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miércoles 30 de julio del 2025
Opinión 30-07-2025
Más cansados y menos contenidos: señales que no podemos ignorar

Christopher Carvajal, director de Marketing en Pluxee Chile
Hay algo que muchas veces pasamos por alto cuando hablamos de trabajo: cómo lo vivimos. No es solo lo que hacemos, sino lo que ese día a día nos provoca, exige y deja al final de las jornadas. La verdad es que al mirar los datos, es imposible no preocuparse.
Como compañía venimos observando hace un tiempo el cambio en la forma en que las personas experimentan su vida laboral. Y no es solo una percepción. Nuestro estudio Contexto Pluxee 2025 muestra que, aunque solo un 10% considera sus tareas muy difíciles, un 42% de los colaboradores se siente estresados o muy estresado. Es decir, el problema no necesariamente está en la carga, sino en el entorno, en la falta de contención, en lo que no se dice y tampoco se cuida.
Sabemos que trabajar implica presión, pero eso no significa que deba ser a costa del bienestar. Las exigencias deben ser sostenibles y compatibles con una vida plena. No se trata solo de productividad o rotación, aunque mejorar esas cifras siempre es bueno, sino de entender que invertir en bienestar es, por sobre todo, un acto de responsabilidad con las personas.
Los números también revelan otras diferencias. En empresas grandes, casi la mitad de los trabajadores reporta altos niveles de estrés. En medianas y pequeñas, la cifra baja. Y eso nos hace pensar: ¿será que la cercanía, las estructuras más horizontales o los liderazgos accesibles hacen una diferencia real en cómo nos sentimos en el trabajo? Todo indica que sí.
Pero el grupo que más nos preocupa es el de los trabajadores independientes. Un 81% de ellos declara vivir su trabajo con altos niveles de estrés. Sin redes de apoyo, sin cobertura formal, enfrentan solos la incertidumbre y la exigencia constante de sobrevivir y mantenerse vigentes. Ahí también hay una deuda que no podemos seguir ignorando.
El bienestar laboral no puede seguir siendo una nota al pie en la estrategia de las empresas. Necesitamos ir más allá de las iniciativas puntuales. Requiere un cambio de mirada: en cómo lideramos, en cómo nos relacionamos y en cómo construimos culturas organizacionales más humanas.
Desde nuestro rol como especialistas en bienestar, creemos firmemente que las empresas pueden ser parte de la solución. No solo por sus resultados, sino por las personas que hacen que todo eso sea posible. Apostar por el bienestar no es un lujo: es una urgencia y a la larga, una ventaja competitiva. Mientras más rápido lo entendamos, más posibilidades tendremos de construir entornos laborales donde realmente dé gusto estar.
Hay algo que muchas veces pasamos por alto cuando hablamos de trabajo: cómo lo vivimos. No es solo lo que hacemos, sino lo que ese día a día nos provoca, exige y deja al final de las jornadas. La verdad es que al mirar los datos, es imposible no preocuparse.
Como compañía venimos observando hace un tiempo el cambio en la forma en que las personas experimentan su vida laboral. Y no es solo una percepción. Nuestro estudio Contexto Pluxee 2025 muestra que, aunque solo un 10% considera sus tareas muy difíciles, un 42% de los colaboradores se siente estresados o muy estresado. Es decir, el problema no necesariamente está en la carga, sino en el entorno, en la falta de contención, en lo que no se dice y tampoco se cuida.
Sabemos que trabajar implica presión, pero eso no significa que deba ser a costa del bienestar. Las exigencias deben ser sostenibles y compatibles con una vida plena. No se trata solo de productividad o rotación, aunque mejorar esas cifras siempre es bueno, sino de entender que invertir en bienestar es, por sobre todo, un acto de responsabilidad con las personas.
Los números también revelan otras diferencias. En empresas grandes, casi la mitad de los trabajadores reporta altos niveles de estrés. En medianas y pequeñas, la cifra baja. Y eso nos hace pensar: ¿será que la cercanía, las estructuras más horizontales o los liderazgos accesibles hacen una diferencia real en cómo nos sentimos en el trabajo? Todo indica que sí.
Pero el grupo que más nos preocupa es el de los trabajadores independientes. Un 81% de ellos declara vivir su trabajo con altos niveles de estrés. Sin redes de apoyo, sin cobertura formal, enfrentan solos la incertidumbre y la exigencia constante de sobrevivir y mantenerse vigentes. Ahí también hay una deuda que no podemos seguir ignorando.
El bienestar laboral no puede seguir siendo una nota al pie en la estrategia de las empresas. Necesitamos ir más allá de las iniciativas puntuales. Requiere un cambio de mirada: en cómo lideramos, en cómo nos relacionamos y en cómo construimos culturas organizacionales más humanas.
Desde nuestro rol como especialistas en bienestar, creemos firmemente que las empresas pueden ser parte de la solución. No solo por sus resultados, sino por las personas que hacen que todo eso sea posible. Apostar por el bienestar no es un lujo: es una urgencia y a la larga, una ventaja competitiva. Mientras más rápido lo entendamos, más posibilidades tendremos de construir entornos laborales donde realmente dé gusto estar.
Freddy Mora | Imprimir | 61