viernes 15 de agosto del 2025
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 15-08-2025
Una pausa necesaria
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Nicolás Acevedo, Director Ejecutivo Fundación Operación Infancia.

El Día del Niño suele llenarse de regalos, globos y sonrisas fugaces. Pero más allá del festejo, esta fecha debería invitarnos a algo mucho más profundo: detenernos y preguntarnos si estamos realmente cuidando a quienes más nos necesitan.
¿Estamos garantizando el derecho a una infancia segura, libre y feliz?
Hace unas semanas, en una escuela de Calle Larga, vi a una niña de ocho años jugar con un cuaderno viejo. Lo había convertido en una casa de muñecas: dibujó muebles, recortó personajes y les inventó una historia. No tenía juguetes, pero sí imaginación y, lo más importante, un espacio donde sentirse libre. La observé mientras compartía con sus compañeras y pensé: eso que está ocurriendo ahí —crear, reír, compartir— es infancia en su forma más pura. Y no debería depender de la suerte.
Sin embargo, en Chile lidiamos con una realidad muchas veces distinta, que duele: según Frontiers in Education, más del 60% de niñas, niños y adolescentes en nuestro país presenta síntomas de ansiedad o depresión tras la pandemia. Y un informe reciente de UNICEF nos ubica entre los países con menor bienestar infantil del mundo. La alegría de muchos está en pausa. No por falta de juguetes o regalos, sino por carencias afectivas, por la ausencia de adultos disponibles, por la falta de espacios donde sentirse seguros.
En Fundación Operación Infancia trabajamos justamente para cambiar eso. Acompañamos a niñas y niños entre 7 y 12 años que viven en contextos de vulnerabilidad, convencidos de que los vínculos genuinos pueden transformar historias de vida. Promovemos habilidades socioemocionales desde la experiencia: con presencia, juego, escucha y confianza. Porque todo ser humano necesita crecer sabiendo que lo que siente importa, que puede confiar en su entorno, que tiene derecho a ser visto y valorado.
Y mientras estamos ahí, también nosotros aprendemos. Un dato lo refleja con claridad: una persona adulta sonríe en promedio 40 veces al día. Un niño o niña, hasta 400. No es que tengan más razones, es que aún conservan la forma de mirar el mundo con esperanza.
Por eso, la invitación es simple, pero profunda: más que regalar, detengámonos. Miremos. Escuchemos. Estemos. Acompañar la infancia no es un acto simbólico. Es una responsabilidad ética, humana y transformadora.
Porque soñar es un derecho. Acompañar, nuestro compromiso.
Freddy Mora | Imprimir | 70