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miércoles 11 de diciembre del 2024
Opinión 30-11-2024
El futuro de la tecnología: aprender de Roz para un desarrollo inclusivo y responsable Jeannette Escudero, directora ejecutiva de Talento Digital para Chile
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) y la transformación digital han pasado de ser tendencias emergentes a convertirse en ejes fundamentales para la economía, la sostenibilidad y el bienestar social. En medio de este panorama, hay quienes todavía miran con recelo el avance de estas tecnologías, alimentando el temor cinematográfico a que los robots y la automatización dominen nuestras vidas. Sin embargo, como nos lo muestra la película “Robot Salvaje “, este miedo al cambio puede ser un obstáculo que nos impide ver el verdadero potencial de la tecnología: no como una amenaza, sino como una oportunidad para crear un futuro más sostenible.
La historia de Roz, el robot que naufraga en una isla deshabitada y se adapta a su entorno para ayudar a los animales a sobrevivir, es mucho más que una simple aventura de ciencia ficción. Es una lección profunda sobre la importancia de la adaptación, la cooperación y la integración con el entorno. Roz no impone su presencia, sino que aprende de la naturaleza y de los seres que la habitan, fusionándose con ellos para lograr un equilibrio que permita la supervivencia de todos. Este es el mismo enfoque que debemos adoptar frente a la digitalización y la IA: no resistirnos, sino aprender a convivir con estas tecnologías, aprovechando sus ventajas para mejorar nuestras vidas.
Hoy, muchos temen que la tecnología desplace trabajos, sustituya habilidades humanas o incremente la desigualdad. Es una preocupación legítima, pero al igual que Roz, el reto no está en luchar contra el cambio, sino en adaptarse a él. Los avances en IA no deben ser vistos como una amenaza para el empleo, sino como una oportunidad para generar nuevos tipos de trabajos, más especializados y colaborativos, que ayuden a resolver problemas sociales, económicos y medioambientales, entre otros. La clave está en encontrar un equilibrio, integrando la tecnología de manera que potencie la calidad de vida de las personas, en lugar de ponerla en riesgo.
Las políticas públicas, las empresas y la sociedad civil deben colaborar para garantizar que la adopción de la tecnología beneficie a todos. En lugar de que la digitalización sea un proceso excluyente, debe ser inclusiva, ofreciendo oportunidades de educación y desarrollo profesional en el campo digital para todos los sectores de la sociedad. Al igual que Roz crea un vínculo con los animales de la isla, debemos crear vínculos entre la tecnología y las personas, de modo que la IA y otras innovaciones se conviertan en aliados para el desarrollo y no en una fuente de desigualdad.
En este sentido, es necesario que las políticas públicas impulsen programas de formación y reconversión laboral que preparen a las personas para los nuevos desafíos tecnológicos y las habilidades del siglo XXI, garantizando que nadie quede atrás. Ya no se trata solo de aumentar la cantidad de personas que entran en carreras tecnológicas, sino de asegurar que tengan el apoyo necesario para completar su formación, ingresar al mercado laboral y tener trayectorias exitosas.
Así como Roz, a pesar de ser un robot, aprende a entender y proteger la vida en su isla, debemos aprender a integrar la tecnología de manera que se convierta en un motor de cambio positivo, un aliado en la lucha contra la pobreza, el cambio climático y la desigualdad social. Porque, al final, el futuro no lo define la tecnología, sino la Inteligencia Humana decidiendo cómo usarla para construir un mejor mañana.
Freddy Mora | Imprimir | 274