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Opinión 21-01-2022
EL INICIO DE UN AÑO COMPLICADO EN ASIA

El llamado conflicto híbrido no es nada nuevo. Esta forma de hacer la guerra, sin guerra, ya fue utilizada por los rusos en la anexión de Crimea (hasta ese entonces parte de Ucrania), en el año 2014. En efecto, tal como lo menciona Tomas Reis, profesor de la Escuela de Defensa de Suecia: "Se podría decir que esta nueva especie de guerra híbrida está definida por el hecho de que no hay una distinción real entre la guerra y la paz".
En estos últimos días, hemos sido testigos de la situación de crisis que está viviendo Kazajistán, el país con el 9no espacio territorial más grande del mundo y rico en yacimientos petrolíferos. Cuyo territorio era parte de la Unión Soviética y que aún mantiene fuertes vínculos con Rusia.
En efecto, el domingo pasado, la población de Kazajistán, aparentemente de forma espontánea, inició una serie de fuertes protestas en contra del gobierno por el aumento del precio del combustible, llegando a registrar decenas de muertos, tanto civiles como de fuerzas del orden, particularmente en la ciudad de Almaty.
Pero a esta protesta, se le suma el descontento con el propio gobierno de Kazajistán, de carácter autoritario que en las últimas elecciones ha triunfado con el 100% de aprobación (cabe mencionar que no hay una oposición establecida).
El presidente Tokáev, ha visto como importantes edificios gubernamentales y estaciones de policía, sumados a locales comerciales, han sido quemados por turbas de manifestantes.
Croquis de la ubicación de Kazajistán (Fuente BBC News)
Hasta el día de hoy, los manifestantes no han abandonado las calles de las principales ciudades de Kazajistán y la policía, en un comienzo, actuando con todo el rigor, ha ido disminuyendo su accionar, por lo que esta situación no parece tener un pronto fin.
Pero que tiene que ver Ucrania con Kazajistán y el conflicto híbrido relatado en el principio de esta columna. Pues bien, en Ucrania se generó tal inestabilidad en las protestas del pueblo contra el gobierno, que fue la instancia que aprovecho Rusia, para, en un resumen muy general, ocupar el territorio de Crimea, con el concepto de que lo hacía para proteger a la mayoría de la población rusa que vivía en esa región. Para ello, se generó la inestabilidad necesaria desde dentro del país vecino, para que así se viera a las fuerzas armadas rusas como las “salvadoras” de la situación y de paso, anexarse un territorio de gran importancia geoestratégica.
Ahí, es donde se puede ver la llamada “zona gris” de la guerra híbrida, es decir, desestabilizar desde adentro a un estado, para ocupar la zona que me interesa y hacerlo aparecer como una “necesidad para acabar con la situación de inestabilidad”.
No es el propósito de este artículo entrar en el detalle de lo que es un conflicto híbrido, pero hay muchísima literatura al respecto y también se puede encontrar fácilmente en buscadores online.
Pero aclaremos que este tipo de “hacer la guerra” y su zona gris, buscan efectivamente la desestabilización del estado, sus instituciones y sus principios, para que de dicha inestabilidad, fuerzas estatales o no estatales, aprovechen ese instante para lograr sus propósitos, en un área en donde no se llega al límite de generar un conflicto como lo conocemos, pero que sin duda debilita al estado agredido a tal punto de que se ve derrotado en todos sus procesos de toma de decisiones y de estabilidad.
Por ello, volvamos al presente. Esta semana en Kazajistán, país rico en recursos naturales como se ha mencionado, el presidente Kasim-Yomart Tokáev, en una medida extrema dado los hechos, solicitó al gobierno ruso en particular y a la Organización de Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que agrupa a seis países de la zona liderados por Rusia, el apoyo para aplacar las protestas. De inmediato se dio la aprobación para que fuerzas de “paz” de ocupación rápida de Rusia entren en territorio kazajo. Entonces así parece, estamos volviendo al año 2014.
Hoy occidente, que no olvida lo ocurrido en Ucrania, culpa a Rusia de ocupar el mismo concepto de guerra híbrida, acusándolo de crear ellos mismos una desestabilización del país vecino que implique la ocupación militar rusa y, por otra parte, Rusia, acusa a occidente de generar una desestabilización del gobierno de Tokáev (pro ruso) para generar condiciones ventajosas sobre las riquezas minerales de dicho país.
Por lo tanto, con una “noticia en desarrollo” como se menciona en jerga periodística, habrá que estar atentos al devenir de esta situación, que podría escalar las tensiones entre oriente y occidente, en un sector como el Asia Central, que muchos consideran como la zona de seguridad de Rusia ante los países occidentales.
Quema del Palacio del Gobernador en Almaty.
(Fuente Getty Images)

Sumado a lo anterior, en un país sin internet y sin una prensa abierta, va a resultar difícil saber la realidad de los acontecimientos que están sacudiendo a esa nación de 19 millones de habitantes. Sin duda, un comienzo difícil para este 2022, en lo respectivo a la lucha de las hegemonías mundiales.

*Director de la Escuela de Artillería, Magister en Planificación Operacional y Magister en Educación Superior. Profesor universitario. Es post graduado en Relaciones Internacionales en el Royal College of Defence Studies y post graduado en Pensamiento Estratégico en el King’s College of London, ambos en el Reino Unido.


Rodrigo Serrano Q.*
Freddy Mora | Imprimir | 779