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martes 26 de agosto del 2025
Opinión 26-08-2025
Más allá del bisturí: La recuperación tras una abdominoplastia
Jubiza Pusic, directora de Kinest Centro – www.kinestcentro.cl
La abdominoplastia, conocida comúnmente como cirugía de la “guatita de delantal”, ha pasado de ser un procedimiento estético a convertirse en una intervención con claros beneficios funcionales y emocionales.
Muchas personas que conviven con exceso de piel y tejido abdominal no solo ven afectada su imagen corporal, sino que también sufren molestias físicas, dificultades de movilidad e incluso problemas dermatológicos.
Gracias al Bono PAD de Fonasa, esta cirugía se ha vuelto más accesible, permitiendo pagar un monto fijo previamente establecido que cubre la totalidad del proceso quirúrgico: desde honorarios médicos y materiales hasta días de hospitalización.
Esta herramienta valiosa- que democratiza el acceso a procedimientos que antes podían parecer lejanos o inalcanzables- tiene, sin embargo, un punto ciego: la ausencia de apoyo psicológico y kinesiológico. Y es que una intervención de esta magnitud no termina cuando el paciente abandona el quirófano; al contrario, es allí donde comienza el verdadero desafío.
En el plano físico, la kinesiología cumple un rol esencial. El acompañamiento de profesionales en esta área facilita la recuperación de la movilidad, previene complicaciones y ayuda a reintegrar al paciente a su vida cotidiana de manera segura. Prescindir de este apoyo genera mayores tiempos de recuperación y, en algunos casos, secuelas evitables.
En lo emocional, el acompañamiento psicológico es igual de crucial. Someterse a una cirugía que transforma de manera significativa el cuerpo puede originar inseguridades y una fuerte carga de expectativas. Un apoyo profesional permite procesar estos cambios, fortalecer la autoestima y evitar cuadros de ansiedad o depresión asociados al proceso de adaptación.
Si entendemos que la abdominoplastia no solo es un acto estético, sino un procedimiento que repercute en la salud integral del paciente, resulta evidente que el Bono PAD debería evolucionar hacia una cobertura más completa. Incluir prestaciones de kinesiología y psicología no sería un lujo, sino una medida coherente con la lógica de bienestar y calidad de vida que inspira este beneficio.
En definitiva, el éxito de una cirugía no se mide únicamente en el resultado visible frente al espejo, sino en la capacidad del paciente de sentirse pleno, funcional y emocionalmente en equilibrio. El Estado ya ha dado un paso importante al incluir la abdominoplastia dentro del Bono PAD; ahora, el desafío es avanzar hacia una cobertura que contemple todas las dimensiones de la recuperación.
La abdominoplastia, conocida comúnmente como cirugía de la “guatita de delantal”, ha pasado de ser un procedimiento estético a convertirse en una intervención con claros beneficios funcionales y emocionales.
Muchas personas que conviven con exceso de piel y tejido abdominal no solo ven afectada su imagen corporal, sino que también sufren molestias físicas, dificultades de movilidad e incluso problemas dermatológicos.
Gracias al Bono PAD de Fonasa, esta cirugía se ha vuelto más accesible, permitiendo pagar un monto fijo previamente establecido que cubre la totalidad del proceso quirúrgico: desde honorarios médicos y materiales hasta días de hospitalización.
Esta herramienta valiosa- que democratiza el acceso a procedimientos que antes podían parecer lejanos o inalcanzables- tiene, sin embargo, un punto ciego: la ausencia de apoyo psicológico y kinesiológico. Y es que una intervención de esta magnitud no termina cuando el paciente abandona el quirófano; al contrario, es allí donde comienza el verdadero desafío.
En el plano físico, la kinesiología cumple un rol esencial. El acompañamiento de profesionales en esta área facilita la recuperación de la movilidad, previene complicaciones y ayuda a reintegrar al paciente a su vida cotidiana de manera segura. Prescindir de este apoyo genera mayores tiempos de recuperación y, en algunos casos, secuelas evitables.
En lo emocional, el acompañamiento psicológico es igual de crucial. Someterse a una cirugía que transforma de manera significativa el cuerpo puede originar inseguridades y una fuerte carga de expectativas. Un apoyo profesional permite procesar estos cambios, fortalecer la autoestima y evitar cuadros de ansiedad o depresión asociados al proceso de adaptación.
Si entendemos que la abdominoplastia no solo es un acto estético, sino un procedimiento que repercute en la salud integral del paciente, resulta evidente que el Bono PAD debería evolucionar hacia una cobertura más completa. Incluir prestaciones de kinesiología y psicología no sería un lujo, sino una medida coherente con la lógica de bienestar y calidad de vida que inspira este beneficio.
En definitiva, el éxito de una cirugía no se mide únicamente en el resultado visible frente al espejo, sino en la capacidad del paciente de sentirse pleno, funcional y emocionalmente en equilibrio. El Estado ya ha dado un paso importante al incluir la abdominoplastia dentro del Bono PAD; ahora, el desafío es avanzar hacia una cobertura que contemple todas las dimensiones de la recuperación.
Freddy Mora | Imprimir | 80
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