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lunes 21 de julio del 2025
Opinión 13-12-2023
OJOS DE GOLONDRINA
Carlos Cabezas Gálvez
Escritor, poeta y ensayista chileno
El golondrino vio pasar
aquellos profundos ojos negros
sin posarse frente a su nido.
¡Ay de mí! Que, en esta primavera,
revoloteando pasaron de largo,
sólo se anidaron en mi corazón,
porque volar aún no puedo.
Ella pasó orgullosa vestida de etiqueta
con su traje negro oscuro
dorso, capuchón y nuca
con su pecho blanco como un lirio
y cantos agudos y chirriantes.
¡Ay de mí! Mi pecho aún no toma
su color anaranjado de enamorado.
Aquellos ojos, en sus vuelos
inalcanzables, teme que ya no estén
en sus sueños ni en sus paisajes,
esperando que sus alas crezcan
para competir con los espacios
y esos ojos negros lo miren
con la ternura del amor
¡Ay de mí! Esta espera es una locura.
El golondrino coronó sus ansias
batió sus alas y se aventuró por cielos
muy amplios como aquellos que vuela
su golondrina amada.
Se encontraron ambos vestidos de etiqueta,
ella le trajo de regalo una flor “dedalito de oro”
para combinar con su pecho anaranjado
y él a ella, una “violeta” para adornar
su capuchón negro aterciopelado.
Aquellos ojos negros profundos
vuelan junto a él anunciando primaveras
¡Ay, qué alegría! Hay en este mundo
propagado por cantos alegres
y vuelos acrobáticos de amantes…
golondrinas con sus golondrinos.
Escritor, poeta y ensayista chileno
El golondrino vio pasar
aquellos profundos ojos negros
sin posarse frente a su nido.
¡Ay de mí! Que, en esta primavera,
revoloteando pasaron de largo,
sólo se anidaron en mi corazón,
porque volar aún no puedo.
Ella pasó orgullosa vestida de etiqueta
con su traje negro oscuro
dorso, capuchón y nuca
con su pecho blanco como un lirio
y cantos agudos y chirriantes.
¡Ay de mí! Mi pecho aún no toma
su color anaranjado de enamorado.
Aquellos ojos, en sus vuelos
inalcanzables, teme que ya no estén
en sus sueños ni en sus paisajes,
esperando que sus alas crezcan
para competir con los espacios
y esos ojos negros lo miren
con la ternura del amor
¡Ay de mí! Esta espera es una locura.
El golondrino coronó sus ansias
batió sus alas y se aventuró por cielos
muy amplios como aquellos que vuela
su golondrina amada.
Se encontraron ambos vestidos de etiqueta,
ella le trajo de regalo una flor “dedalito de oro”
para combinar con su pecho anaranjado
y él a ella, una “violeta” para adornar
su capuchón negro aterciopelado.
Aquellos ojos negros profundos
vuelan junto a él anunciando primaveras
¡Ay, qué alegría! Hay en este mundo
propagado por cantos alegres
y vuelos acrobáticos de amantes…
golondrinas con sus golondrinos.
Freddy Mora | Imprimir | 896
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