañar a los hijos en su desarrollo, haya quienes se pierdan esa experiencia.
También está el denominado “padre cacho”, cuya presencia, lejos de ser un aporte, suele generar más conflictos que soluciones en la crianza. Esta figura tiende a incurrir en malos tratos, aumenta el nivel de estrés en el entorno familiar y evita asumir responsabilidades, culpando a los demás por lo que ocurre. No es raro escuchar que, en muchos casos, este padre termina siendo “un hijo más” dentro del hogar.
Aparecen luego los “padres de fin de semana”, que raramente se involucran en aspectos cotidianos como las tareas escolares, la disciplina o los acuerdos familiares. Suelen interactuar con sus hijos solo cuando así lo dispone un tribunal. En el mejor de los casos, los fines de semana se transforman en breves vacaciones: los niños salen a pasear, comen comida chatarra o se rompe la rutina establecida por la cuidadora principal. En un escenario desfavorable, los niños son dejados al cuidado de una abuela o quedan solos mientras el padre atiende sus propios asuntos.
Más adelante, se encuentra la figura del “papá-tío”. Tal como, en algunas ocasiones, ocurre con los tíos, estos padres disfrutan de sus hijos solo cuando todo está en calma y bajo control. Pero apenas surge algo incómodo —como un llanto o un cambio de pañal—, se desentienden. Este tipo de padre suele “ayudar” en la crianza, pero solo desde su zona de confort.
Frente a estos modelos limitados o ausentes, también es importante destacar las experiencias positivas. Es el caso de los padres pingüinos: aquellos que no solo disfrutan de la compañía de sus hijos, sino que también están dispuestos a asumir con compromiso y afecto las responsabilidades que implica la paternidad, incluso cuando viven separados de la madre. Son aquellos que comparten tareas, se involucran activamente y no ven la crianza como un favor, sino como una responsabilidad natural. Con satisfacción, se observa que este tipo de paternidad ha ido ganando espacio en el mundo actual, lo que puede considerarse como un valioso avance impulsado por las generaciones más jóvenes.
Freddy Mora | Imprimir | 144