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martes 15 de julio del 2025
Social 25-12-2022
Las fiestas de fin de año y el verano son una época riesgosa para una serie de trastornos alimenticios que están en ascenso
En esta época se rompen las rutinas, aumenta el estrés, hay exceso de comida, suben las temperaturas y se suele exponer más el cuerpo. Por estos motivos, "La Nación" de Argentina analizó las señales de alerta y otras claves para entender mejor -y tratar a tiempo- algunos de los problemas de salud mental que saltan a la mesa.
os trastornos de la conducta alimentaria son una de las problemáticas de la salud mental que más crecieron en los últimos dos años. Sin embargo, esta época, con el verano y las fiestas a la vuelta de la esquina, es particularmente riesgosa para las personas vulnerables a desarrollarlos o que se encuentran en tratamiento. ¿Por qué pasa esto?? Son varios los factores.
Por un lado, antes, durante y después de las fiestas, los encuentros sociales se multiplican y tienen un común denominador: exceso de comida. En ese contexto, con frecuencia aparecen comentarios como “esta semana ayuno porque se viene Navidad y me voy a comer todo”, “comí tanto que mañana no pruebo bocado” o “ahora me voy a matar en el gimnasio”, según las especialistas consultadas por el medio argentino La Nación, perteneciente al Grupo de Diarios de América (GDA).
El peso de las palabras. Aunque no lo advirtamos, esas frases pueden tener un gran impacto en quienes nos rodean. “Son una forma de modelar negativamente tanto a los familiares como a los hijos. Todo lo que es el food talk y el body talk se exacerba en esta época: es decir, el hablar mucho de la comida, del cuerpo del otro y del propio”, alerta Juana Poulisis, psiquiatra y reconocida especialista en trastornos de la alimentación.
Pérdida de rutinas. Las reuniones sociales suelen venir de la mano de descontroles alimentarios, un mayor consumo de alcohol y desorganización en las rutinas. “En los pacientes con trastornos de la alimentación, eso puede generar recaídas o lo que llamamos ‘conductas problema’, como la restricción alimentaria en los días anteriores o posteriores, las purgas, el uso de laxantes o el ejercicio compulsivo”, explica Poulisis y enseguida agrega: “Quienes no tienen estos trastornos, también pueden tener conductas aisladas de este tipo”. La exposición del cuerpo.
A todo esto hay que sumarle que, con el calor, hay una mayor exposición del cuerpo, lo que, según cuenta Poulisis, hace que muchas pacientes lleguen al consultorio “sintiéndose más gordas o grandes, con la sensación de no estar físicamente bien”. Miedo a perder el control. Paula Rodríguez, nutricionista de Equipo Libertador suma que las sobremesas largas frecuentes en esta época y la gran cantidad de comida, aumentan el estrés para quienes tienen un trastorno de la alimentación, generando un “miedo a la pérdida de control”. “Nos juntamos más con otras personas y se come distinto: puede ser que haya otra calidad y cantidad de comidas y está bien que así sea. Tenemos que aceptar estas diferencias y eso se vincula con la flexibilidad: comer saludable también habilita el placer”, detalla.
os trastornos de la conducta alimentaria son una de las problemáticas de la salud mental que más crecieron en los últimos dos años. Sin embargo, esta época, con el verano y las fiestas a la vuelta de la esquina, es particularmente riesgosa para las personas vulnerables a desarrollarlos o que se encuentran en tratamiento. ¿Por qué pasa esto?? Son varios los factores.
Por un lado, antes, durante y después de las fiestas, los encuentros sociales se multiplican y tienen un común denominador: exceso de comida. En ese contexto, con frecuencia aparecen comentarios como “esta semana ayuno porque se viene Navidad y me voy a comer todo”, “comí tanto que mañana no pruebo bocado” o “ahora me voy a matar en el gimnasio”, según las especialistas consultadas por el medio argentino La Nación, perteneciente al Grupo de Diarios de América (GDA).
El peso de las palabras. Aunque no lo advirtamos, esas frases pueden tener un gran impacto en quienes nos rodean. “Son una forma de modelar negativamente tanto a los familiares como a los hijos. Todo lo que es el food talk y el body talk se exacerba en esta época: es decir, el hablar mucho de la comida, del cuerpo del otro y del propio”, alerta Juana Poulisis, psiquiatra y reconocida especialista en trastornos de la alimentación.
Pérdida de rutinas. Las reuniones sociales suelen venir de la mano de descontroles alimentarios, un mayor consumo de alcohol y desorganización en las rutinas. “En los pacientes con trastornos de la alimentación, eso puede generar recaídas o lo que llamamos ‘conductas problema’, como la restricción alimentaria en los días anteriores o posteriores, las purgas, el uso de laxantes o el ejercicio compulsivo”, explica Poulisis y enseguida agrega: “Quienes no tienen estos trastornos, también pueden tener conductas aisladas de este tipo”. La exposición del cuerpo.
A todo esto hay que sumarle que, con el calor, hay una mayor exposición del cuerpo, lo que, según cuenta Poulisis, hace que muchas pacientes lleguen al consultorio “sintiéndose más gordas o grandes, con la sensación de no estar físicamente bien”. Miedo a perder el control. Paula Rodríguez, nutricionista de Equipo Libertador suma que las sobremesas largas frecuentes en esta época y la gran cantidad de comida, aumentan el estrés para quienes tienen un trastorno de la alimentación, generando un “miedo a la pérdida de control”. “Nos juntamos más con otras personas y se come distinto: puede ser que haya otra calidad y cantidad de comidas y está bien que así sea. Tenemos que aceptar estas diferencias y eso se vincula con la flexibilidad: comer saludable también habilita el placer”, detalla.
Freddy Mora | Imprimir | 555
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