viernes 11 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 11-07-2025
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas….
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Tily Vergara

Siempre recuerdo ese verso de Neruda, porque para mí es la llave que abre de par en par las puertas de otros tiempos donde el sentimiento se expresaba en palabras llenas de contenidos emocionales: evocación, nostalgia, dolor, lejanía, etc. y si al abrir un libro de poemas saltan ciertas vivencias que más de una vez nos ha tocado el corazón acelerando los latidos…el espíritu se expande por los aires de las reminiscencias.
Los versos de Neruda interpretan la sinfonía de los recuerdos y cada partitura se traduce en palabras con distintos contenidos de acuerdo a lo que asociamos de las experiencias repartidas como cuentas de un rosario; unidas y la vez separadas por las horas, las semanas, los meses y los años. A través de la existencia y la prolongación de las emociones se reparten o fraccionan los recuerdos dependiendo de cierto estado de ánimo como un dilatado acorde de lo que se añora… porque ya pasó.
“Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas mientras la noche azul caía sobre el mundo.” Es el dolor de estar separado de la persona amada., mientras el crepúsculo se transforma en noche.
“Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo”. En tan pocas palabras se expresa el deseo de protección, de contención, y se puede pensar en tantos momentos relacionados con esa etapa de la vida, donde somos vulnerables a las actitudes de los demás, y nos sentimos dependientes de aquel ser que nos cobija y protege con amor.
“Ya me veo olvidado como esas viejas anclas. Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.”…. “amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.”…….”La luna hace girar su rodaje de sueño. Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.”
Cada palabra participa en nuestros sentidos como una experiencia de mucho tiempo atrás, pero que, de algún modo, nos sentimos identificados. “La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Por una u otra razón siempre hay un cambio, puede que sea leve pero al final somos algo diferentes, generalmente, sin necesidad de que interfiera la vejez.
Mientras viajaba a Isla Negra, iba recordando estos versos de “La canción desesperada” : “Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas”….”es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario”….. “Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como un vaso”….”El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros”….”Todo te lo tragaste como la lejanía .Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!”
Por fin conocería la Casa Museo de Pablo Neruda.
Con el corazón henchido de gran ilusión, me incorporé a la fila de personas que me antecedían, y a la entrada una amable dama daba las instrucciones para usar los aparatos, tipo celular, que nos describirían el contenido de las habitaciones que conservan los valiosos objetos recopilados en su recorrer por el mundo. Me detuve ante un pequeño escritorio o mesita adosada a una ventana donde se aprecia parte del paisaje marino. La puerta de un velero llegó a la costa flotando en una ola. Neruda la utilizó como cubierta y aún conserva la huella de una bisagra o chapa. Me imaginé al poeta escribiendo en aquella mesita que guarda en su madera, la historia del naufragio enmudecida en el tiempo.
Me hubiese complacido haber estado una hora, al menos, en cada habitación. Había tanto que observar: sentir al poeta entre mascarones de proa, cuadros de diferentes aves, la colección de caracolas, muebles antiguos, veleros, lozas, colecciones de botellas, ángeles colgados y tanto objeto para apreciar por su diversidad y origen, pero muy escaso el tiempo para detenerse a observar, detenidamente, tanta maravilla .Al subir por una escala muy angosta se llega al dormitorio de Pablo y Matilde. Una colcha tejida a crochet cubre la cama. Desde la ventana de esa pequeña habitación se puede observar el mar, el horizonte, y pienso cuánta serenidad llegaría al Poeta, observando ese mar que tanto amó, siendo una de sus grandes fuentes de inspiración, y ese cielo que en sus poemas cubrió de estrellas.
Una casa que no se habita resulta fría y gris, falta el fuego en la chimenea, el calor hogareño esparcido en cada rincón. Pero el alma del Poeta está presente en ese lugar, en cada objeto. Es como si tomara forma y se desplazara constantemente por esa casa que construyó y amplió cuando le faltaba espacio para guardar todo aquello que adquirió en sus viajes.
Imagino lo acogedor que fue en un tiempo, donde muchos años atrás recibió tanto visitante ilustre que lo admiraban y disfrutaban de su compañía en ese bar donde se realizaron grandes tertulias.
Siempre que estuvo lejos, cuánto añoró su patria, que extrañaba de cordillera a mar: “Patria, el verano cubre tu cuerpo dulce y duro. Las aristas donde se ha marchado la nieve galopando al océano con labios turbulentos, se ven azules y altas como carbón del cielo- Tal vez hoy, a esta hora, llevas la verde túnica que adoro, bosques, aguas, y en la cintura el trigo. Y junto al mar, amada patria marina, mueves tu universo irisado de arenas y de ostras.”
Al visitar su tumba entendí su amor por Isla Negra. Esplendorosa vista donde las olas juegan con el roquerío coronado de blanca espuma. Frente al mar descansa junto a Matilde. Algo se movió en mi interior y recordé aquel terrible día de su muerte; destruyeron su casa en Santiago, ¿qué odio los llevó a tamaña barbaridad? Esa nefasta araña que sobrevive en las mentes atrofiadas por la ignorancia. La negra ala del poder no permitió que el Poeta fuese velado en paz; obstaculizando el respeto y admiración de su pueblo, y a pesar que existe gente que lo ha criticado duramente, y que son los menos, cada día se agiganta en el mundo la figura del gran Poeta que estará presente en cada verso; interpretando nuestras inquietudes y sentimientos como pocos lo han hecho. Por siempre será recordado y admirado..
Y por fin se cumplió su voluntad expresada en un poema: “Compañeros, enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver.” …”saben que allí quiero dormir entre los párpados del mar y de la tierra…quiero ser arrastrado hacia abajo en las lluvias que el salvaje viento del mar combate y desmenuza, y luego por los cauces subterráneos, seguir hacia la primavera profunda que renace…. Abrid junto a mí el hueco de la que amo, y un día dejadla que otra vez me acompañe en la tierra.”
Y las lágrimas aliviaron mi espíritu de esa gran congoja que tuve acumulada desde mucho tiempo.
La tristeza, poco a poco, comenzó a alejarse en ese mar que se confundía con el cielo serenamente azul, y agradecí al Altísimo por haber estado ahí.

Freddy Mora | Imprimir | 137