martes 01 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
FUNDADO EL 29 DE AGOSTO DE 1937
Hoy
Opinión 01-07-2025
UN ENCUENTRO EN LA PALABRA Taller Literario de la “AGRUPACIÓN CULTURAL GERMÁN MOURGUES BERNARD”
Publicidad 12

EL MILAGRO
Mariano Roca

Experimentar una epifanía no es cualquier cosa. Aunque, quizás llamar así a esa experiencia que viví hace poco sea un poco exagerado, sin embargo, lo cierto es que se trata de, al menos, una experiencia extraordinaria que Intentaré relatar respetando los hechos tal y como ocurrieron.
Si bien es probable que todo no haya sido nada más que una interpretación exaltada por mi ánimo de algo muy trivial me permitió reflexionar en torno a la naturaleza del conocimiento, a la manera como los sentidos nos engañan, también de aquellos falsos razonamientos a cuyo producto nos aferramos como a la verdad más sublime. Y este último, debo agregar, es un fenómeno más recurrente de lo que creemos.
Pero basta de prolegómenos, vamos a lo que me interesa compartir con ustedes inteligentes lectores: hace algún tiempo, no sé cuánto, lo que no tiene importancia en el relato pues podría haber sido hace cuarenta años o ayer... da lo mismo. Lo importante es que fui protagonista de una especie de milagro. Para entender esto debo referir primero que desde hace mucho uso lentes ópticos permanentes. Ya imaginareis, astuto lector, que la historia tiene algo que ver con los lentes. Pues sí, efectivamente. ¡Así es! En una oportunidad en que me los saque, no recuerdo porque razón, más tarde, ya algo acostumbrado a mirar sin ellos debía leer algo y al ponérmelos me percaté que veía peor que sin lentes. Mi primer pensamiento fue dudar de que fueran mis anteojos… pero sí eran los míos… me los puse y saqué carias veces y tras haberme cerciorado que efectivamente era mis lentes… el fenómeno persistía, definitivamente veía peor con lentes que sin ellos. Eran mis lentes, me los ponía y veía muy mal, me los sacaba y veía un poco mejor, esto se repitió varias veces sin que pudiera convencerme de que el hecho era real, sin embargo, no había ninguna duda. ¿Cómo explicar este fenómeno? Mi mente, mi razón no podía aceptar el hecho, porque eso era, un hecho que carecía completamente de lógica y provocaba una ruptura en nociones tan importantes para ciencia como la de causa y efecto. Este hecho tan trivial, provocó en mi un chok en mis estructuras cognitivas, contradecía todo lo que conocía. Lo único que sabía era que algo no estaba bien, algo no armonizaba con mis representaciones de la realidad. Pasé largo tiempo primero conmocionado y luego tratando de encontrar la razón que explicara el hecho que había observado y que era para mi inexplicable. Empezó entonces a rondarme la idea de una sanación misteriosa de la vista. Y aquí misteriosa equivale a milagrosa solo explicable a través de la intervención de alguna fuerza o poder divino. Podría ser ¿a través de que mecanismos lo ignoro? Pero si no había otra explicación razonable me vería en la obligación de aceptar una suerte de milagro.
Le conté a mi maestro, él me dijo — todo es posible, veamos los lentes para comprobar el milagro— entonces al alargarle los anteojos, replicó —pero querido discípulo, a estos lentes les falta un cristal.
Freddy Mora | Imprimir | 88