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lunes 02 de junio del 2025
Opinión 31-05-2025
La violencia cultural instalada en la escuela

Eliseo Lara Órdenes
Director Programa de Pedagogía en Educación Media
Universidad Andrés Bello
Al conversar con un papá o mamá presente en la vida de su hijo/a son coincidentes los relatos de situaciones que han tenido que afrontar sus pupilos. Malos tratos, acoso, peleas, ansiedad, bajo rendimiento, insomnio y cada vez menos ganas de ir al colegio. Se suma además el reclamo hacia los y las docentes, autoridades escolares y sobretodo a otros apoderados que no se hacen cargo de corregir el comportamiento de sus hijos o hijas.
Cuando se abordan los fenómenos de violencia escolar son múltiples las explicaciones teóricas que dan cuenta de las causas y factores que la originan. No obstante, su mejora o, si se quiere utilizar otro término, corrección, son limitadas cuando no se logra situar el conflicto en sus dimensiones particulares, es decir, en la cultura de la comunidad escolar en específico. Y esto, que muchas veces se ocupa como un pase al costado desde la academia y la investigación realizada en las universidades, tiene sentido solo si se realiza un diagnóstico apropiado en cada establecimiento y sus medidas sobrepasan su actuar, es decir, ese mismo colegio, además de ver lo intra, busca soluciones extramuros escolares.
Lo anterior ocurre porque, lo que nos queda claro a quienes nos dedicamos a estudiar e investigar empíricamente la violencia y sus modalidades en la escuela, es que estos hechos no son un problema originado, principalmente, en la escuela o a partir de los propósitos pedagógicos de cualquier institución educativa, sino más bien en la cultura social que tiene cada comunidad, involucrando directamente los hábitos y comportamientos sociales o de relaciones con otros y otras aprendidos por imitación y observación en el hogar o de sus referentes de apego más cercanos.
De ahí que, no se trata solo de la implementación de una política nacional de convivencia educativa, sino también de una actitud proactiva desde el cuerpo docente y el liderazgo pedagógico de sus directivos, quienes deben tomar la decisión firme de actuar con claridad, transparencia y prioridad en mejorar primero el clima y la convivencia antes del trabajo curricular centrado en el contenido de cada asignatura. Porque no servirá en lo absoluto un intento de enseñanza de ecuaciones de segundo grado mientras estudiantes se están golpeando al final de la sala o se encuentran en una videollamada con aquellos/as que niños, niñas y/o adolescentes que no asistieron a clases como ocurre a diario en miles de salas escolares en el país.
La educación necesita de un enfoque pedagógico cultural con trabajo colaborativo y profesional de los equipos docentes, si lo que se quiere es modificar la cultura de la violencia instalada en la escuela, porque no tomar acciones eficaces implicará, de seguro, que seguiremos viendo más y peores casos de agresión escolar.
Freddy Mora | Imprimir | 182