domingo 13 de octubre del 2024
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 29-09-2024
TURISMO AL DÍA Crónica de una Tragedia en la Montaña: Reflexiones sobre la Responsabilidad y el Dolor
Ricardo Álvarez V.
Director Ejecutivo de EMPROEX

En la vastedad de los Andes, donde la belleza de la naturaleza se entrelaza con la fragilidad de la vida, se desató una tragedia que dejó una profunda huella en la memoria colectiva tanto de quienes fueron testigos y afectados, como de quienes trabajamos en el turismo chileno. El accidente que cobró la vida de dos niñas brasileñas en el sector del Embalse El Yeso en el Cajón del Maipo no solo revela la vulnerabilidad del ser humano frente a las fuerzas de la naturaleza, sino que también plantea interrogantes sobre la responsabilidad de los actores involucrados: el tour operador, las autoridades y, por supuesto, los padres.
Un Día de Inocencia y Descubrimiento
El lunes 3 de junio de 2019, Khálida Trabulsi e Isadora Bringel llegaron al Cajón del Maipo con la ilusión de conocer la nieve. La alegría y la inocencia de las niñas brillaban en sus ojos mientras el grupo de turistas, en su mayoría familias de médicos del nordeste brasileño, se preparaba para disfrutar de un día de aventura. Sin una supervisión directa de sus padres, las niñas salieron corriendo, risas resonando en el aire, mientras el paisaje montañoso las rodeaba. Sin embargo, el encanto se tornó en horror cuando, de repente, una lluvia de rocas comenzó a caer.
Una mujer del grupo alcanzó a gritar: “¡Cuidado, vienen las rocas!” Pero fue demasiado tarde. En un instante, la alegría se convirtió en desesperación y pánico. Los padres, que en su profesión eran médicos, se encontraron impotentes, viendo cómo sus hijas eran alcanzadas por las rocas que rodaban. La tragedia de perder a Khálida en el mismo lugar y la lucha infructuosa por salvar a Isadora, llevándola al hospital de San José de Maipo, marcó un antes y un después en la vida de estas familias.
Investigación y Responsabilidades
La tragedia desencadenó una investigación que buscaba esclarecer las causas y responsabilidades del accidente. El informe de SERNAGEOMIN concluyó que el derrumbe fue un evento natural, pero también puso de relieve la falta de medidas de seguridad adecuadas en la zona. Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en la naturaleza. La agencia de turismo Tip Group Travel, organizadora del tour, debería haber advertido al grupo sobre los riesgos del lugar, enfatizando la prohibición expresa de acercarse tanto a la ladera del cerro, como al borde del despeñadero que existe entre el camino y el lago del Embalse El Yeso. Los testimonios de otros turistas, indicaron que estas advertencias no se realizaron, dejando a los padres sin información crucial para cuidar de sus hijos.
Por su parte, las autoridades también enfrentaron críticas. A pesar de conocer los peligros del lugar, permitieron la realización de tours en la zona sin una señalización adecuada que advirtiera sobre los riesgos. La absurda afirmación hecha por en aquel entonces, Gobernadora Filomena Chocai, de que la barrera vehicular también era peatonal expone la falta de atención a las medidas de seguridad que debieron implementarse para proteger a los visitantes.
No se puede olvidar la responsabilidad de los padres. Si bien la supervisión de los niños es esencial en un entorno de riesgo, en este caso, hubo un descuido que resultó trágico. La atención a las condiciones de peligro y la vigilancia constante son imprescindibles para prevenir situaciones de riesgo, especialmente en un lugar donde la naturaleza puede ser tan impredecible.
Conclusión: Un Lamento por la Inocencia Perdida
La muerte de Khálida e Isadora no solo es una tragedia personal para sus familias, sino un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y la importancia de la responsabilidad en cada paso que damos. Las pequeñas, con su inocencia y curiosidad, pues ese día ambas conocerían la nieve, se expusieron sin saberlo a un peligro que, aunque natural, pudo haber sido mitigado con las precauciones adecuadas. En su memoria, debemos reflexionar sobre la necesidad de cuidar de nuestros seres queridos, no solo con amor, sino con una vigilancia que garantice su seguridad en cada aventura.
Que su recuerdo nos impulse a mejorar las condiciones de seguridad en nuestros espacios naturales y a no olvidar nunca la responsabilidad que tenemos, sea como padres, autoridades o actores del turismo, hacia los más vulnerables.


Freddy Mora | Imprimir | 476