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domingo 04 de mayo del 2025
Opinión 02-08-2022
Las verdades de Micco y la construcción de Mitos

Fernando González Freire
Estudiante de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez
Imitando a un columnista de la plaza: ¿Sabía ud por qué son interesantes las “7 verdades” de Sergio Micco? Relevantes son los tweets y entrevistas del exdirector del Instituto Nacional de Derechos Humanos sobre las presiones que recibió durante la barbarie de octubre para declarar la existencia de presos políticos y violaciones sistemáticas de derechos humanos en contra de su voluntad y así legitimar el quilombo de violencia y el preparativo de atacar La Moneda con turbas de ciudadanos descontentos deseosos de derribarlo todo; correlato que junto a otros dichos y eventos salidos a la luz logran desnudar todas las mentiras de este proceso surrealista –lleno de episodios distópicos y personajes de opereta salidos de las profundidades de un pozo putrefacto pasado a poto- que han tapado al país en incertidumbre.
De seguro para mucha gente en octubre del 19 se persiguió y capturó a jóvenes por sus honestas,
benevolentes y brillantes ideas sobre el cambio de este injusto mundo y no por el uso de toneladas
de acelerantes para incendiar el Metro, iglesias, locales comerciales -no sin antes saquearlos-,
plantar barricadas y atacar comisarías y policías con Molotov y pencazos; policías que, por cierto,
no incurrieron en fallos protocolares, sino que tuvieron instrucciones precisas desde su
administración central de apretar el gatillo, sacar ojos y torturar sin remordimiento a los “pacíficos
manifestantes”, como algunos lo quisieron pintar. Lo cierto es que el numerito de los “presos del
estallido” y “las violaciones sistemáticas a los DDHH” son solo una de las tantas mentiras, mitos y/o
narrativas artificiosas embalsamadas en Doctrina de Fe que capturaron la mente de la población;
también lo está el haber mantenido en circulación como si fuese cosa archiprobada la tesis del
“estallido social espontáneo”, el “despertar de chile”, la “victoria del pueblo sobre sus opresores”,
“la caída del diabólico Modelo”, “el golpe final a los fachos”, “el hombre nuevo” y la llegada de la
sociedad “equitativa, igualitaria, cariñosa, multicultural e indigenista” de la mano del apruebo del
engendro constitucional por quienes todavía creen devotamente en el padre-estallido y su único
hijo, las “transformaciones profundas”. Narrativas, Fake News, interpretaciones hechizas, falsas y
fantasiosas, pero útiles.
Un “mito fundacional” está precisamente manufacturado para eso: entregar una explicación
conveniente, maquillada y fingida acerca de los acontecimientos en favor de una causa. No fue otra
cosa el poema de La Eneida, cuya intención fue capturar y promover la nueva era del reinado del
emperador Augusto ofreciéndole a los romanos un nuevo sentido de sus orígenes, su pasado y su
potencial al conectar su historia con la de los dioses, héroes y sucesos fabulosos de la mitología
griega. Hoy, enfundado en ropaje menos lírico: la explicación acerca de los acontecimientos sociales
del 18-O nunca coincidieron con el mundo real donde nos movemos, pero en su momento ofreció
una representación mental seductora para necios, crédulos, cobardes e iracundos; provechosa a su
vez para hacer coincidir los intereses político-corporativos de la organización insurreccional de la
época necesitada de legitimación ciudadana a cargo de la prensa y laya de políticos pasionales y
hablantines nutridos en palabrería tufienta a ciencias sociales, filosofía, economía. El objetivo: haber
mantenido un estado de presión permanente, no reducida a un evento de masas como el de las
muchedumbres que se aglomeran fuera de un estadio luego de un partido de fútbol; se creó un
“clima”, un estado anímico que siguiera avivando la cueca del zafarrancho para de este modo ir
acumulando presión sobre un gobierno achunchado que a los pocos días ya había hecho suyas las
posturas “progresistas” y luego de las semanas, ya derrotado, firmase el Acuerdo por la Paz Social y
la Nueva Constitución: todos de la mano, alegres de la comunión espiritual, con el pecho henchido
y hasta con los ojos en blanco aguardando la segunda llegada del Mesías.
Y aquí estamos ahora… a medio morir saltando con un plan que les resultó muy bien. Si bien les faltó
el último capítulo: el ataque a La Moneda y sacar a patadas a Piñera -lo que no lograron- sí
consiguieron todo lo demás; pues aquí nos tienen, debatiendo un proceso constitucional oprobioso
-a diseño de la izquierda- que nos tiene entrampados hace casi tres años, cuando las verdaderas
necesidades y prioridades del país siguen pateándose como tarro. Lo que sí, de a poco están saliendo
los trapitos al sol ¿Será que el andamio construido de mentiras y distorsiones que pusieron de
cabeza el significado de todo lo que ha pasado se está cayendo a pedazos? Algunos gritan: “¡Es la
venida de los momios!” Esto es, en el imaginario colectivo de la izquierda y el modo de pensar
adolescente, algo propio y digno de un burgués, de guatones ricachones fumándose un puro con
traje de Pepe grillo y sombrero de copa. Más importante aún ¿Será que ya nos cayó la teja? ¿Será
que se está restaurando el sentido común? Quizá sea mucho pedir para algunos sectores.
Freddy Mora | Imprimir | 3648