martes 08 de julio del 2025
El Diario del Maule Sur
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Hoy
Opinión 22-06-2025
¿Y si la solución a las inundaciones urbanas viniera de la naturaleza?
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Gerardo Díaz, jefe de proyectos Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile

Mientras la Región Metropolitana enfrenta un escenario de creciente escasez hídrica, también aumenta el riesgo de inundaciones y aluviones. Entre 2000 y 2017, los aluviones se multiplicaron casi por seis y las inundaciones crecieron un 22% respecto al periodo 1912–1999 (EH2030, 2018). Esto los vemos repetirse cada invierno en Santiago y en muchas otras ciudades del país: bastan unas horas de lluvia intensa para que las calles se inunden, los sistemas de evacuación colapsen y el agua –ese recurso cada vez más escaso– termine como escurrimiento sucio perdido en el alcantarillado. Solo un ejemplo de esto fue el sistema frontal que azotó a Chile en junio de 2024 y que dejó miles de damnificados en nueve regiones del país (DW, 2024), evidenciando una infraestructura urbana vulnerable frente al cambio climático.
Sin embargo, este escenario también es una oportunidad urgente de repensar y transformar cómo nuestras ciudades gestionan el agua, tomando experiencias exitosas. Ciudades como Bogotá, Copenhague, Barcelona o Melbourne ya han invertido en Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) para hacer frente a lluvias extremas, combinando canales verdes, techos vivos, corredores ecológicos, prácticas agroecológicas urbanas y jardines de lluvia. En Chile, aunque estamos en etapa incipiente, ya existen señales de avance.
En la comuna de Peñalolén, en plena Región Metropolitana, se implementó en 2024 un jardín de lluvia, gracias al financiamiento del Gobierno de Santiago, el apoyo de la Municipalidad de Peñalolén, el liderazgo de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile y el apoyo experto del Centro de Estudios Agua Tierra. ¡Y funciona! Esta infraestructura verde de 450 m2 permite capturar cerca de 3.500 m3 de agua lluvia anual, que antes escurría por Avenida Sánchez Fontecilla con calle Central, filtrándola de forma natural a través de vegetación y sustratos permeables, facilitando su infiltración al acuífero, lo que ha logrado recuperar una función esencial en un territorio que enfrenta una crisis hídrica prolongada.
La experiencia de Peñalolén es un ejemplo concreto de cómo una SbN puede cumplir múltiples funciones con una sola intervención, captando el agua directamente desde la calzada, con costos de mantenimiento considerablemente más bajos que las soluciones tradicionales basadas en hormigón, reduciendo la escorrentía superficial y los problemas de inundación que afectan a las personas que viven alrededor. Esto permite integrar vegetación nativa que promueve la biodiversidad y valor paisajístico, pudiendo además ser utilizados como aula pedagógica para la educación ambiental de la comunidad. Esta es una estrategia simple pero poderosa: en vez de evacuar rápidamente el agua, la ciudad la retiene, la limpia y la devuelve al ciclo hídrico natural.
Replicar este tipo de iniciativas –como ya lo ha hecho Providencia y Renca– no es solo una decisión técnica, sino una declaración política: significa que estamos dispuestos a trabajar con la naturaleza, y no contra ella, reconociendo que cada calle puede convertirse en parte de la solución. Es hora de pensar en verde, actuar con inteligencia y planificar una ciudad preparada para enfrentar el futuro; apostando por SbN que regeneran el ciclo hídrico urbano. Chile requiere de más naturaleza en la ciudad, no solo por estética, sino por necesidad.

Freddy Mora | Imprimir | 93