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viernes 06 de junio del 2025
Opinión 04-06-2025
Las PyMEs como columna vertebral de la estabilidad regional

Ing. Gerardo Garino
GAP Consultora
Hablar de PyMEs no es hablar de empresas: es hablar de personas. De familias. De comunidades que se sostienen en lo cotidiano mientras empujan el país hacia adelante.
El peso invisible que sostiene lo que vemos
En cada ciudad intermedia, en cada pueblo del interior, hay cientos de pequeñas y medianas empresas que no salen en los diarios ni aparecen en los informes macroeconómicos. Pero están. Sostienen empleos, pagan impuestos, resuelven problemas concretos y, sobre todo, le dan sentido al entramado social. Son carpinterías, distribuidoras, bodegas familiares, talleres mecánicos, imprentas, firmas tecnológicas que arrancaron en un garage. Gente que hace, que resuelve, que no espera permisos para producir valor.
Y sin embargo, en muchas políticas públicas y en no pocos análisis técnicos, las PyMEs siguen siendo vistas como “segmento”, como categoría a diagnosticar, como dato estadístico. Se olvida que son actores centrales para la estabilidad regional. No porque resistan las crisis (aunque lo hacen), sino porque cuando el resto tambalea, son las que siguen abiertas al día siguiente.
El problema no es de esfuerzo, es de estructura
Cuando escucho a quienes están al frente de una PyME, la frase se repite: “trabajamos todo el día, pero no alcanza”. Y no es una exageración. Porque el esfuerzo está. Lo que falta, muchas veces, es estructura. Falta planificación, roles claros, control de costos, herramientas de gestión. No por desidia, sino porque el día a día se devora la posibilidad de pensar la empresa como sistema.
Y ahí es donde se pierde mucho: se pierde tiempo, se pierde margen, se pierde rumbo. Empresas con potencial enorme que siguen funcionando “como siempre”, aunque el contexto haya cambiado por completo. La profesionalización no es un lujo: es la condición para que lo que hoy funciona no colapse mañana. Es la diferencia entre tener una empresa que sobrevive y una que se proyecta.
La estabilidad regional no se decreta, se construye
Un territorio con PyMEs fuertes es un territorio menos vulnerable. Porque no depende de una gran empresa que puede irse de un día para el otro. Porque distribuye la actividad, el ingreso y las oportunidades. Pero para que eso ocurra, no alcanza con discursos de aliento ni con créditos dispersos. Hace falta un acompañamiento serio, sostenido y profesional.
Eso implica capacitar, ordenar, diagnosticar, rediseñar. A veces también implica decir verdades incómodas. Porque no todo negocio es viable tal como está. Pero casi siempre, con una mirada externa, se puede mejorar, escalar, hacer más eficiente o más rentable. Y eso, en términos regionales, es clave: porque una empresa que mejora no sólo gana más, sino que paga mejor, contrata más, aporta más.
Mirar distinto para crecer distinto
Hablar de PyMEs es hablar de una oportunidad que tenemos enfrente. No sólo para salir de la crisis, sino para construir una economía más integrada, más resiliente, más cercana a las personas. No hace falta inventar grandes planes: hace falta mirar mejor lo que ya existe y dejar de darlo por sentado.
Las PyMEs no son el problema. Son, cada vez más, la respuesta.
GAP Consultora
Hablar de PyMEs no es hablar de empresas: es hablar de personas. De familias. De comunidades que se sostienen en lo cotidiano mientras empujan el país hacia adelante.
El peso invisible que sostiene lo que vemos
En cada ciudad intermedia, en cada pueblo del interior, hay cientos de pequeñas y medianas empresas que no salen en los diarios ni aparecen en los informes macroeconómicos. Pero están. Sostienen empleos, pagan impuestos, resuelven problemas concretos y, sobre todo, le dan sentido al entramado social. Son carpinterías, distribuidoras, bodegas familiares, talleres mecánicos, imprentas, firmas tecnológicas que arrancaron en un garage. Gente que hace, que resuelve, que no espera permisos para producir valor.
Y sin embargo, en muchas políticas públicas y en no pocos análisis técnicos, las PyMEs siguen siendo vistas como “segmento”, como categoría a diagnosticar, como dato estadístico. Se olvida que son actores centrales para la estabilidad regional. No porque resistan las crisis (aunque lo hacen), sino porque cuando el resto tambalea, son las que siguen abiertas al día siguiente.
El problema no es de esfuerzo, es de estructura
Cuando escucho a quienes están al frente de una PyME, la frase se repite: “trabajamos todo el día, pero no alcanza”. Y no es una exageración. Porque el esfuerzo está. Lo que falta, muchas veces, es estructura. Falta planificación, roles claros, control de costos, herramientas de gestión. No por desidia, sino porque el día a día se devora la posibilidad de pensar la empresa como sistema.
Y ahí es donde se pierde mucho: se pierde tiempo, se pierde margen, se pierde rumbo. Empresas con potencial enorme que siguen funcionando “como siempre”, aunque el contexto haya cambiado por completo. La profesionalización no es un lujo: es la condición para que lo que hoy funciona no colapse mañana. Es la diferencia entre tener una empresa que sobrevive y una que se proyecta.
La estabilidad regional no se decreta, se construye
Un territorio con PyMEs fuertes es un territorio menos vulnerable. Porque no depende de una gran empresa que puede irse de un día para el otro. Porque distribuye la actividad, el ingreso y las oportunidades. Pero para que eso ocurra, no alcanza con discursos de aliento ni con créditos dispersos. Hace falta un acompañamiento serio, sostenido y profesional.
Eso implica capacitar, ordenar, diagnosticar, rediseñar. A veces también implica decir verdades incómodas. Porque no todo negocio es viable tal como está. Pero casi siempre, con una mirada externa, se puede mejorar, escalar, hacer más eficiente o más rentable. Y eso, en términos regionales, es clave: porque una empresa que mejora no sólo gana más, sino que paga mejor, contrata más, aporta más.
Mirar distinto para crecer distinto
Hablar de PyMEs es hablar de una oportunidad que tenemos enfrente. No sólo para salir de la crisis, sino para construir una economía más integrada, más resiliente, más cercana a las personas. No hace falta inventar grandes planes: hace falta mirar mejor lo que ya existe y dejar de darlo por sentado.
Las PyMEs no son el problema. Son, cada vez más, la respuesta.
Freddy Mora | Imprimir | 106